Por Jody Thomas, PhD, y David K. Becker, MD, LMFT, FAAP
Muchos padres postergan los controles porque temen cómo podría actuar su hijo cuando necesita recibir una inyección. Si su hijo, o usted, le temen al dolor de recibir una vacuna, no están solos. Al menos dos tercios de los niños y un cuarto de los adultos les tienen miedo a las agujas.
Existen formas simples de ayudar a que recibir un pinchazo sea una experiencia positiva, tranquila e incluso indolora. De hecho, usted puede seguir algunos pasos sencillos, y posiblemente así a su hijo no le molesten en absoluto las vacunas.
Ayude a su hijo a sentirse más en control
Es natural querer esperar hasta el último minuto en el camino a la clínica para decirle a su hijo que va a recibir una inyección. Si bien quizás piense que está ayudando a evitar el estrés, esto les genera más estrés tanto a usted como a él. Estar preparados allana el camino para una mejor experiencia.
- Use palabras que creen una historia positiva sobre su experiencia. Las palabras son importantes. Pruebe usar palabras más neutrales como "presión", "pellizco", "pinchazo" y "vacuna" en lugar de "dolor" e "inyección". Por ejemplo: "Nos toca ir al médico y recibir un medicamento que ayuda a que te mantengas saludable" suena distinto a "Tenemos que ir al médico para que te den una inyección".
- Hágale saber que entiende sus preocupaciones. Esto es incluso más importante si ya se siente nervioso o ansioso. Decirles a los niños "no es algo tan importante" o "no te preocupes" puede hacerles sentir que no entiende lo que están sintiendo y, de hecho, puede empeorar su ansiedad.
- Puede hacer que su hijo sienta que le escucha, a la vez que le ayuda a afrontar la situación. Diga algo como: "¡Lo sé! No es muy divertido. No tienes muchas ganas de hacerlo, ¿verdad? Te entiendo. Por eso vamos a hacer un plan para que puedas estar más cómodo y sentir que tienes el control". Esto puede ayudar a su hijo a sentir que usted le escucha y que está allí para lo que necesite. Le está haciendo saber que sus preocupaciones son razonables y que es posible hacer algo al respecto. Estas acciones nos ayudan a todos a manejar mejor nuestra ansiedad.
- Y no pida perdón. Pedimos perdón cuando hacemos algo malo. Ocuparse de la salud de su hijo no es nada malo.
- Dele una buena razón por la cual necesita vacunarse. Saber el por qué puede motivar a su hijo. Puede explicarle: "Te vacunas porque eso te protege para evitar que te enfermes y te mantiene saludable". Si el niño es mayor, usted puede decir: "Porque ayuda a tu cuerpo a desarrollar inmunidad para luchar contra infecciones dañinas". Señalar que están haciendo algo bueno para la comunidad también puede ser efectivo.
Hagan un plan
Antes de ir, haga un plan claro con su hijo y esté preparado para compartirlo con su proveedor médico. A veces, las personas piensan que someterse a un procedimiento médico significa renunciar al control. Pero sentirse fortalecido por tener un plan es una opción y hace que la experiencia sea mucho mejor. Cuando las personas saben cómo enfrentarse a un desafío, es más fácil que sientan que tienen el control de la situación.
Incluso existen guías aplicables a los niños para ayudarle a planificar lo que su hijo desea hacer para estar más cómodo y cómo evitar sentir dolor por el pinchazo. Aquí le damos algunas ideas.
- Consuelo: Si a su hijo le gusta la idea de que le sostengan, hay muchas maneras en las que usted y su hijo se pueden sentar que le mantienen seguro y quieto y le permiten sentir el consuelo de su contacto y su cercanía. Su contacto y la posición de consuelo cambian la manera en que el cuerpo procesa las señales de dolor. También puede funcionar con niños mayores. Nota: nunca se debe sujetar a los niños contra su voluntad para realizarles procedimientos médicos.
- Cremas y aerosoles anestésicos: Consúltele a su médico las opciones (en inglés) de cremas, parches o aerosoles refrescantes anestésicos de venta libre o recetados. Siga las indicaciones para saber cuándo aplicarlos. Algunos tardan aproximadamente 30 minutos en hacer efecto.
- Vibración: La mayoría de las personas no se dan cuenta de que el dolor, en realidad, está "en nuestra cabeza". Cuando nuestro cuerpo percibe una posible amenaza, envía una señal de advertencia por nuestros nervios al cerebro. Pero hay formas de impedir que la señal llegue a nuestro cerebro. Una forma es mediante el uso de vibración sobre la piel para crear un atasco en el sistema nervioso. Cuando colocamos una herramienta de vibración sobre el brazo (o la pierna, para los niños más pequeños) justo arriba de donde se aplica la inyección, esto detiene la señal, cambia la sensación y evita el dolor.
- Distracción: Usted sabe cuán difícil puede ser llamar la atención de su hijo cuando está profundamente concentrado en un video o jugando un juego en su teléfono inteligente. Use la misma herramienta para desviar su atención de la ansiedad y el dolor. Permítale elegir lo que quiere hacer para distraerse antes y durante la vacuna. Algunas ideas incluyen contar una historia, leer un libro, cantar una canción y mirar videos graciosos.
- Respirar profundamente: Haga que su hijo practique inhalar y exhalar de forma relajada y lenta. Esto le tranquilizará y disminuirá la reacción de su cuerpo al dolor. Puede ayudarle al respirar junto con él. Hacer burbujas o soplar un molinete también puede ayudar a ralentizar su respiración y distraerle de la vacuna.
Asegúrese de informarle al médico que usted y su hijo han hablado sobre las opciones y comparta su plan con él.
Cuando la ansiedad es demasiada
Para la mayoría de los niños y los adultos, estas estrategias son suficientes para lograr la sensación de control que necesitan para sentirse tranquilos y seguros durante los procedimientos médicos. Sin embargo, para algunos niños y adultos, la ansiedad puede ser demasiado abrumadora. Es posible que necesiten más ayuda para superar su experiencia negativa en el pasado. Si es así, busque el apoyo de un profesional de la salud mental o especialista en vida infantil.
Tenga en cuenta que cómo se siente usted tiene un gran impacto en cómo reaccionará su hijo durante un procedimiento médico. El estrés es contagioso, pero también lo es la tranquilidad.
Usted es quien conoce mejor a su hijo
Algunos padres no hablan porque se sienten intimidados, o porque el médico o el enfermero no les preguntan. Temen que hablar hará que alguien se enoje. Está bien hablar cuando usted sabe qué es lo que funciona mejor para su hijo. ¡Su pediatra necesita y desea escuchar su opinión! Todos queremos lo mismo: tener la mejor experiencia posible. Mejora las cosas ahora y establece las bases para que su hijo se sienta bien toda la vida acerca de su atención médica.
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Sobre los autores
David K. Becker, MD, LMFT, FAAP, es profesor clínico y director médico de Medicina Integrativa Pediátrica en el Centro Stad para el Dolor Pediátrico, Medicina Paliativa e Integrativa de la Universidad de California en San Francisco. Es miembro de la Sección de Medicina Integrativa de la American Academy of Pediatrics (AAP).
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Jody Thomas, PhD, es psicóloga de la salud clínica especializada en enfermedades y traumas médicos pediátricos y experta en dolor pediátrica de fama internacional. Es fundadora y directora ejecutiva de la Meg Foundation, una organización sin fines de lucro dedicada a capacitar a los niños y las familias para prevenir y aliviar el dolor. Es profesora adjunta de la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford.
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