Los estudios revelan que uno de cada cuatro niños será víctima del abuso, negligencia y maltrato, y que cerca de 1.700 niños mueren por esta causa todos los años.
En un nuevo informe clínico titulado, "Atención médica pediátrica continua para niños que han sido maltratados" (en inglés) en el número de abril de 2019 de Pediatrics, la America Academy of Pediatrics señala que los niños que han sido maltratados necesitan que su proveedor de atención médica primaria realice evaluaciones más frecuentes y que deben recibir más atención y consideración.
Los niños que son maltratados se enfrentan a muchos obstáculos, tales como lesiones y retrasos del crecimiento debido a trauma craneal, tendencia a resultados bajos del coeficiente intelectual (CI), mayores índices de obesidad, trastornos alimentarios, y más probabilidad de participar en comportamientos de riesgo, como fumar, uso de drogas, consumo frecuente del alcohol y consumo de alcohol compulsivo (ebriedad).
"Los pediatras muchas veces son las únicas personas en las vidas de los niños víctimas del abuso y negligencia que pueden de forma adecuada controlar las consecuencias en su desarrollo físico y emocional, y ofrecer apoyo y guía a las familias de estos niños", dijo Emalee G. Flaherty, MD, FAAP, autor principal del informe y copresidente del Consejo sobre el Abuso y la Negligencia Infantil de la AAP. "Este informe reconoce que incluso cuando los niños son separados de situaciones de abuso, y ubicados en un hogar de acogida, muchos de ellos regresan a sus familias con malos comportamientos y trauma de esos lugares".
La AAP recomienda a los pediatras que:
Aboguen por comunidades y entornos más seguros y por programas que fortalezcan el apoyo económico para las familias para mitigar los efectos negativos y el estrés tóxico.
Ofrezcan atención adicional, 3 visitas en 3 meses y cada 6 meses después de ocurrido el maltrato y el regreso al hogar de un lugar de acogimiento, sabiendo que 60 por ciento de los casos vuelven a ocurrir.
Coordinen con los programas de las escuelas y la comunidad para ayudar a fomentar relaciones de apoyo para los niños victimizados, entre otras pautas.
La AAP hace un llamado para realizar más investigación sobre estrategias que pudieran reducir la violencia en las comunidades.
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