Aunque solemos pensar en las cataratas como afecciones de las personas de edad avanzada, también se encuentran en bebés y los jóvenes y algunas veces están presentes en el nacimiento. Una catarata es como una opacidad del cristalino (el tejido transparente dentro del ojo que ayuda a que los rayos de luz se enfoquen en la retina). Aunque es poco común, las cataratas congénitas son, sin embargo, una causa principal de la pérdida de la visión y ceguera en los niños.
Las cataratas en los niños deben ser detectadas y tratadas a tiempo de manera que su visión se pueda desarrollar normalmente. Una catarata generalmente aparece como un reflejo blanco en el centro de la pupila del niño. Si un bebé nace con una catarata que bloquea la mayor parte de la luz que entra en el ojo, el cristalino natural se tiene que remover quirúrgicamente para permitir que la visión del bebé se desarrolle. La mayoría de los oftalmólogos pediatras recomiendan que este procedimiento se realice durante el primer mes de vida. Después de que el cristalino opaco se retira, se debe colocar al bebé una lente de contacto o una corrección con anteojos. A la edad de aproximadamente un año, se recomienda la colocación de una lente dentro del ojo. Además, la rehabilitación visual del ojo afectado casi siempre implicará el uso de un parche hasta que los ojos del niño estén completamente maduros (a la edad de diez años o más).
De vez en cuando, un niño va a nacer con una pequeña catarata que inicialmente no le impedirá el desarrollo visual. Estas cataratas generalmente no necesitan de tratamiento, sin embargo, es necesario que se supervisen cuidadosamente para asegurar que no se hagan lo suficientemente grandes para interferir con la visión normal. Además, incluso si es demasiado pequeña para representar una amenaza directa para el desarrollo visual, las cataratas pueden causar ambliopía secundaria (pérdida de la visión), que tendrá que ser tratado por un oftalmólogo.
En la mayoría de los casos, la causa de las cataratas en infantes no se puede determinar. Las cataratas pueden atribuirse a una tendencia hereditaria de los padres, pueden ser resultado de un trauma en el ojo, o pueden ocurrir como resultado de una infección viral como la rubéola y varicela o una infección de otros microorganismos, como aquellos que ocasionan la toxoplasmosis. Para proteger a los niños de las cataratas y de otras enfermedades graves durante el embarazo, las mujeres embarazadas deben tener cuidado de evitar la exposición innecesaria ante las enfermedades infecciosas. Además, como una medida de precaución contra la toxoplasmosis (una enfermedad ocasionada por parásitos), las mujeres embarazadas deben evitar tener contacto con los desechos de los gatos o comer carne cruda, ya que ambos pueden contener organismos que ocasionan esta enfermedad.