Con tantos anuncios sobre medicamentos y tratamientos nuevos, ¿cómo puedo saber cuáles son seguros para mi hijo?
Uno de los principales retos de los padres es poder analizar y entender toda la información relativa a salud infantil. Los comerciales y los anuncios de revistas aseguran que ciertos productos ayudan y curan. Las páginas de Internet dicen tener lo último en información médica. Los programas de televisión y la prensa revelan los más recientes estudios sobre los tratamientos que son efectivos y los que no.
Entonces ¿cómo poder darle sentido a los mensajes que recibimos?
El lenguaje de los publicistas
Los publicistas intentan de diversas formas que usted compre los productos promocionados. Pueden usar ciertas palabras o frases para despertar su interés, tales como:
- "El más recomendado por los pediatras" o "Recomendado por médicos." Éstos son términos de mercadeo que pretenden que usted compre un producto. El producto pudo haber sido recomendado por un grupo de médicos, pero los publicistas no dicen cuántos médicos lo hicieron ni cuándo. Pudo haber sido un grupo de 5 ó 100 doctores, un mes o diez años atrás.
- "Con fórmula patentada." Una patente significa que el fabricante o el inventor de un producto ha demostrado oficialmente que fue el primero en crearlo. A cambio, el gobierno le otorga una patente y asegura que sólo el portador de la misma puede hacer o vender el producto por cierto período de tiempo. Una patente no significa necesariamente que el producto sea el mejor, que sea seguro o que sea efectivo.
- "Clínicamente demostrado." Esta frase significa que el producto fue puesto a prueba en pacientes como parte de un estudio para saber si era efectivo. Hay muchos modos de realizar estudios. Sin embargo, si la gente que lleva a cabo el estudio no sigue estrictamente las reglas científicas de investigación, los resultados del estudio son poco confiables.
Cómo analizar las fuentes de información
Al evaluar una fuente de información, es importante hacerse las siguientes preguntas:
1. ¿Cuál es la fuente?
En general, las fuentes en las que se puede confiar incluyen escuelas de medicina acreditadas, agencias del gobierno, asociaciones médicas profesionales y organizaciones reconocidas al nivel nacional que atienden trastornos o enfermedades específicas. Sin embargo, no se fíe sólo del nombre de la organización. Haga su propia investigación.
2. ¿Quién es el experto?
Los médicos o investigadores que son entrevistados pueden sonar como expertos, ¿pero cuáles son sus credenciales? ¿Qué pericia y experiencia tienen? Tal vez sean doctores, ¿pero son expertos en el tema particular del que se está hablando? ¿Existe conflicto de intereses? ¿Están trabajando para una compañía que podría ser beneficiada con su papel de "expertos"? ¿Están siendo pagados por respaldar un producto? De ser así, esto podría influenciar la información que ofrecen estos expertos.
3. ¿Cuáles son los hechos?
Sepa la diferencia entre resultados preliminares y confirmados. Un resultado "notable" puede parecer promisorio, pero aún debe ensayarse y confirmarse con el tiempo. No permita que un titular le haga pensar que un "nuevo estudio" es lo mismo que "comprobado". Una advertencia más: "nuevo" no significa algo mejor. A veces las medicinas más nuevas no superan a las más antiguas, pero sí cuestan mucho más.
Evaluando nuevos tratamientos o medicinas
Cuando se encuentre frente a un nuevo tratamiento o medicina, hágase las siguientes preguntas:
1. ¿Será efectivo para mi hijo?
Tenga sospechas si la información que describe el tratamiento o medicamento
- alega que es efectivo para todo tipo de personas
- emplea una anécdota sobre la experiencia o testimonios como prueba de que es efectivo
- cita tan sólo un estudio como prueba
- cita un estudio sin un grupo control (de comparación)
2. ¿Qué tan seguro es?
Tenga sospechas si el tratamiento o el medicamento
- no contiene instrucciones para su uso apropiado
- no tiene una lista de su contenido o ingredientes
- no presenta información o advertencias sobre sus efectos secundarios
- se describe como "inofensivo" o "natural". Recuerde que la mayoría de las medicinas están hechas de fuentes naturales. Un tratamiento "natural" no necesariamente surte efecto y, peor aún, puede ser nocivo para su hijo. El que sea "natural" no necesariamente significa que sea bueno o seguro.
- no está aprobado por la Administración de Alimentos y Drogas (FDA)
- parece en reportajes pagados
3. ¿Cómo se promueve?
Tenga sospechas si el aviso del tratamiento o medicamento
- alega estar basado en una fórmula secreta
- alega que tiene efectos inmediatos y permanentes
- alega ser un descubrimiento "milagroso" o "sorprendente"
- alega ser una "cura"
- indica que sólo está disponible en una sola fuente
Recuerde
No confíe en todo lo que lea o lo que escuche. Cerciórese de que su pediatra esté enterado de las dudas y preguntas que usted tenga; comparta la información que ha encontrado. Usted y su pediatra son responsables de la salud de su hijo.