Por Natalie D. Muth, MD, MPH, RDN, FAAP, FACSM
Los padres suelen sentirse abrumados por la avalancha de consejos que reciben sobre la salud de sus hijos. Como pediatra y dietista que también es madre, sé lo que se siente, especialmente cuando se trata de ayudar a su hijo a ser más saludable y prevenir los problemas de la
obesidad infantil.
Las noticias advierten sobre los peligros de los alimentos altamente procesados, las bebidas azucaradas y el exceso de tiempo frente a la pantalla para nuestros hijos. Conocemos de primera mano los desafíos de criar niños y adolescentes sanos mental y físicamente en entornos que lo hacen extremadamente difícil.
Cómo hacer que la elección saludable sea la elección fácil
Con nuestro
informe clínico recientemente actualizado, la American Academy of Pediatrics (AAP) tiene como objetivo movilizar y apoyar a los padres, pediatras y comunidades y abordar estos problemas juntos.
Necesitamos hacer esto en todos los niveles, desde apoyar a niños y familias individuales hasta abogar por escuelas, comunidades y políticas más saludables que hagan que la elección saludable sea la elección más fácil. Nuestro objetivo común: garantizar que los niños tengan acceso a lo que necesitan para vivir una vida más sana y activa.
Por qué una vida sana y el peso no dependen únicamente de la nutrición y el ejercicio
Mediante nuestro informe, se proporcionan herramientas y recursos para ayudar a optimizar la salud, independientemente del peso del niño. Dicho esto, la guía tiene base en la mejor ciencia sobre estrategias que pueden ayudar a prevenir la obesidad en cada etapa, desde la infancia hasta la adolescencia.
Resulta que depende de mucho más que simplemente la nutrición y la actividad física. Si bien estos son factores clave que afectan la salud y el peso de un niño, se encuentran entre una variedad de influencias.
Factores clave que afectan la salud y el peso de un niño
Nutrición. Las familias deben procurar mantener horarios regulares para las comidas y los refrigerios. Otra clave es tener a mano alimentos saludables como frutas, verduras y cereales integrales, a fin de minimizar el consumo de alimentos altamente procesados y bebidas azucaradas. También sabemos que esto ayuda a los niños a aprender a utilizar las señales de hambre y saciedad para guiar lo que comen y beben, en lugar de otros factores desencadenantes, como la cantidad de comida en el plato.
Actividad física. Los niños deben incorporar la actividad física a
su rutina; esto puede ser practicar deportes, jugar
al aire libre, ayudar con las
tareas familiares,
caminar o ir en bicicleta a la escuela, participar en educación física, tomar un paseo familiar u otras actividades físicas que disfruten.
Sueño. Cuando los niños (y los adultos) no
duermen lo suficiente, sus cuerpos liberan hormonas del estrés para ayudarlos a atravesar el día. Estos patrones biológicos afectan el apetito y la forma en que nuestro cuerpo quema (o almacena) el exceso de calorías. Según lo analizado en estudios, la falta de sueño está relacionada con el aumento de peso y puede agravar problemas de salud como la
diabetes. Además, dormir mal se asocia con una disminución de la concentración y la atención y con problemas de comportamiento.
Uso saludable de la tecnología. Este problema está estrechamente relacionado con el sueño, ya que el tiempo frente a la pantalla antes de acostarse
interrumpe los ciclos de sueño. Sin embargo, además, es un factor que influye a la hora de dedicar tiempo a actividades saludables que nos mantengan en movimiento. Los juegos electrónicos, la televisión, los teléfonos inteligentes y otros dispositivos multimedia pueden consumir las horas que nuestros niños necesitan para
jugar, hacer deporte y socializar de forma libre. Los niños que
comen mientras usan pantallas también corren el riesgo de ingerir alimentos en exceso y sin sentido. El uso excesivo de los dispositivos electrónicos también puede afectar negativamente la salud mental y el bienestar.
Problemas emocionales y sociales. Sentirse
amado, visto y apreciado es tan fundamental para la salud de su hijo como la nutrición y el ejercicio. El cerebro y el cuerpo forman parte de un solo sistema, por lo que cuando los niños se sienten seguros, sus cuerpos funcionan bien. Cuando se ven amenazados por problemas dolorosos como el
racismo, el
abuso o el
acoso o se sienten presionados para verse o actuar de cierta manera (a menudo impulsados por las
redes sociales), su salud puede verse afectada.
