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Problemas de salud

Enfermedad de Kawasaki en bebés y niños pequeños

​La enfermedad de Kawasaki es la causa principal de las enfermedades cardíacas adquiridas en los bebés y en los niños pequeños en los Estados Unidos. Más de 4.200 niños estadounidenses son diagnosticados con esta enfermedad anualmente.

Esta afección provoca inflamación de los vasos sanguíneos y los síntomas pueden ser graves. Además de una fiebre elevada durante varios días, los niños con la enfermedad de Kawasaki pueden tener síntomas como sarpullidos; hinchazón de las glándulas del cuello; hinchazón de las manos y los pies; y enrojecimiento de los ojos, los labios y la lengua. 

Al principio, la enfermedad de Kawasaki puede afectar la función del músculo cardíaco o de las válvulas cardíacas. Si se identifica y se trata de forma temprana, los niños pueden empezar a sentirse mejor en pocos días, con una baja probabilidad de tener problemas cardíacos a largo plazo.

Resumen de datos:

  • De 80 %  a 90 % de los casos de la enfermedad de Kawasaki ocurren en niños menores de 5 años y mayores de 6 meses. La enfermedad es menos común en niños mayores y adolescentes, pero algunos la contraen.
  • La enfermedad de Kawasaki no es contagiosa. No se contagia entre los miembros de la familia ni de un niño a otro en las guarderías.
  • La enfermedad de Kawasaki ocurre con más frecuencia en aquellas personas con ascendencia asiática o de las islas del Pacífico. Sin embargo, puede afectar a personas de todas las razas y grupos étnicos.
  • Si bien no se conoce la causa de la enfermedad de Kawasaki, se cree que es una reacción del sistema inmunitario del cuerpo.

Signos y síntomas:  

La enfermedad de Kawasaki comienza con fiebre ​alta (más de 102 ºF [38,8 ºC]) que dura por lo menos cinco días, junto con otros signos y síntoma que pueden incluir:

  • Sarpullido en todo el cuerpo y más grave en la zona del pañal.
  • Ojos rojos, sanguinolentos sin pus, secreción sin costras.
  • Glándula (ganglio linfático) hinchada y sensible en un lado del cuello.
  • Manos y pies hinchados con enrojecimiento en las palmas de las manos y las plantas de los pies.
  • Labios muy rojos, hinchados y agrietados; "lengua de fresa", áspera y con puntos rojos.
  • Irritabilidad y malhumor significativos.
  • Descamación en los dedos de las manos y de los pies (por lo general, entre 2 y 3 semanas después del comienzo de la fiebre).

Nota: Los siguientes signos y síntomas claves no se presentan al mismo tiempo. De hecho, en algunos bebés muy pequeños, solamente se presentan algunos de ellos. También pueden presentarse otros síntomas no específicos, como vómitos, diarrea, dolor de estómago, tos, goteo nasal, dolor de cabeza, o dolor o hinchazón en las articulaciones. 

https://www.healthychildren.org/SiteCollectionImagesArticleImages/Signs_Symptoms_Kawasaki_Disease_es.jpg 

Cuándo llamar al médico:

Si su hijo tiene fiebre durante 4 a 5 días y presenta cualquiera de los signos y síntomas importantes mencionados anteriormente, pregúntele a su médico si podría tener la enfermedad de Kawasaki. Puede ser difícil diagnosticarla, por eso es posible que su hijo deba ser examinado varias veces. Consulte ¿Cuándo debe llamar al pediatra debido a una fiebre? para obtener más información específica sobre los tipos de fiebre.  

Diagnóstico:  

No existe una única prueba específica para diagnosticar la enfermedad de Kawasaki. Sin embargo, si se sospecha la enfermedad de Kawasaki, el médico quizá pida pruebas para controlar la función cardíaca (un ecocardiograma), y podría tomar muestras de sangre y orina. Además, es posible que el médico lo derive a un especialista pediátrico en enfermedades infecciosas, reumatología o cardiología para obtener ayuda en el diagnóstico y el tratamiento. 

Complicaciones si no se administra tratamiento:

https://www.healthychildren.org/SiteCollectionImagesArticleImages/aneurysm_texaschildrens_es.jpgSi la enfermedad de Kawasaki no se trata, puede provocar complicaciones graves, como la inflamación de los vasos sanguíneos. Esto puede ser especialmente peligroso ya que puede afectar a las arterias coronarias (los vasos sanguíneos que suministran sangre al corazón). También se pueden desarrollar aneurismas.

