Las evacuaciones (desplazamientos) no planificadas durante una catástrofe pueden causar mucho estrés en una comunidad y en las personas que la integran.
Primeros pasos de la recuperación
La recuperación después de una catástrofe ocurre en etapas, en el transcurso de días, semanas y meses. Poco después de que una catástrofe las desarraigue, las familias pueden comenzar el proceso de recuperación. En este momento hay tres pasos generales para fortalecer la salud mental y emocional de la familia.
Los siguientes pasos ayudarán a todos a empezar a retomar el control de sus vidas:
Paso 1: Recupere la fuerza y la salud física. Una vez que todos estén en un lugar seguro y protegido, ya sea un refugio, un apartamento nuevo o la casa de parientes o amigos, asegúrese de ocuparse de las necesidades médicas inmediatas, si las hubiera. Asegúrese de que todos tengan suficiente para comer y beber para recuperar la fuerza física. Asegúrese de que todos puedan dormir bien en un espacio lo más privado posible. La restitución de la fuerza física es un buen primer paso para calmar el desgaste emocional.
Paso 2: Restitución de las actividades diarias. La restitución de las rutinas diarias ayuda a generar un sentido de estar en casa, tanto mental como emocionalmente, incluso cuando no haya un hogar físico. Las rutinas sencillas que suelen hacer juntos, como caminatas familiares, mirar televisión y contar cuentos antes de la hora de dormir, ayudan a volver a unir las piezas de la vida cotidiana, aunque estén en un lugar nuevo. Esa restitución de las actividades diarias reconstruye la normalidad de las mañanas, tardes y noches. Aunque estén lejos de casa y en un lugar extraño, intenten retomar las rutinas diarias lo más posible.
Paso 3: Brinde comodidad. Los miembros de la familia pueden manejar mejor el estrés de una reubicación cuando se sienten cómodos e informados. La comodidad se puede mejorar de las siguientes maneras:
Brindando a la familia información sobre otros miembros de la familia, los amigos y noticias de su lugar de origen.
Expresar afecto por los miembros de la familia en las maneras que la familia suele demostrar su afecto.
Conversar, cuando estén listos, sobre las emociones asociadas con la catástrofe y la reubicación, como los sentimientos de pérdida, de echar de menos el hogar y la preocupación por familiares, amigos y mascotas.
Reconstrucción de la vida familiar
Una vez que haya pasado la emergencia inicial y hayan pasado el shock y la confusión causados por la reubicación por la catástrofe, comienza la etapa de reconstrucción física y recuperación emocional a largo plazo.
Esta fase de recuperación más larga tiene dos pasos:
Evaluación de todas las pérdidas físicas y emocionales que experimentó su familia. Este inventario puede ayudar a identificar medidas prácticas a tomar respecto a la reconstrucción de las pérdidas físicas que sufrió la familia.
Crear un entendimiento emocional de la experiencia de catástrofe y la situación de reubicación para ayudar a reconstruir la vida familiar. Trabajar las emociones y resolverlas es un largo proceso. No hay marcos de tiempo ni etapas.
Resolver las emociones es un proceso de sanación natural que se basa en hablar con amigos sobre los sentimientos, clasificar mentalmente las emociones y recibir ayuda práctica y emocional de la familia, los amigos, el lugar donde practica su fe u otros grupos de apoyo organizado de la comunidad.
Acerca del estrés relacionado con la catástrofe en los niños
El estrés relacionado con la catástrofe afecta a los más jóvenes de varias maneras:
A la mayoría de los niños les resulta difícil entender el daño, las lesiones y las muertes provocadas por un evento inesperado o fuera de control.
Después de una catástrofe, los niños pierden temporalmente su visión del mundo como un lugar seguro y predecible. Esto también le ocurre a los adultos.
Los niños expresan sus sentimientos y reacciones de varias maneras, en especial según su edad.
