No es suficiente entender los hitos (logros) del desarrollo del crecimiento y el proceso de maduración de las aptitudes para las actividades deportivas. Tampoco es suficiente apreciar el desarrollo químico que afecta la aptitud. Sí, todos los cambios físicos, los cambios químicos y las secuencias del desarrollo deben tenerse en cuenta e incorporarse a los desafíos de logros y rendimiento en la experiencia deportiva de los jóvenes. Aún así, todos estos ingredientes no son suficientes para cocinar la enchilada. Se necesita más que lo imprescindible para completar el menú: el arroz, los frijoles y la salsa.
El desarrollo de las aptitudes mentales (psicológicas) también es sumamente importante para estos jóvenes y constituye la tercera parte de los tres componentes que unidos influyen sobre el potencial deportivo de su hijo. Las 3 cosas tienen una importancia fundamental y, de verdad, una no puede funcionar al máximo sin que las otras 2 anden bien. Su hijo puede estar listo para una competencia intensa desde el punto de vista del control muscular, la técnica y el nivel de habilidad pero no desde el punto de vista mental o emocional. Su hijo puede haber dominado ya el modo de integrar las aptitudes con los procesos químicos en la maduración de la velocidad, la fuerza y la resistencia, pero seguir siendo inseguro o inmaduro en lo que respecta al avance en los niveles de desempeño. Si el niño se enfrenta a competencias y entrenamiento fuerte antes de estar listo desde el punto de vista del desarrollo psicológico, los resultados pueden ser desastrosos. Si los padres, entrenadores, maestros e instructores entienden estos principios y saben unir los puntos, sin duda estamos en camino a una experiencia deportiva positiva para todas las partes involucradas.