Un aneurisma es un ensanchamiento que sobresale de la pared de un vaso sanguíneo dañado y debilitado. Afortunadamente, el tratamiento en los 10 primeros días de la enfermedad disminuye en gran medida el riesgo de que se desarrollen aneurismas. Por lo tanto, es de suma importancia que se realice un diagnóstico antes del décimo día de la enfermedad. El tratamiento debe comenzar tan pronto como sea posible.

Tratamiento para la enfermedad de Kawasaki:

Los niños con un diagnóstico de enfermedad de Kawasaki son hospitalizados. El medicamento que se utiliza para tratar esta enfermedad en el hospital se llama gamma globulina (IVIG). La IVIG se administra por vía intravenosa (IV) de 8 a 12 horas. Los niños permanecen en el hospital durante por lo menos 24 horas después de completar la dosis de IVIG para asegurarse de que no les vuelva la fiebre y mejoren los otros síntomas.

También se les puede dar aspirina a los niños para disminuir el riesgo de problemas cardíacos. (La aspirina solo debe ser administrada a los niños bajo la supervisión médica, ya que puede causar una enfermedad grave​ del hígado llamada síndrome Reye.

Es posible que se necesiten tratamientos adicionales si un niño no responde bien a una única dosis de IVIG, si le vuelve la fiebre o si se detectan anomalías en el primer ecocardiograma. Quizá se recomiende otra dosis de IVIG u otros medicamentos que combaten la inflamación como esteroides, infliximab o etanercept. En esta situación, se pueden consultar especialistas pediátricos en reumatología, enfermedades infecciosas o cardiología.

Qué debe esperar después de darse de alta del hospital:

Los niños que recibieron tratamiento para la enfermedad de Kawasaki vuelven a su casa con una dosis baja de aspirina por boca todos los días durante 6 a 8 semanas. Mientras se recuperan, es habitual que estos niños estén más cansados de lo normal o "apagados" durante varias semanas. El descanso es muy importante. Es de esperarse que haya descamación en las manos y los pies, lo que no es para preocuparse.

Llame al médico de inmediato si su hijo tiene fiebre o si reaparece cualquiera de los signos o síntomas de la enfermedad de Kawasaki. Será necesaria otra evaluación. Es posible que su hijo deba ser hospitalizado nuevamente.

Asistencia de seguimiento:

Es muy importante supervisar atentamente la mejoría de los niños que tienen enfermedad de Kawasaki y controlar el desarrollo de aneurismas coronarios. Por lo general, los aneurismas se forman después de las primeras dos semanas de la enfermedad. Por lo tanto, se debe programar un ecocardiograma y un control a las 2 semanas y nuevamente entre 6 y 8 semanas después de la primera aparición de la fiebre. Se necesitarán seguimientos y ecocardiogramas más frecuentes si se detectan anomalías en cualquiera de los ecocardiogramas.

Nota: Se deben posponer las vacunas virales atenuadas al menos 11 meses después de la IVIG, ya que pueden no ser eficaces. Esto incluye la vacuna contra el sarampión, paperas y rubéola (MMR) y la vacuna contra la varicela. Los niños mayores de 6 meses deben recibir la vacuna contra la gripe.

Seguimiento a largo plazo:

Los niños que recibieron tratamiento para la enfermedad de Kawasaki y que no desarrollaron aneurismas tienen una excelente evolución a largo plazo. Sin embargo, es importante que tengan un estilo de vida y sigan una dieta que sean saludables para el corazón. Se deben controlar los niveles de colesterol cada 5 años.

Los niños que desarrollaron aneurismas coronarios deben permanecer bajo la asistencia de un cardiólogo pediátrico a medida que crecen, y requerirán asistencia y seguimientos especiales a largo plazo.

Información adicional:

Última actualización
5/13/2020
Fuente
Section on Cardiology & Cardiac Surgery (Copyright © 2017 American Academy of Pediatrics)
La información contenida en este sitio web no debe usarse como sustituto al consejo y cuidado médico de su pediatra. Puede haber muchas variaciones en el tratamiento que su pediatra podría recomendar basado en hechos y circunstancias individuales.
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