Meningitis es una inflamación de los tejidos que cubren el cerebro y la médula espinal. La inflamación algunas veces afecta al cerebro en sí. Con los diagnósticos tempranos y el tratamiento correcto, un niño con meningitis tiene una buena oportunidad de mejorar sin ninguna complicación.
Tipos de meningitis: viral y bacteriana
Gracias a las vacunas que protegen contra formas graves de meningitis bacteriana, en la actualidad la mayoría de casos de meningitis son ocasionados por virus. La forma viral generalmente no es muy seria, excepto en bebés menores de tres meses de edad y con ciertos virus como el herpes simple (bucal), que generalmente causa otra infección grave. Una vez se diagnostica que la meningitis es ocasionada por un virus, no hay necesidad de antibióticos y la recuperación debe ser completa. La meningitis bacteriana (están involucrados varios tipos de bacterias) es una enfermedad muy grave. Ocurre muy pocas veces (debido al éxito de las vacunas), pero cuando ocurre, los niños menores de dos años tienen mayores riesgos.
La bacteria que ocasiona la meningitis con frecuencia se puede encontrar en la boca y garganta de niños saludables. Pero esto no necesariamente significa que estos niños padecerán la enfermedad. Eso no sucede a menos que la bacteria entre en el flujo sanguíneo.
Niños con más riesgo de contraer meningitis
Aún no sabemos exactamente por qué algunos niños se contagian con meningitis y otros no, pero sí sabemos que ciertos grupos de niños tiene más probabilidades de contagiarse con la enfermedad. Entre estos están los siguientes:
Bebés, especialmente los menores de dos meses de edad (debido a que su sistema inmunitario no está bien desarrollado, la bacteria puede entrar con más facilidad en el flujo sanguíneo).
Niños con sinusitis recurrente
Niños con graves lesiones recientes de la cabeza y fracturas del cráneo
Niños que acaban de someterse a una cirugía del cerebro
Niños con implantes cocleares
Con un diagnóstico oportuno y tratamiento, 7 de 10 niños que se contagian con meningitis bacteriana se recuperan sin ninguna complicación. Sin embargo, recuerde que la meningitis es una enfermedad potencialmente mortal, y aproximadamente en 2 de cada 10 casos puede ocasionar graves problemas en el sistema nervioso, sordera, convulsiones, la pérdida de brazos o piernas o dificultades del aprendizaje.
Debido a que la meningitis avanza rápidamente, se debe detectar de forma oportuna y se debe tratar de manera agresiva.
Notifique a su pediatra inmediatamente si su hijo presenta cualquiera de las siguientes señales de advertencia:
Si su hijo es menor de dos meses de edad: Una fiebre, disminución del apetito, la falta de interés, irritabilidad o llanto que aumenta amerita que se comunique con su médico. A esta edad, las señales de meningitis pueden ser muy sutiles y difíciles de detectar. Es mejor comunicarse con tiempo y estar equivocado a comunicarse demasiado tarde.
Si su hijo tiene de dos meses a dos años de edad: Esta es la edad más común para la meningitis. Observe los síntomas como fiebre, vómitos, disminución del apetito, irritabilidad o somnolencia excesiva. (Sus períodos de irritabilidad pueden ser extremos y sus períodos de sueño pueden dificultar levantarlos). Las convulsiones junto con una fiebre pueden ser las primeras señales de meningitis, a pesar de que la mayoría de convulsiones generalizadas de corta duración (también se denominan tónico-clónicas) se convierten en simples convulsiones febriles, no meningitis. Un sarpullido también es un síntoma de esta afección.
Si su hijo tiene de dos a cinco años de edad: además de los síntomas anteriores, un niño de esta edad con meningitis puede quejarse de dolores de cabeza, dolor de espalda o cuello rígido. También es posible que se queje de ver luces brillantes.
Tratamiento para la meningitis
Si después de un examen, a su pediatra le preocupa que su hijo pueda tener meningitis, le realizará una prueba de sangre para verificar si hay una infección bacteriana y también obtendrá un poco de líquido cefalorraquídeo al realizar una punción raquídea o una punción lumbar.
Este simple procedimiento implica insertar una aguja especial en la espalda baja de su hijo para extraer el líquido cefalorraquídeo. Esta es una técnica muy segura en la cual la muestra de líquido se obtiene desde la parte inferior del saco que rodea la médula espinal para que no haya ningún riesgo de lesionar el cordón en sí. Cualquier señal de infección en este líquido confirmará que su hijo tiene meningitis bacteriana. En ese caso, será necesario hospitalizarlo para recibir líquidos y antibióticos por vía intravenosa y para observar cuidadosamente si hay complicaciones.
Durante los primeros días de tratamiento, es posible que su hijo no pueda comer o beber, por lo tanto, los líquidos por vía intravenosa le proporcionarán el medicamento y la nutrición que necesita. Para determinados tipos de meningitis, es posible que esto sea necesario de siete a veintiún días, dependiendo de la edad del niño de la bacteria identificada.
Si se necesita administrar antibióticos de manera prolongada, es posible que su hijo pueda seguir recibiendo la medicación en la comodidad de su hogar. La mayoría de los niños con meningitis viral mejoran entre los siete y diez días sin antibióticos. Por lo general, los niños se recuperan en casa con reposo, líquidos y analgésicos de venta libre, aunque algunos pueden necesitar tratamiento en el hospital.
Prevención
Algunos tipos de meningitis bacteriana se pueden prevenir con vacunas. Pregúntele a su pediatra sobre lo siguiente.
Vacuna Hib (Haemophilus Influenzae Tipo B)
Esta vacuna disminuirá el riesgo de que los niños se infecten con la bacteria Haemophilus influenzae tipo b (Hib), la cual era la causa principal de la meningitis bacteriana en los adolescentes antes de que la vacuna estuviera disponible. La vacuna se suministra por medio de inyección a los niños de dos meses, cuatro meses y seis meses, y después nuevamente entre los doce y quince meses de edad. (Es posible que algunas vacunas combinadas le permitan a su médico omitir la última inyección).
Vacuna meningocócica
Existen dos tipos de vacunas contra el neumococo disponibles en los Estados Unidos, pero la vacuna preferida para niños se denomina vacuna meningocócica conjugada (MCV4). A pesar de que puede evitar cuatro tipos de enfermedades meningocócicas, no es recomendada para niños pequeños, pero si para niños (de once a doce años de edad) o adolescentes en el momento que inicien la secundaria (o a los quince años de edad).
Vacuna neumocócica
Esta vacuna es efectiva para evitar muchas infecciones graves ocasionadas por la bacteria del neumococo, incluyendo la meningitis así como bacteremia (una infección del flujo sanguíneo) y neumonía. Se recomienda empezar a los dos meses de edad, con dosis adicionales a los cuatros, seis y entre los doce y quince meses de edad. Algunos niños que tienen una gran susceptibilidad para las infecciones graves (entre estos niños de alto riesgo están aquellos con sistemas inmunitarios que funcionan de manera irregular, anemia drepanocítica, ciertos problemas de riñón y otras condiciones críticas) pueden recibir una vacuna adicional contra el neumococo entre las edades de dos y cinco años.
Información adicional: