Hay muchas maneras en que los padres y cuidadores pueden ayudar a los niños que han vivido experiencias traumáticas. Algunas de las más importantes son: ayudarlos a sentirse seguros, aprender rutinas saludables, identificar y manejar sus emociones y comportamiento, y desarrollar resiliencia.
1. Reafirmar
Recuérdele a su hijo que está a salvo y que lo ama. Tranquilíselo.
Use palabras y contacto (por ejemplo, chocar los cinco o darle abrazos si es apropiado), y destine un tiempo extra para charlas mano a mano.
Reflexione con el niño y hágale saber que está bien sentir lo que está sintiendo. Intente ver el mundo a través de sus ojos.
Cree espacios o refugios seguros en el hogar. Permítales poner una carpa en su dormitorio o designe una "silla segura" solo para ellos.
2. Regreso a la rutina
Trate de mantener rutinas diarias regulares. Las rutinas pueden promover un sentido de seguridad y normalidad para su hijo. Déjele saber al niño qué debe esperar.
Mantenga rutinas confiables para las comidas, la hora de acostarse y la hora para la tarea o los quehaceres domésticos. Dependiendo de la edad, puede resultar útil crear horarios e indicaciones visuales. Trate de hacer tiempo para actividades de esparcimiento, como paseos familiares.
Explique con anticipación cualquier cambio en los horarios planificados. Considere tener rutinas especiales antes y después de esos cambios en los horarios, como leer la misma historia, jugar el mismo juego o comer la misma comida.
3. Regular
Ayude a su hijo a aprender habilidades de "autorregulación" para calmarse y manejar sus emociones y comportamientos.
Esto puede incluir técnicas de relajación como respiración abdominal, estiramientos y posturas de yoga, y tensión y relajación de los músculos.
En momentos de calma, juegue a las "charadas de sentimientos", por ejemplo, imitar estar hambriento, orgulloso o decepcionado.
Hable sobre el lugar del cuerpo en el que su hijo siente la emoción, como el pecho, el estómago o la cabeza. Nombre diferentes sentimientos con diferentes colores.
Practique habilidades para usar cuando el niño se altere o se enoje, como respirar profundamente, saber que puede buscar a un adulto o tomarse un descanso para jugar o hacer ejercicio.
Recuerde
Puede llevarle a su hijo algún tiempo aprender a identificar y manejar los sentimientos después de un evento atemorizador o perturbador.
Cuando tenga dificultades o reacciones fuertes, intente hablar con su hijo a la altura de los ojos. Mantenga la calma y hable en un tono relajado. Quédese cerca hasta que su hijo esté más tranquilo y pueda conectarse. Recuerde no tomar sus acciones de manera personal.
Hable con el pediatra de su hijo para obtener más consejos para padres sobre cómo ayudar a su hijo a sobrellevar el trauma.
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