Por Elizabeth Murray, DO, MBA, FAAP
Los niños son curiosos y les encanta meterse las cosas en la boca. Explorar cómo se sienten y saben los objetos es parte de la forma en la que aprenden acerca del mundo que los rodea. La curiosidad constante de los niños es lo que plantea todas las grandes (y a veces tontas) preguntas y la creatividad, pero también puede conducir a problemas.
Algunos días, en mi rol de médica de emergencias, siento que lo he visto todo. Desde un malvavisco trancado en las vías respiratorias de un niño hasta otro niño envenenado por plomo tras tragarse un juguete pequeño para que no lo agarrase su hermanito. A veces, estas emergencias nos tocan muy de cerca.
La historia de los Gillan, que se incluye a continuación, puede ser difícil de leer, pero nos ilustra lo importante que es que hagamos todo lo posible por mantener seguros a nuestros hijos.
La historia de Maisie, ¿qué tan común es?
Sabemos que cerca de 50.000 niños estadounidenses se presentan al Departamento de Emergencias cada año por haber tragado algo potencialmente peligroso. La buena noticia es que la mayoría de esos niños vuelven a casa sin haber sufrido ningún daño grave. La noticia que asusta es que alrededor de 9.000 niños necesitan hospitalización y algunos, como Maisie, mueren de intoxicación.
Los medicamentos son cosas poderosas que salvan vidas, pero también pueden ser peligrosos, en especial para los bebés, los niños y los adolescentes.
Piense en “guardar en lo alto"
La mejor manera de proteger a los niños de un envenenamiento accidental es guardar los medicamentos de manera segura. Ponga en práctica estos consejos para evitar que los niños encuentren los medicamentos que haya en su casa:
Guarde todos los medicamentos en un armario o estante alto, totalmente fuera de la vista de un niño. En casi la mitad de los casos de envenenamiento con medicamentos de venta libre, el niño se trepó a una silla, a un juguete o a otra cosa para llegar al medicamento.
Guarde los medicamentos en sus recipientes originales, con tapas a prueba de niños.
Si hay sustancias controladas (como medicamentos recetados para el dolor o medicamentos para el TDAH), trate de usar una caja con llave para más seguridad.
Lleve un control de cuántas píldoras hay en el frasco y anote en la etiqueta la fecha en la que empieza a tomarlas. De esta manera, si se cayeran las píldoras, sabrá si falta alguna.
Cuando administre medicamentos a su hijo, inclínese sobre una encimera o una mesa. Esto ayudará a contener (prevenir) los posibles derrames.
Todo medicamento puede ser peligroso, por lo que debe tratar todos los productos con el mismo respeto. Nos preocupan los opiáceos, pero algunos medicamentos para la presión arterial y la diabetes pueden ser mortales para un bebé que trague una sola píldora.
Si se derramara un medicamento, aspire o barra el área como precaución adicional para asegurarse de pasar algo por alto.
Deseche los medicamentos sin usar, en especial los opiáceos, en farmacias, programas para la devolución de fármacos o consultorios médicos.
Aprenda primeros auxilios básicos y tenga el número del Centro de Intoxicaciones (1-800-222-1222) guardado en su teléfono.
Acostúmbrese a guardar los medicamentos de manera segura, comenzando tan pronto como nazca su bebé.
Esa mañana terrible
Hace años que conozco a la familia Gillan. La mañana en la que murió Maisie, yo era la médica de guardia del equipo que estudia todas las muertes infantiles imprevistas. Empezó a sonar el teléfono. Primero llamaron los investigadores, preguntando si estaban omitiendo algo. Su habitación estaba en perfectas condiciones, se cumplían todas las pautas de sueño seguro, la casa era absolutamente segura para los niños.
Luego llamó mi madre, tan pronto se enteró. Como conocía tan bien a la familia, puede que esta haya sido la llamada más difícil de atender. Una bebita maravillosa, feliz, sana y tan amada había fallecido, y la familia estaba devastada.
Tuve el honor de que me regalaran un “prendedor (broche) de Maisie", el que uso en mi bata blanca. Me sirve para iniciar las conversaciones con las familias sobre la prevención de envenenamientos para que tratar así de evitar el sufrimiento de otras familias.
Información adicional:
Sobre la Dra. Murray
Elizabeth Murray, DO, MBA, FAAP, cuenta con certificaciones de la Junta en Pediatría y Medicina Pediátrica de Emergencia. Es profesora adjunta en los Departamentos de Pediatría y Medicina de Emergencia en la Universidad de Rochester. Antes de entrar a la facultad de medicina, la Dra. Murray completó un MBA en la Facultad de Administración de Empresas Simon de la Universidad de Rochester. La designaron vocera oficial de la American Academy of Pediatrics en 2014 y podemos verla regularmente en Good Day Rochester, ABC Affíliate Rochester, NY.
Información sobre la familia Gillan
Adam y MaryBeth Gillan viven en Rochester, NY con sus tres hijos: Rhona (en la foto), Maisie (en la foto) y Conway (no está en la foto). Adam trabaja en la industria de bienes de consumo envasados y es egresado de la Universidad de Villanova (BS) y de la Universidad de Rochester (MBA). MaryBeth es egresada de SUNY Brockport y divide su tiempo entre el hogar y el entrenamiento personal. Tanto Adam como MaryBeth siguen cumpliendo con sus labores de padres de Maisie a través del trabajo de abogacía a todo nivel, para lograr mejores normas de control de envenenamiento, envases seguros de fármacos y seguridad infantil.