Por S. Kristen Sexson Tejtel, MD, PhD, FAAP, MPH, FAAP y Alan Riley, MD, FAAP
Enfermedad cardíaca congénita es el término que se utiliza para los defectos que afectan al corazón y que están presentes en el nacimiento (congénitos). Si su hijo tiene una enfermedad cardíaca congénita, esto significa que hay un problema en la estructura de su corazón o en su funcionamiento.
Hay muchos tipos diferentes de enfermedad cardíaca congénita. Algunos son simples y no necesitan tratamiento. Otros son más complejos y podrían necesitar medicamentos o cirugía.
¿Por qué la enfermedad cardíaca congénita aumenta el riesgo de obesidad en niños?
Los niños con enfermedad cardíaca congénita tienen mayor riesgo de tener sobrepeso y
obesidad. Esto puede ocurrir por varios motivos, incluidos los siguientes:
Necesidad de más calorías en la edad temprana: los bebés con enfermedad cardíaca congénita suelen tener problemas para ganar peso, ya que queman más energía al respirar más rápido y tratar de comer. Para ayudarles a crecer, se les da fórmula alta en calorías o suplementos. Pero después de la cirugía o con el tiempo, a medida que los síntomas de su hijo mejoran, los padres muchas veces siguen utilizando la misma alimentación alta en calorías.
Presencia de factores de riesgo comunes: se demostró en estudios que ciertos grupos de niños tienen más riesgo de padecer obesidad, incluidos aquellos con las siguientes características:
tienen un índice de masa corporal (IMC) entre el percentil 85.° y el 95.°
tienen antecedentes familiares de obesidad en uno o ambos padres
aumentan de peso más rápido de lo que crecen en estatura cuando son jóvenes o tienen un IMC que aumentó rápidamente antes de los 7 años
tienen un aumento de peso excesivo en la adolescencia
eran muy activos y se volvieron inactivos
en general son inactivos, especialmente los adolescentes
Muchos niños con enfermedad cardíaca congénita están en uno o más de estos grupos.
Restricciones al ejercitarse: en el pasado, los médicos solían limitar la actividad física de los niños y adolescentes con enfermedad cardíaca congénita. Desafortunadamente, los niños que empiezan un estilo de vida inactivo tienen más probabilidades de seguir así. Ahora los expertos saben que el ejercicio y el juego activo tienen muchos beneficios y que son seguros para la mayoría de los niños con enfermedad cardíaca congénita. Incluso cuando esté aprobado por el médico, los padres pueden preocuparse sobre de qué manera el ejercicio afectará a su hijo. También puede ser difícil para los niños empezar a moverse, cuando al principio se les dijo que limiten su actividad.
Mantener un peso sano
Su pediatra controlará el peso de su hijo para asegurarse de que esté en un rango saludable. Si su hijo está aumentando de peso muy rápido, el médico hablará con usted para hacer algunos cambios de estilo de vida. Esto incluye cambios en la
dieta, ejercicio y reducción de la
inactividad.
Llevar una dieta saludable
Las recomendaciones dietéticas para niños y adolescentes con enfermedad cardíaca congénita (CHD, por sus siglas en inglés) son las mismas que para cualquier niño. Tenga en cuenta estas pautas cuando planifique las comidas.
Aumente la fibra alimenticia en la dieta de su hijo al menos 14 g por cada 1000 calorías. Entre las comidas que contienen fibra, están las siguientes:
Frutas y verduras frescas
Alimentos con granos enteros, como arroz integral, pasta integral, maíz, arvejas y panes
Disminuya el consumo de grasa alimenticia de su hijo a menos de un 30% de su consumo de calorías diario. Existen algunas maneras simples de disminuir la grasa, como las siguientes:
Elija complementos con menos contenido de grasa o sin grasa, como queso parmesano gratinado con bajo contenido de grasa, salsa, queso
cottage con hierbas, salsa de carne sin grasa/con bajo contenido de grasa, crema agria con bajo contenido de grasa, aderezo para ensaladas con bajo contenido de grasa o yogur.
Escoja carnes magras, como pollo y pavo sin piel, pescado, cortes magros de vaca (peceto, solomillo, cuarto delantero, lomo y carne de vaca molida magra, con no más del 15% de contenido de grasa) y cortes magros de cerdo (solomillo, chuletas, jamón). Compre carne de vaca cuyos grados de calidad sean "preferido" o "selecto" en lugar de "óptimo". Retire toda la grasa visible. Quite la piel de las aves de corral cocinadas antes de comerlas.
Incluya aceites saludables, como el aceite de canola u oliva en la dieta de su hijo. Elija los aceites vegetales sin grasas trans hechos de canola, maíz, girasol, soja u oliva.
Utilice aerosoles vegetales antiadherentes cuando cocine.
Siga utilizando métodos de cocción sin grasa, como horneado, asado, asado a la parrilla, hervido o cocido al vapor cuando cocine carne, aves de corral o pescado.
Limite su colesterol a menos de 300 mg al día. Esto significa limitar los lácteos enteros, la carne roja y procesada, los alimentos fritos y los horneados.
Limite el sodio a menos de 2500 mg al día.
Elimine o limite las
bebidas azucaradas a menos de 4 onzas al día. En cambio, anime a su hijo a beber agua.
