Durante los primeros cuatro meses de su bebé, ¿dudó que su bebé realmente entendiera lo que estaba ocurriendo a su alrededor? Esta reacción no es de extrañar por parte de los padres. Después de todo, aunque podía distinguir cuando estaba cómodo o no, probablemente no había señales de lo que estaba pensando. Sin embargo, los estudios demuestran que desde el momento en que nace su bebé está aprendiendo sobre el mundo que lo rodea, pese a que usted o los demás no lo noten. Ahora, a medida que su memoria y su capacidad de atención aumentan, comenzará a ver las evidencias de que no solo está absorbiendo información, sino que la está aplicando a sus actividades de todos los días.
Durante este período, uno de los conceptos más importantes que perfeccionará es el principio de causa y efecto. Es probable que descubra este concepto por accidente en algún momento entre los cuatro y los cinco meses. Tal vez mientras patea el colchón se dé cuenta de que la cuna se sacude. O tal vez se dé cuenta de que su sonajero hace un ruido cuando lo golpea o agita. Una vez que entienda que puede provocar estas reacciones interesantes, seguirá experimentando con otras formas de hacer que las cosas sucedan.
Su bebé descubrirá rápidamente que algunas cosas, como las campanillas y las llaves, hacen sonidos interesantes cuando las mueve o las agita. Cuando golpee determinadas cosas sobre la mesa o las deje caer al piso, iniciará una cadena de respuestas de su audiencia, incluyendo caras cómicas, gruñidos y otras reacciones que podrían conducir a la reaparición (o desaparición) del objeto. En poco tiempo, comenzará a tirar las cosas intencionalmente para ver cómo usted las recoge. Por más molesto que pueda ser esto en ocasiones, es una forma importante para que el bebé aprenda sobre la causa y efecto y su capacidad personal para influir en su entorno.
Es importante dar a su hijo los objetos que necesita para estos experimentos y alentarlo a que pruebe sus "teorías". Pero asegúrese de que todo lo que le dé para jugar sea irrompible, liviano y lo suficientemente grande como para que no se lo pueda tragar. Si se queda sin los juguetes habituales o si el bebé pierde interés en ellos, las cucharas de plástico o madera, los vasos irrompibles, las tapas de frascos o tazones y las cajas son cosas muy entretenidas y económicas.
Otro descubrimiento importante que hará su bebé hacia el final de este período es que los objetos siguen existiendo cuando estén fuera de su vista, un principio llamado permanencia de los objetos. Durante sus primeros meses, asumía que el mundo constaba únicamente de las cosas que podía ver. Cuando usted se iba de la habitación, asumía que usted desaparecía; cuando regresaba, para el bebé usted era una persona totalmente nueva. De manera muy similar, cuando usted escondía un juguete debajo de un paño o una caja, pensaba que había desaparecido para siempre y no se molestaba en buscarlo. Pero en algún momento después de los cuatro meses comenzará a darse cuenta de que el mundo es más permanente de lo que creía. Usted es la misma persona que le da los buenos días cada mañana. El osito de peluche que está en el piso es el mismo que estaba en la cama con él la noche anterior. El bloque que usted escondió debajo del bote en realidad no había desaparecido. Al jugar juegos de escondite, como "No está... ¡acá está!", observar a la gente ir y venir y observar las cosas de su alrededor, su bebé seguirá aprendiendo sobre la permanencia de los objetos durante muchos meses más.