Por: Tiana S. Woolridge, MD, MPH, FAAP
La actividad física hace bien a los niños. Los ayuda a fortalecerse, a aprender nuevas habilidades y a conocer el valor del trabajo en equipo. Pero por muchas precauciones que tomen sus padres, entrenadores y maestros, los jóvenes deportistas corren el riesgo de lesionarse.
Cada año, más de 3.5 millones de niños en Estados Unidos reciben tratamiento por lesiones relacionadas con el deporte. Son ejemplos habituales los
tobillos torcidos, los
huesos rotos, las
conmociones cerebrales, la rotura o el estiramiento de los
ligamentos y
los dientes rotos o flojos. Sin importar si practican deportes de alto impacto, como el hockey y el fútbol, o actividades de bajo contacto, como la danza, el atletismo o la natación, los niños pueden sufrir lesiones, y de hecho las sufren.
Como padre o cuidador, ¿qué debe saber sobre los deportes y la salud? Aquí tiene consejos, técnicas y perspectivas que lo ayudarán a sentirse mejor preparado para ayudar a su hijo.
¿Cómo se producen las lesiones deportivas en niños y adolescentes?
Aunque pensemos que los niños son fuertes y resistentes, sus cuerpos pueden sufrir desgastes, desgarros y traumatismos al igual que los nuestros. De hecho, los jóvenes son aún más propensos a sufrir lesiones deportivas porque sus cuerpos todavía están creciendo.
Un ejemplo de esto son las lesiones que se producen por
movimientos repetitivos. Un joven basquetbolista que entrena durante horas cada semana podría hacer los mismos movimientos de brazo cientos de veces, lo que causa daño a los músculos, tendones o nervios. (Los adultos también sufren estas lesiones, pero debido a que sus cuerpos están completamente desarrollados, los riesgos son relativamente menores).
Otras lesiones ocurren cuando los niños no usan el equipo de protección de la manera correcta o lo omiten por completo.
Por ejemplo, pueden producirse lesiones cerebrales cuando los
cascos no se colocan correctamente (o se dejan fuera de juego). Los
dientes permanentes pueden astillarse, agrietarse o caerse cuando no se colocan protectores bucales. Las lesiones oculares pueden ser comunes si no se usan
gafas protectoras en ciertos deportes.
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A continuación, le presentamos formas en las que puede sentirse mejor preparado para una emergencia deportiva y el proceso de curación que su hijo deberá seguir.
Sepa cuándo buscar atención de emergencia por una lesión deportiva
Acuda a la
sala de emergencias más cercana si a su joven deportista le ocurre lo siguiente:
Tiene dificultades para respirar
Está inconsciente, confundido o débil después de un fuerte golpe o una caída
Presenta sangrado abundante o tos con sangre
Muestra signos de huesos, dientes o articulaciones rotos
Es incapaz de apoyar peso en una pierna o caminar sin dolor
Tiene entumecimiento, hormigueo, debilidad o sensación de frío en cualquier parte del cuerpo
Experimenta
latidos cardíacos rápidos que no disminuyen
Tener una copia de las tarjetas del seguro de su hijo facilitará las cosas en caso de emergencia. Después de que evalúen a su hijo, escuche atentamente todas las instrucciones sobre los cuidados de seguimiento. Asegúrese de avisar al médico regular de su hijo para que pueda ofrecerle un tratamiento continuado.
Sepa cómo tratar la hinchazón y el dolor en casa
Muchas lesiones deportivas deben tratarse con descanso, hielo, compresión y elevación (RICE, por sus siglas en inglés). Coloque una bolsa de hielo en la zona lesionada durante 15 a 20 minutos varias veces al día y, a continuación, envuelva la zona con un vendaje de compresión. Eleve la pierna, el pie, el brazo o la mano lesionados por encima del nivel del corazón del niño con almohadas o cojines para aliviar la hinchazón. Si su hijo quiere moverse más de lo que usted considera seguro, recuérdele que el reposo forma parte de la recuperación.
Ofrezca apoyo emocional
Las lesiones deportivas afectan al cuerpo y también a la mente, así que piense en cómo puede ayudar a su hijo a afrontar las emociones difíciles. Los deportistas jóvenes suelen sentirse frustrados, tristes o ansiosos cuando no pueden seguir jugando. Podrían preocuparse por no volver a disfrutar del deporte o asumir que "su vida está arruinada". (Los deportistas de la escuela secundaria que esperan jugar en la universidad podrían correr un riesgo especial de tener estos pensamientos).
Puede ayudar a su hijo hablando abiertamente sobre lo ocurrido y escuchando sus preocupaciones sin juzgarlo. Evite comentarios que sugieran que él (u otra persona) podría haber evitado la lesión. Culpar a alguien podría desencadenar sentimientos de culpa, ira o impotencia que no ayudarán a su hijo a recuperarse. En su lugar, hágale saber que estará con él en todo momento durante el proceso de recuperación.
Los deportistas de todas las edades pueden sufrir
ansiedad, depresión (o ambas) después de una lesión. Si ve señales de que la salud mental de su hijo se está deteriorando, hable con el médico. Las pruebas de detección pueden ayudar a determinar si es necesario un tratamiento específico. Las prácticas como la visualización, la conciencia plena y la respiración pueden ser útiles, junto con la medicación y la terapia de conversación, según corresponda.
Colabore estrechamente con los profesionales de atención médica
Junto con el equipo médico de su hijo, podría haber otros profesionales que puedan apoyarlos a usted y a su hijo. Las escuelas medias y secundarias suelen contar con entrenadores deportivos certificados que pueden sugerir ejercicios seguros para hacer en casa. La colaboración con médicos, entrenadores, fisioterapeutas y otros profesionales favorecerá la recuperación de su hijo.
Estudien juntos la salud deportiva
A los niños les podría gustar aprender más sobre medicina deportiva mientras se recuperan. Busque videos y guías que recalquen la importancia de precalentar, estirar, seguir una dieta sana,
mantenerse hidratado y descansar lo suficiente. Pídale al entrenador de su hijo guías o herramientas que puedan repasar juntos.
Ayude a su hijo a mantenerse conectado
Anime a su hijo a mantenerse en contacto con sus amigos y compañeros de equipo mientras se recupera. Tal vez quiera asistir a partidos, encuentros o actuaciones como espectador o invitar a algunos amigos a pasar el rato. El tiempo con los compañeros lo ayudará a sentirse menos aislado y más cómodo, sobre todo si al principio no puede asistir a la escuela.
Piense a largo plazo
Aunque usted y su hijo estén deseando que vuelva a jugar, tenga en cuenta que apresurarse puede desencadenar nuevas lesiones. De hecho, los niños que regresan demasiado pronto pueden sufrir secuelas a largo plazo que podrían afectar (o incluso poner fin) a su carrera deportiva.
Volver a jugar lo antes posible no es tan importante como curarse completamente. Recuérdele que la recuperación requiere paciencia, constancia y dedicación, las mismas cualidades que lo llevaron a convertirse en un buen deportista. Hágale saber que confía en su capacidad para curarse, día a día, y que estará a su lado pase lo que pase.
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Acerca de la Dra. Woolridge
La Dra. Tiana Woolridge es médica becaria de medicina deportiva del Departamento de Medicina Familiar de University of California, Los Ángeles. Es miembro del Consejo de Medicina Deportiva y Buen Estado Físico de la AAP.
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