Familiarícese con los tamaños reales de las porciones. Por ejemplo, un trozo de pan es una porción, no dos (si bien usamos dos en los sándwiches).
Lea las
etiquetas de información nutricional en los envases de alimentos para encontrar alimentos con menos cantidad de grasas saturadas por porción. A medida que elija, preste atención al tamaño de la porción. Recuerde que los porcentajes de valores diarios en las etiquetas de alimentos se basan en tamaños de porciones y niveles de calorías para personas adultas. Deberá adaptarlos a su hijo.
Mantenerse activo
Todos los niños y adolescentes, incluidos los que tienen enfermedad cardíaca congénita, deben participar de manera regular en actividades físicas y deportes. Los profesionales médicos recomiendan que los niños realicen
60 minutos de juegos con actividad física o deportes por día, todos los días.
La actividad física regular ayuda a prevenir el aumento de peso y el inicio temprano de la enfermedad cardíaca en adultos, como ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares. Muchos estudios demuestran que el ejercicio también ayuda a prevenir la diabetes, la presión arterial alta y el colesterol alto. La mayoría de los niños con enfermedad cardíaca congénita viven bien hasta la edad adulta. Pero cuando usted tiene enfermedad cardíaca congénita, su corazón puede dañarse más fácilmente a causa de obesidad, presión arterial alta y diabetes. Por esta razón, el ejercicio regular es tan importante para todas las personas con enfermedad cardíaca congénita.
La mayoría de los niños con enfermedad cardíaca congénita no necesita restricciones para la actividad física. Sin embargo, algunos sí. Si su hijo está tomando anticoagulantes o si tiene dispositivos implantables frágiles, ritmo cardíaco anormal, función cardíaca deprimida o disminución del flujo sanguíneo al corazón durante el ejercicio, su médico puede recomendar restringir ciertas actividades.
Su
cardiólogo pediátrico puede recomendarle las mejores actividades físicas para su hijo en sus visitas, incluso si necesita restringir actividades. Asegúrese de consultar con su cardiólogo antes de que su hijo empiece un nuevo deporte o rutina de ejercicios.
Cómo hacer que la actividad sea prioritaria
La actividad física diaria es esencial para todos, incluso para los niños y adolescentes con enfermedad cardíaca congénita. Así es como usted puede mejorar los niveles de actividad de su hijo:
Asegúrese de que su hijo haga al menos una hora de actividad de moderada a vigorosa todos los días. Debe hacer actividad energética vigorosa al menos 3 días a la semana.
Limite el tiempo frente a la pantalla (computadora, videojuegos, televisión, tableta, teléfono inteligente, etc.) a no más de 2 horas de programas de calidad al día.
Mantenga los televisores, los dispositivos electrónicos y las pantallas fuera de la habitación de su hijo.
Apoye las recomendaciones de educación física diaria en la escuela de su hijo.
Cree un estilo de vida activo
En el mundo ocupado de hoy, es cada vez más difícil que los niños jueguen y corran afuera todos los días. Eso hace que los deportes organizados y las actividades de ejercicio sean buenas opciones. Deje que su hijo participe en la elección de una actividad o deporte que quiera probar. Si lo disfruta, querrá seguir haciéndolo.
Planificar actividades con amigos también puede animar a su hijo a mantenerse activo. Los deportes en equipo son muy buenos para ejercitarse con amigos. Que miembros de la familia participen también puede dar buenos resultados. Realicen caminatas familiares, excursiones o paseos en bicicleta. Hagan un video de ejercicios o estiramientos juntos. Pongan un videojuego de baile divertido. Prueben jugar a los bolos en familia, patinaje sobre ruedas o juegos de simulacro de pistolas láser.
Otra forma de hacer que el ejercicio sea divertido es usar contadores de pasos portátiles o monitores de la frecuencia cardíaca. La mayoría de los dispositivos permiten establecer objetivos. Esto alienta a que realice más actividad física. Su hijo podría estar inspirado para ver cuántos pasos ha caminado en un día o por cuánto tiempo se ha elevado su frecuencia cardíaca durante el ejercicio.
Recuérdele que los deportes y el ejercicio deben ser divertidos. Será más probable que los niños hagan ejercicio o participen en deportes que disfrutan. El objetivo es establecer un hábito para realizar ejercicio de manera regular toda la vida. Forzar que su hijo haga ejercicio que no disfruta o que no le parece gratificante no durará. Sea creativo y encuentre formas para salir y divertirse haciendo ejercicio.
Más información
Acerca de la Dra. Sexson Tejtel
S. Kristen Sexson Tejtel, MD, PhD, MPH, FAAP, es cardióloga pediátrica con interés en la imagenología cardíaca y la enfermedad cardíaca adquirida en niños. Dentro de la American Academy of Pediatrics, la Dra. Sexson Tejtel integra el
Departamento de Cardiología y Cirugía Cardíaca y el Comité de Comunicaciones y Publicaciones.
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Acerca del Dr. Riley
Alan Riley, MD, FAAP, cardiólogo pediátrico en Texas Children's Hospital/Baylor College of Medicine, integra el Departamento de Cardiología y Cirugía Cardíaca de la American Academy of Pediatrics.
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