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Edades y Etapas

Desarrollo emocional y social: desde el nacimiento hasta los 3 meses

En el segundo mes, su bebe pasará gran parte del día viendo y escuchando a las personas a su alrededor. Aprende que esas personas lo entretendrán y tranquilizarán, lo alimentarán y lo harán sentir cómodo. Se siente bien cuando le sonríen y parece saber por instinto que él puede sonreír también. Aún en su primer mes de vida, experimentará con sonrisas y muecas primitivas. Luego, durante el segundo mes, esos movimiento se volverán señales auténticas de placer y simpatía.

¿Ya vio su primera sonrisa real? Es un punto decisivo tanto para usted como para su bebé. En caso de que tenga alguna duda, las noches sin dormir y los días irregulares de estas primeras semanas repentinamente parecen valer la pena cuando ve esa primera sonrisa y hará todo lo posible para seguir provocando esas sonrisas. Por su parte, su bebé descubrirá repentinamente que con tan solo mover sus labios puede tener “conversaciones” con usted, cuando sonría préstele aún más atención que la usual y hágalo sentir bien. Además de llorar, sonreír también le da otra forma de expresar sus necesidades y ejercer algún control sobre lo que le pasa. Entre más ocupado esté con usted y sus sonrisas, y eventualmente con el resto de este enorme mundo que lo rodea, no solo será un avance para el desarrollo de su cerebro, sino que estará más distraído de las sensaciones internas (hambre, gases, fatiga) que alguna vez influyeron totalmente su comportamiento. Su creciente socialización es una prueba más de que disfruta y aprecia esas nuevas experiencias. Ampliar su mundo con esas experiencias no solo es divertido para ambos sino también importante para su desarrollo integral.

Al principio su bebé parece sonreír sin ni siquiera verla, pero no permita que esto la altere. Alejar la mirada le da control y lo protege de sentirse abrumado por usted. Esta es su forma de observar el panorama completo sin necesidad de que sus ojos lo “alcancen”. De esta forma, puede poner la misma atención a sus expresiones faciales, al sonido de su voz, al calor de su cuerpo y la forma en la que lo sostiene. A medida que se conocen, gradualmente sostendrá su mirada por más tiempo y períodos más largos, y usted encontrará formas de aumentar su “tolerancia”; posiblemente sosteniéndolo a cierta distancia, ajustando el nivel de su voz o modificando sus expresiones.

A los tres meses, su bebé dominará el arte de “hablar con sonrisas”. Algunas veces, empezará una “conversación” al dirigirle una gran sonrisa y balbuceando para llamar su atención. Otras veces, se quedará en espera, observando su rostro hasta que usted sonría primero y luego responderá con entusiasmo. Todo su cuerpo participará en estos diálogos. Abrirá totalmente sus manos, subirá uno o ambos brazos y sus brazos y piernas se moverán a la vez con los ritmos de su diálogo. También imitará sus movimientos faciales. Es posible que cuando usted hable él abra la boca y los ojos y si usted saca su lengua, ¡puede ser que él haga lo mismo!

Por supuesto, su bebé probablemente no actúe tan amistosamente con todos. Al igual que los adultos, su bebé preferirá a ciertas personas que a otras. Y sus favoritos, naturalmente, serán sus padres. Luego, a los tres o cuatro meses, lo intrigarán los otros niños. Si tiene hermanos o hermanas, lo verá sonreír tan pronto como le empiecen a hablar. Si escucha las voces de niños en la calle o en la televisión, se volteará a buscarlos. Esta fascinación con los niños aumentará a medida que él crezca.

Los abuelos o familiares que lo cuidan pueden recibir una sonrisa insegura la primera vez, seguida de balbuceos y lenguaje corporal después de que hayan jugado con su bebé por un rato. Por el contrario, es posible que las personas extrañas no reciban más que una mirada curiosa o una sonrisa fugaz. Este comportamiento selectivo le indica que aún a esa corta edad, él empieza a clasificar quién es quién en su vida. Aunque las señales sean sutiles, no hay duda de que se está apegando a las personas que tienen una relación más directa con él.