Muchos se sienten confundidos sobre lo ocurrido y lo que sienten. No todos los niños tienen reacciones inmediatas; algunos pueden tener reacciones con retraso que aparecen días, semanas o incluso meses después, y otros tal vez nunca tengan una reacción. Las reacciones de los niños se ven muy afectadas por las reacciones emocionales de sus padres y los demás adultos de su entorno. Además, los niños pueden fácilmente temer que ocurra nuevamente otro evento similar y que ellos o su familia se lastimen o mueran.
Cómo demuestran los niños el estrés relacionado con una catástrofe
Es normal que las personas más jóvenes muestren signos de estrés después de una catástrofe. A menudo, los signos de estrés que demuestran son diferentes según las distintas edades o niveles escolares.
Signos de estrés en preescolares:
Despertarse confundidos y asustados por pesadillas.
Mostrarse reacios a irse a dormir o negarse a dormir solos.
Actuar y demostrar conductas de niños menores a su edad, como lloriquear, chuparse el pulgar, mojar la cama, hablar como bebés o tener miedo a la oscuridad.
Apegarse a los adultos más de lo normal.
Quejarse a menudo de estar enfermos, por ejemplo, dolor de barriga.
No divertirse haciendo las cosas que solían disfrutar.
Irritabilidad.
Signos de estrés en niños en edad escolar o adolescentes en edad de escuela media:
Preocupación constante sobre su seguridad y la seguridad de las demás personas de la escuela o la familia.
Miedos irracionales.
Alterarse en forma extrema por motivos intrascendentes o inexistentes.
Pesadillas y problemas para dormir.
Problemas en la escuela como faltar a clases o conductas indebidas (por ejemplo, pérdida de interés, aislamiento y necesidad excesiva de atención).
Quejas por dolores de cabeza o de estómago sin causa.
No divertirse haciendo las cosas que solían disfrutar.
Conductas negativas, arranques de ira y peleas.
Emociones bloqueadas/insensibles.
Sentimiento de culpa o vergüenza por lo que hicieron o lo que no hicieron durante la catástrofe.
Signos de estrés en adolescentes en edad de escuela secundaria/preparatoria:
Sentirse avergonzado por lo que sienten respecto a la catástrofe.
Miedo, impotencia y preocupación por ser catalogado como "anormal" o diferente por los amigos o compañeros de clase (esto podría llevar a un aislamiento social).
Sentimiento de vergüenza o culpa por la catástrofe.
Expresión de fantasías (deseos fuertes) de retribución respecto a personas vinculadas con hechos de la catástrofe.
No divertirse haciendo las cosas que solían disfrutar.
Dificultad para concentrarse.
Comportamientos impulsivos.
Emociones bloqueadas/insensibles.
Percepción del mundo como un lugar inseguro.
Cuándo podrían necesitar ayuda adicional los niños
Puede que se presenten situaciones en las que los niños necesiten ayuda adicional para manejar las secuelas emocionales de la catástrofe. Tal vez se beneficien al obtener ayuda de un profesional de la salud si el estrés emocional asociado con la catástrofe no mejora en algunas semanas, o cuando:
Exhiben arranques emocionales constantes y agresivos
Tienen problemas graves en la escuela (por ejemplo, peleas, faltar a clase, discusiones con los maestros o guerras/batallas de comida).
Aislamiento completo de familiares y amigos.
Imposibilidad de sobrellevar (lidiar con) los problemas de rutina o las actividades cotidianas.
Participación en vandalismo o actividades juveniles ilegales.
Expresión de ideas/pensamientos suicidas
Pedir ayuda no es muestra de debilidad. Las personas tienen límites, y a veces necesitan ayuda cuando las situaciones los sobrepasan. Buscar la ayuda de otras personas puede ofrecer soluciones que tal vez desconozca.
Información adicional:
Llame a la línea de ayuda para casos de crisis al 1-800-273-8255 (oprima el número 2 para español).