Por: Sigrid F. Wolf, MD, FAAP
El ligamento cruzado anterior (LCA) es uno de los cuatro ligamentos principales que estabilizan la articulación de la rodilla; los ligamentos son fibras duras, que no se estiran, y mantienen unidos los huesos.
El LCA, junto con el ligamento cruzado posterior (LCP), el ligamento colateral medial (LCM), el ligamento colateral lateral (LCL) y los meniscos (cartílago), ayudan a mantener la estabilidad de la rodilla impidiendo que se deslice, rote y se hiperextienda al correr, saltar y aterrizar.
¿Cuáles son los síntomas de un desgarro de LCA?
Los desgarros del LCA ocurren cuando, repentinamente, se cambia de dirección al correr, se toma impulso para saltar, se aterriza mal después de saltar o se gira la rodilla.
El desgarro del LCA suele asociarse con los siguientes síntomas:
Dolor repentino en la rodilla.
Un "chasquido" en la rodilla en el momento de la lesión.
Inflamación en la rodilla dentro de las 24 horas posteriores a la lesión.
Movimiento limitado de rodilla.
Sensación de "soltura/aflojamiento" o inestabilidad en la rodilla, o que la rodilla está por ceder.
Algunos niños con desgarro del LCA podrían no tener (o casi no tener) hinchazón o dolor, y poder caminar o correr pese a tener una lesión grave. Cuando el LCA se desgarra, es común que también haya lesiones en el LCM y en los meniscos. Los síntomas de un esguince de LCM o un menisco roto podrían ser más pronunciados que los síntomas de un LCA solamente.
¿Algunos niños corren un mayor riesgo de lesión?
A medida que los preadolescentes entran en la pubertad y crecen y aumentan de peso, aumenta el riesgo de padecer una lesión de LCA; esto comienza a los 12 años en el caso de las mujeres y a los 14 años en el caso de los varones. Las niñas corren un riesgo mayor de padecer lesiones del LCA porque, después de la pubertad, a medida que aumenta el tamaño de su cuerpo, no suelen desarrollar más fuerza muscular.
De hecho, las deportistas de entre 15 y 20 años son quienes sufren mayor cantidad de lesiones del LCA. A nivel de escuela preparatoria, el fútbol femenino es el que presenta más lesiones de LCA, seguido del fútbol masculino (americano), el básquetbol femenino, la gimnasia artística de chicas y el lacrosse de ambos sexos. Entre los deportistas de escuela preparatoria y universitarios, las mujeres sufren de dos a seis veces más lesiones que los varones en deportes similares. En comparación con los varones, las mujeres tienen mayor probabilidad de tener que someterse a intervenciones quirúrgicas y menor probabilidad de poder volver a hacer deporte después de una lesión de LCA.
¿Cuándo debería buscar atención médica?
Busque atención médica si su hijo sufrió una lesión de rodilla con chasquido, hinchazón, dificultad para mover la rodilla o inestabilidad en la rodilla. Tal vez también sea necesario obtener atención médica si su hijo tiene problemas para correr, saltar o cambiar de dirección. Consulte, Luego de una lesión deportiva: cuándo consultar al médico.
¿Qué pruebas se le pueden hacer a un niño por una lesión del LCA?
En principio los médicos examinarán la rodilla lesionada de su hijo y probablemente pidan una radiografía. El examen físico de la rodilla podría revelar que el LCA está suelto o desgarrado. La mejor prueba para confirmar un supuesto desgarro de LCA, y para buscar otras lesiones como por ejemplo, un menisco roto, es la resonancia magnética (RM).
En los niños más jóvenes, cuyos huesos todavía están creciendo, la radiografía podría revelar que la supuesta lesión del LCA es una fractura en el sitio donde se inserta el LCA. Para lograr la mejor recuperación, es preciso identificar y tratar este tipo de fractura dentro de los 7 a 10 días posteriores a la lesión.
