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Problemas de salud

Los gatos y los niños con asma

Por: Gilbert L. Fuld, MD, FAAP y Elizabeth C. Matsui, MD, FAAP

Entre todas las alergias a las mascotas, las reacciones causadas por los gatos son las más comunes. Si bien el asma no siempre es causada por una alergia, el 90 % de los niños que tienen asma también tienen alergias. Y los estudios sugieren que hasta el 40 % de los niños con asma pueden desarrollar síntomas de alergia al exponerse a los gatos.

¿Cómo son las reacciones alérgicas causadas por los gatos?

Los niños sensibles a determinadas proteínas (alérgenos) pueden sufrir una reacción alérgica. Los alérgenos de un gato están en su caspa (escamas secas de la piel que flotan en el aire o se pegan en el pelaje), la orina y la saliva. Los alérgenos se trasladan en partículas adherentes y microscópicas por el aire y se asientan sobre todas las superficies. Es por eso que es tan difícil evitar los alérgenos del gato en un hogar. Un niño alérgico que respira alérgenos de gato puede tener picazón en los ojos, estornudos, Goteo nasal, garganta irritada, ronchas (urticaria) o ataques con síntomas de asma como tos, sibilancias y problemas para respirar.

¿Hay algún gato que sea hipo alergénico?

Como todos los gatos producen alérgenos de gatos, no existen los gatos no alérgenos (ni perros, si vamos al caso).

¿Cómo puedo darme cuenta si mi hijo es alérgico a los gatos?

Si observa que su hijo tiende a tener congestión nasal, estornudar o frotarse los ojos cuando está cerca de un gato, eso podría ser una señal de alergia a los gatos. Pero la mejor manera de determinar si su hijo es alérgico a los gatos es mediante pruebas de alergia, ya sean pruebas cutáneas o análisis de sangre.

¿Hay formas de reducir la exposición a los alérgenos de los gatos en el hogar?

Hay gatos en más del 30 % de los hogares de EE. UU. Incluso cuando alguien de la familia resulta ser alérgico, el 25 % de las familias opta por conservar al gato. Hay algunas formas para ayudar a minimizar la exposición a los alérgenos de los gatos en los hogares que las familias pueden probar, aunque los estudios sugieren que no son muy eficaces. Estas incluyen:  

  • Mantener la habitación como zona libre de felinos. No permita que el gato entre a la habitación de su hijo, para que tenga una zona segura sin alérgenos; esto es particularmente importante a la hora de dormir. Si tiene en su casa un sistema forzado de calefacción y aire acondicionado, los sistemas centrales deben tener un filtro.  

  • Bañar a su gato a menudo. Bañar a su gato al menos una vez a la semana podría ayudar a reducir los alérgenos del gato, aunque las investigaciones sobre su eficacia se contradicen. Tampoco hay evidencia que respalde que bañar a los gatos es suficiente para mejorar los síntomas de alergia o asma de quienes son sensibles a sus alérgenos.

  • Limpiar con regularidad. Barra, lave y aspire los pisos regularmente. Use un filtro HEPA (filtro de aire de alta eficiencia que atrapa partículas) para la aspiradora y para los sistemas de calefacción central y aire acondicionado para ayudar a reducir las partículas de alérgenos. Asimismo, limpie regularmente los muebles, en especial las telas de tapicería donde se acumulan alérgenos con más facilidad que en las superficies lisas, como la madera, el vinílico o el cuero. Tenga en cuenta que puede cambiar las alfombras por pisos de madera, cerámica o linóleo, que son más fáciles de limpiar. Asegúrese de que alguien (que no sea su hijo alérgico) mantenga limpia la caja de arena del gato.

  • Recordar la higiene de manos. Enseñe a su hijo a no tocarse la cara cuando juegue con el gato o lo acaricie y a lavarse las manos inmediatamente después.

  • ¿Valen la pena las vacunas? En ciertos casos, cuando la exposición a los gatos es inevitable, el pediatra podría recomendar consultar a un alergista certificado para hablar sobre la inmunoterapia o las vacunas contra la alergia. Estas vacunas contienen pequeñas cantidades de los alérgenos de gato que disparan la alergia de su hijo y, con el tiempo, podrían ayudar a que el cuerpo del niño sea menos sensible, aunque no funcionan para todo el mundo.

  • Medicamentos. Los medicamentos para la alergia, como los antihistamínicos y los aerosoles nasales con corticosteroides pueden ayudar, pero no siempre pueden combatir la exposición a los alérgenos del gato a diario. De hecho, los niños con asma que son alérgicos a los gatos probablemente deban tomar dosis más altas de medicamentos para el asma de lo que tomarían si no hubiera un gato en la casa.

Recuerde

Algunas investigaciones sugieren que los niños pequeños que viven con gatos tienen menos probabilidades de desarrollar asma y alergias más adelante. Pero si su hijo ya tiene asma y un resultado positivo en una prueba de alergia a los gatos, es probable que tener un gato empeore sus síntomas.

Lamentablemente, tomar medidas para reducir la exposición a los alérgenos en el hogar no ha demostrado ser muy eficaz. Posiblemente sea buena idea comunicarse con un refugio de animales u organización de rescate local para ver si permiten que las familias cuiden temporalmente de una mascota antes de decidir adoptarla. Incluso entonces, los alérgenos de los gatos seguirán estando en la casa durante meses después de que el gato se haya ido del hogar.

Información adicional:

Sobre el Dr. Fuld

Gil Fuld

Gilbert L. Fuld, MD, FAAP es pediatra en Keene, New Hampshire, cuenta con la certificación de la American Academy of Pediatrics (AAP) y de la American Board of Allergy and Immunology (Junta de Alergias e Inmunología). Fue presidente del Consejo de Comunicaciones y Medios de la AAP​.

 

Sobre la Dra. Matsui

Elizabeth Matsui Elizabeth C. Matsui, MD, FAAP es profesora de Pediatría y Ciencias Medioambientales de la Salud en la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins y en la Facultad de Salud Pública Bloomberg, de esa misma universidad. Su investigación está enfocada en el análisis del impacto de la exposición a alérgenos en la enfermedad alérgica. Dentro de la American Academy of Pediatrics, es presidenta de la sección de Alergias e Inmunología.

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Última actualización
10/16/2018
Fuente
American Academy of Pediatrics (Copyright © 2018)
La información contenida en este sitio web no debe usarse como sustituto al consejo y cuidado médico de su pediatra. Puede haber muchas variaciones en el tratamiento que su pediatra podría recomendar basado en hechos y circunstancias individuales.
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