Los padres toman todo tipo de decisiones importantes que afectan la vida de su hijo: dónde vivir, a qué escuela ir, qué comer. Las vacunas son una forma poderosa en la que los padres asumen el control de la salud de sus hijos y les brindan las mejores probabilidades de crecer y convertirse en jóvenes adultos saludables.
Las vacunas mantienen a los niños libres de virus y bacterias peligrosas que siguen propagándose en Estados Unidos y en muchas otras partes del mundo.
La vacunación ha reducido mucho o casi eliminado muchos virus y bacterias peligrosas, tales como la polio, la meningitis y la neumonía. Pero algunos siguen estando a tan solo un viaje de avión de distancia. En algunas partes del mundo, las enfermedades como el sarampión se siguen propagando; los bebés y niños que no estén vacunados pueden contraerlo con facilidad.
Brotes de sarampión recientes:
En 2017, más de 21.000 personas en Europa sufrieron de sarampión; por esa causa fallecieron al menos 35 niños. Un brote en EE. UU. en 2014 provocó que se registraran 667 casos en 27 estados, la mayor cantidad desde el año 2000, cuando se había considerado al sarampión erradicado del país.
Vacunar a nuestros hijos es la mejor manera de mantenerlos libres de infecciones cuando se exponen a estos gérmenes.
Los virus y las bacterias son impredecibles. Las vacunas pueden controlar esas amenazas.
No es posible controlar a qué enfermedades se expone su hijo ni qué tan grave será su caso si contrae la enfermedad.
¡No subestime la gravedad de la varicela!
La mayoría de los niños no vacunados que contraen varicela se recuperan totalmente. Pero la varicela puede tornarse grave, y hasta potencialmente mortal a veces, en particular para los bebés, las mujeres embarazadas, los adolescentes y las personas con sistemas inmunitarios débiles. Incluso los niños sanos pueden sufrir complicaciones graves, y algunos podrían morir. Otros tal vez sufran problemas de salud por el resto de sus vidas, como convulsiones y discapacidad intelectual.
Vacunar a su hijo contra las enfermedades infecciosas lo protege contra la amenaza que representan estos bichos impredecibles cuando entran en el cuerpo del niño.
Las vacunas construyen un muro protector en torno a su familia y su comunidad.
Cuando vacuna a su hijo, está además protegiendo a su familia y a sus amigos que podrían contraer la enfermedad. Esto es de particular importancia para personas que no pueden recibir determinadas vacunas, entre las que se incluyen los bebés, las mujeres embarazadas, los abuelos muy mayores y las personas cuyos sistemas inmunitarios están debilitados por determinados medicamentos o afecciones.
Las vacunas fortalecen la inmunidad natural de su hijo.
Usadas en su versión más pequeña pero más eficaz, las vacunas refuerzan las defensas naturales del niño contra las enfermedades. Las vacunas entrenan el sistema inmunitario a identificar y combatir bacterias y virus peligrosos que invaden el cuerpo.
Esto ayuda a prevenir la necesidad de tomar medicamentos fuertes y someterse a procedimientos complicados, tales como:
Antibióticos. Desde la presentación de la vacuna antineumocócica en el año 2000, ha reducido en un 99 % las enfermedades potencialmente mortales relacionadas con este tipo de bacteria, como la meningitis y la neumonía. La vacuna, además, conduce a una disminución de las infecciones de oído, la afección que con más frecuencia se trata con antibióticos en niños. La prevención de estas infecciones ayuda a que los niños no necesiten tantos antibióticos. También resulta en menos infecciones que se tornen resistentes a los antibióticos.
Pruebas médicas invasivas. Antes de la vacuna Hib, disponible desde 1991, alrededor de 12.000 niños contrajeron una enfermedad por Hib ―entre las que se incluye la meningitis― cada año en los EE. UU. Cuando un bebé no vacunado muestra síntomas de meningitis, los médicos le hacen una "punción lumbar" para analizar el líquido cefalorraquídeo y así detectar la enfermedad. Por suerte, prácticamente no es necesario hacer esa prueba en los bebés vacunados.
Hospitalizaciones. Las vacunas ayudan a prevenir la necesidad de estadías en el hospital. Durante la temporada de gripe 2015-2016, por ejemplo, 310.000 personas se enfermaron tan gravemente que necesitaron tratamientos en el hospital.
Cirugías. A los niños que contraen infecciones de oído, por ejemplo, a la larga hay que colocarles tubos en los tímpanos para drenar el líquido y ayudar a salvar la audición y el desarrollo del habla. Gracias a la vacuna antineumocócica, son menos los niños que necesitan este y otros tipos de cirugía, incluyendo tubos torácicos por infecciones pulmonares.
Las vacunas son una inversión en la salud de su hijo y el bienestar de su familia.
Las vacunas ayudan a proteger la economía de su familia al evitar facturas médicas costosas y días de trabajo perdidos. De hecho, se calcula que, por cada dólar gastado, las vacunas ahorran más de $5 en costos directos y alrededor de $11 en costos adicionales a los contribuyentes.
Recuerde...
Las vacunas son uno de los grandes descubrimientos de la medicina; se estima que salvan 42.000 vidas al año en EE. UU. Vacunar a su hijo ahora ayudará a ofrecerle una vida sin enfermedades prevenibles por vacunación.
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