Cómo abordar los problemas que puede controlar: 6 consejos prácticos para padres
1. Ayude a los niños a comprender lo que hay en su plato
Aprender sobre una buena nutrición puede ser un asunto familiar. Comience con las herramientas fáciles de usar en
MyPlate.gov para involucrar a los niños en la elección de alimentos que les gusten y que sean buenos para ellos. Este recurso también tiene en cuenta la cultura y las tradiciones de las familias y ofrece ejemplos de comidas saludables que incluyen alimentos familiares. Combine este conocimiento con un enfoque de equipo para elegir, planificar y preparar alimentos, a fin de que los niños tengan un papel más activo en lo que comen.
2. Haga del
agua su bebida preferida
La bebida más saludable es el
agua. Limite el acceso a bebidas dulces, incluidos los jugos 100% de frutas, los refrescos, las bebidas deportivas y las bebidas de frutas, tanto como sea posible. Lo ideal es consumir una bebida dulce o menos por semana (y ninguna en el caso de bebés e infantes). Ventaja: beber mucha agua
limpia los dientes y las encías de su hijo, lo que previene caries ahora y prepara el escenario para una salud dental de por vida.
Los
alimentos ultraprocesados (cualquier cosa en una bolsa arrugada o con una larga lista de ingredientes con palabras difíciles de pronunciar) están en todas partes. Puede que no sea realista evitarlos por completo. Sin embargo, trate de limitar el acceso a ellos cuando sea posible y ayude a los niños y adolescentes a aprender los beneficios de comer alimentos integrales como frutas y verduras. También puede hablar con ellos sobre los riesgos que implica para la salud el consumo excesivo de "comida chatarra" que generalmente tiene demasiada azúcar y sal, no aumenta la sensación de saciedad y provoca que se coma en exceso.
Los niños (¡y los adultos!) se beneficiarán de límites razonables de tiempo frente a la pantalla que dejen espacio para otras actividades saludables. Puede involucrar a sus hijos en la
creación de un plan para toda la familia.
5. Incorpore el movimiento a su vida diaria
En una época en la que pasamos
demasiado tiempo sentados, puede resultar complicado levantarse y moverse más. Sin embargo, si los padres dan prioridad a incorporar el movimiento en las rutinas familiares, los niños se verán beneficiados.
Los deportes organizados no son la única opción, aunque son una excelente manera de desarrollar la salud y el estado físico. Las familias también pueden disfrutar de caminar, andar en bicicleta, nadar, realizar
tareas físicas y vacaciones activas que incluyan caminatas,
deportes acuáticos y más. En el interior, puede probar
juegos activos o clases de aptitud física en línea para fortalecer los músculos, desarrollar la coordinación y liberar tensiones.
6. Asegúrese de que el control del estrés sea una prioridad de la familia
Al igual que con el ejercicio, los niños seguirán el ejemplo que les den los padres. Si sus horarios laborales, escolares y sociales están llenos de tantos compromisos que no tiene tiempo para un momento de descanso saludable, considere lo que puede dejar de hacer. El descanso y la relajación reconstruyen los sistemas del cuerpo después de los desafíos de un día o una semana difíciles, así que reserve tiempo para ellos (y anime a los niños a hacer lo mismo). Para obtener consejos sobre cómo ayudar a preadolescentes y adolescentes a crear sus propias rutinas de relajación, consulte
este artículo.
Desafíos que las familias no pueden resolver por su cuenta
Los padres y cuidadores influyen en el ambiente doméstico y las rutinas diarias de los niños en torno a las comidas, el sueño, la actividad y el uso de pantallas. Pero si el entorno no apoya estas rutinas saludables, incluso el padre cuidador mejor intencionado o el niño o adolescente más motivado se enfrentarán a una batalla cuesta arriba.
Por ejemplo, es mucho más fácil criar a un niño activo y sano en los siguientes casos:
Los vecindarios ofrecen muchos espacios seguros donde los niños pueden correr, saltar, jugar y disfrutar de deportes de equipo. Esto incluye rutas seguras para caminar e ir en bicicleta a la escuela.
