En algún momento dado todos fuimos ese niño: el niño nuevo de la clase, el niño tímido o el que se sentía incómodo para hacer nuevos
amigos o el niño nuevo del vecindario. Y, como padres, todos esperamos que nuestro hijo sea quien ofrezca una sonrisa y un saludo de bienvenida para romper el hielo.
Dé un buen ejemplo
Los niños aprenden a ser amables observando: asegúrese de estar dando un buen ejemplo sobre cómo tratar a los demás. Piense acerca de las palabras que usa al hablar sobre las personas de otras razas, religiones o culturas. Hable con sus hijos sobre las mejores formas de responder a comentarios o actos de intolerancia con amabilidad y apoyo en vez de conenojo. Piense sobre cómo les responde usted a las personas de su vida, desde el cartero a los maestros de sus hijos y los adultos mayores de la familia.
Cree una cultura de amabilidad en casa. Asegúrese de que todos en la familia sean tratados con respeto y justicia y que su hogar sea un lugar donde todos puedan compartir ideas y hacer preguntas libremente, sin ser criticados. Recuerde a sus hijos que las personas tienen muchos orígenes, creencias y estilos familiares diferentes, incluso dentro de su propia familia, y cómo es que esas cualidades nos hacen únicos. Anímelos a aprender más acerca de las distintas razas, religiones y países.
Participe.
La amabilidad proviene del respeto por los demás. Ser activos tanto en las actividades escolares como en las
actividades comunitariases una forma fantástica en la que los niños pueden conocer a personas de distintas culturas, creencias y estructuras familiares. Hablen juntos sobre los grupos a los que pueden unirse o las actividades en las que pueden participar que estén diseñados para unir a las personas con un objetivo en común.
Redoblar esfuerzos
Ofrezca a sus hijos algunas ideas sobre cómo los actos simples de amabilidad pueden con seguridad marcar un antes y un después. Los niños más pequeños pueden aprender a compartir los juguetes, mientras que los mayores pueden aprender a apoyar a quienes son dejados de lado o sufren acoso. Anime a sus hijos a entrar en la "zona de cariño y coraje" consolando a un compañero de clase que sea víctima de burlas o acercándose a un estudiante nuevo. Si no están seguros de cómo hacerlo, pregúnteles: "¿Qué los haría sentir más cómodos si ustedes fueran los nuevos en la escuela?". La respuesta puede ser cualquier cosa: desde un compañero de almuerzo, alguien que los ayude a encontrar un casillero o un salón de clases o algo tan sencillo como una sonrisa y un saludo para que la persona se sienta más bienvenida.
Ahora más que nunca aprender a ser amables con los demás es una lección importante y un proceso constante que debe ocurrir a lo largo de la vida de su hijo.
Enseñar a los niños a ser amables fomenta un ambiente positivo que hace que tanto los niños como quienes los rodean se sientan mejor respecto a sí mismos y a los demás.
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