¿Cómo se tratan los desgarros del LCA?
El tratamiento de los desgarros del LCA depende de la edad del deportista y del deporte.
El tratamiento no quirúrgico podría incluir modificar los deportes y las actividades físicas del deportista, ejercicios de rehabilitación y el uso de una rodillera.
El tratamiento quirúrgico crea un LCA nuevo a partir de un tendón en la rodilla del deportista. Lo ideal es hacer la intervención después de que el deportista se haya recuperado de la lesión inicial y haya recuperado el rango de movimiento de la rodilla y la fuerza de la pierna. Si la rodilla sigue hinchada, rígida o débil en el momento de la intervención quirúrgica, entonces la recuperación podría tardar más tiempo. En general, la intervención de LCA tiene alrededor de un 90 % de éxito en la restauración de la estabilidad de rodilla y en satisfacción del paciente, y por lo general los deportistas se reintegran a su deporte de 6 a 9 meses después de la operación.
Los deportistas jóvenes pueden optar por retrasar la operación hasta que sus huesos hayan terminado de crecer para evitar el riesgo de una lesión del cartílago del crecimiento. Se están desarrollando nuevos métodos quirúrgicos que no afectan el cartílago de crecimiento y que, por lo tanto, se pueden hacer en forma segura a deportistas en crecimiento. Los padres que están pensando en una intervención quirúrgica para su hijo deben buscar a un cirujano ortopeda pediátrico con capacitación en medicina del deporte.
¿Cuáles son los efectos de un desgarro del LCA en los deportistas jóvenes?
Los efectos de un desgarro del LCA pueden ser duraderos. Los deportistas lesionados que se alejan de su deporte y su red social pueden sufrir depresión, y el tiempo que pasen sin ir a la escuela para recibir tratamiento podría afectar su desempeño académico. Además, los niños y adolescentes con una lesión en el LCA tienen 10 veces más de probabilidad de desarrollar artritis precoz, por lo general alrededor de 15 años después de la lesión, independientemente del tratamiento que reciban. Esto es importante porque significa que es probable que los deportistas que sufren un desgarro del LCA a los 13 años de edad sufran dolor crónico cuando tengan entre 20 y 30 años. Y, si bien cualquier niño puede desgarrarse el LCA, quienes sufrieron una lesión de LCA anterior tienen un riesgo entre 25 y 35 % más alto de sufrir un segundo desgarro.
Cómo prevenir desgarros nuevos y reiterados del LCA:
La investigación demuestra que hay tipos específicos de capacitación física que pueden reducir el riesgo de lesiones del LCA hasta en un 72 %, en especial en mujeres adolescentes.
Los programas de prevención de lesiones del LCA emplean el entrenamiento muscular para mejorar las técnicas para correr, saltar y aterrizar, fortaleciendo las caderas, el tronco y los tendones isquiotibiales. La investigación ha demostrado que estos programas no solo reducen el riesgo de desgarros de LCA sino que además pueden reducir los esguinces de tobillo y el dolor fémororrotuliano en la rodilla. La investigación no ha descubierto que las rodilleras resulten eficaces para prevenir desgarros del LCA.
Ejemplos de programas de prevención de lesiones del LCA:
Información adicional:
Sobre la Dra. Wolf:
Sigrid F. Wolf, MD, FAAP, es médica especialista en medicina pediátrica del deporte en la Universidad Northwestern y en el Hospital Infantil Ann & Robert H. Lurie de Chicago. Ha trabajado como médica de equipos deportivos de la Universidad Northwestern, el Instituto De La Salle y el Instituto Moody Bible. Ofreció cobertura médica en varias maratones y otros eventos deportivos masivos. Dentro de la American Academy of Pediatrics, integra el Consejo de Medicina del Deporte y Buen Estado Físico (COSMF). También trabaja en el Comité de publicaciones de la Asociación Médica Americana de Medicina del Deporte.