Las familias tienen acceso a alimentos frescos y nutritivos cerca del hogar a precios que pueden pagar, además de servicios y recursos como clases de cocina y programas de nutrición. Esto facilita la preparación de comidas caseras más saludables.
Los estándares de la cafetería escolar respaldan una nutrición saludable; esto incluye los alimentos que están disponibles "a la carta". Esto ayuda a los niños y adolescentes a elegir opciones más saludables de forma predeterminada.
El uso de los dispositivos electrónicos y las pantallas está en un equilibrio saludable y es supervisado por adultos, con políticas implementadas para proteger a los niños y adolescentes de los efectos negativos del uso excesivo o inadecuado de las pantallas.
Se adoptan horarios de inicio de clases más tarde en las escuelas de enseñanza media y secundarias para favorecer un mejor sueño.
Se implementan etiquetas nutricionales y otras políticas para disminuir el consumo y la disponibilidad de alimentos y bebidas que representan riesgos importantes para la salud de los niños. Esto incluye los alimentos ultraprocesados y las bebidas azucaradas. Al mismo tiempo, estas políticas pueden aumentar la disponibilidad y asequibilidad de alimentos que promueven la salud.
Los niños, los adolescentes y sus familias no experimentan racismo, estrés tóxico, inseguridad alimentaria o de vivienda, riesgos de seguridad u otros determinantes sociales de la salud y el bienestar.
La mayoría de nosotros no vivimos en lugares ideales como este. Por lo tanto, necesitamos el apoyo de las escuelas, los sistemas de atención médica y la comunidad en general para crear vidas más saludables para nuestros niños.
Cómo puede ayudarlo el médico de su hijo
Trabajar junto con el médico de su hijo puede ayudarlo a crear rutinas de sueño saludables, establecer límites razonables en el tiempo frente a la pantalla y navegar las fuentes de estrés que su hijo encontrará en el mundo exterior.
Por ejemplo, los pediatras y los equipos de atención médica pueden hacer lo siguiente:
Conocer la cultura, los hábitos y las rutinas de una familia, así como los desafíos que enfrentan a la hora de adoptar rutinas de alimentación saludable, actividad física y manejo del estrés.
Ofrecer formas prácticas para que los padres aborden cuestiones específicas, por ejemplo, el desafío de establecer horarios regulares para las
comidas familiares, que se ha demostrado que favorecen un peso saludable en los niños.
Comprender el impacto que los factores sociales, también llamados
determinantes sociales de la salud, podrían tener en el bienestar de una familia.
Mostrar compasión y preocupación por las necesidades individuales y familiares mediante la exploración de formas en que los padres pueden cuidar a los niños que enfrentan discriminación, acoso, abuso o presiones sociales extremas que pueden dañar su salud.
Apoyar a los niños y las familias afectados por
trastornos alimentarios mediante la realización de exámenes periódicos que ayuden a identificar de forma temprana los problemas alimentarios.
Si los niños necesitan ayuda para alcanzar un peso más saludable, explorar posibles soluciones con las familias de manera abierta y sin prejuicios.
Trabajar con padres e hijos para crear un plan de tratamiento que enfatice la buena salud hoy y, al mismo tiempo, desarrolle habilidades que los beneficiarán en el futuro.
Más información
Acerca de la Dra. Muth
Natalie Muth MD, MPH, RDN, FAAP, FACSM, es la autora principal del informe clínico de la AAP, "El rol del pediatra en la promoción de una vida activa y saludable"
(The Role of the Pediatrician in the Promotion of Healthy, Active Living). Como pediatra y dietista registrada, la Dra. Muth fundó y dirige la clínica de vida saludable WELL en Children's Primary Care Medical Group en San Diego y es coautora del recurso publicado por la AAP,
The Clinician's Guide to Pediatric Nutrition. La Dra. Muth es profesora adjunta de UCLA School of Public Health, portavoz nacional de la AAP y autora galardonada de los libros para padres
The Family Fit Plan y
The Picky Eater Project, disponibles en edición de bolsillo y en formato de libro electrónico a través de la
biblioteca de la AAP.
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