Ese intercambio silencioso pareciera no ser más que un juego, pero estos intercambios tempranos son una parte importante de su desarrollo social y emocional. Al responder rápidamente y con entusiasmo a sus sonrisas e involucrarse a menudo en estas “conversaciones”, le hará saber lo importante que es para usted, que puede confiar en usted y que él tiene cierto control de su propia vida. Al reconocer sus señales y no interrumpir o ver hacia otro lado cuando él “habla”, también le mostrará que le interesa y lo valora. Esto contribuye a que desarrolle su autoestima.

A medida que su bebé crece, la forma en la que se comunican variará con sus necesidades y deseos. Cada día se dará cuenta que tiene tres niveles generales de necesidades, cada uno de los cuales mostrará un lado diferente de su personalidad:

  1. Cuando sus necesidades son urgentes, cuando tiene mucha hambre o siente dolor, por ejemplo, se lo hará saber en su propia forma especial, quizás gritando, lloriqueando o utilizando lenguaje corporal desesperado. Con el tiempo aprenderá a reconocer estas señales tan rápido que por lo general podrá satisfacerlo antes de que él mismo sepa que es lo que quiere.
  2. Cuando su bebé esté plácidamente dormido o cuando esté alerta y entreteniéndose solo, se sentirá tranquila de que ha logrado satisfacer sus necesidades por el momento. Esto le dará una buena oportunidad de descansar o encargarse de otros asuntos. Los momentos en los que está jugando solo le proporcionan maravillosas oportunidades para observar; a la distancia, cómo está desarrollando destrezas nuevas e importantes tales como, aprender a jugar solo, alcanzar y buscar objetos o manipularlos con sus manos. Estas actividades son propicias para aprender a tranquilizarse solo, lo que le ayudará a calmarse y a la larga, dormir toda la noche. Estas son destrezas especialmente importantes para los bebés que padecen de cólico y son más difíciles de consolar.
  3. Cada día habrá períodos en los que usted satisfaga las necesidades obvias de su bebé pero él aún está intranquilo o caprichoso. Posiblemente se lo haga saber con gemidos, movimientos agitados o arranques de actividad sin propósito entre momentos de calma. Posiblemente ni él sabrá lo que quiere y ninguna de sus varias respuestas lo podrán calmar. A veces, jugar, hablarle, cantarle, arrullarlo y caminar puede funcionar; en otras ocasiones, simplemente cambiarle la posición o dejarlo “protestar” puede ser la estrategia que tendrá más éxito. Además, puede descubrir que aunque una respuesta en particular lo calma momentáneamente, pronto protestará más y exigirá más atención. Puede ser que este ciclo no termine hasta que lo deje llorar por unos minutos o lo distraiga haciendo algo diferente; por ejemplo, llevarlo afuera o alimentarlo. Estos períodos, pueden ser propicios para que ambos aprendan mucho más el uno del otro. Descubrirá cómo le gusta a su bebé que lo arrulle, qué gestos o voces divertidos disfruta más y qué es lo que más le gusta ver. Él descubrirá qué es lo que tiene que hacer para que usted le responda, cuánto se esforzará usted por complacerlo y cuáles son sus límites de tolerancia.

Conforme pasa el tiempo, los períodos de necesidad aguda disminuirán y él podrá entretenerse solo por más tiempo. En parte, esto se debe a que usted está aprendiendo a prever y atender muchos de sus problemas antes de que él se sienta incomodo. Pero además, su sistema nervioso madura y, como resultado, podrá sobrellevar mejor el estrés diario por sí solo. Con un mayor control de su cuerpo, él podrá hacer más cosas para divertirse y consolarse solo y experimentará menos frustraciones. Los períodos en los que parece más difícil satisfacerlo probablemente no desaparecerán por completo por algunos años, pero a medida que se vuelve más activo, será más fácil distraerlo. A la larga deberá aprender a sobrellevar estos períodos por sí solo.

Durante estos primeros meses, no se preocupe de malcriar a su bebé con demasiada atención. Obsérvelo detenidamente y responda de inmediato cuando la necesite. Es posible que no siempre pueda calmarlo, pero nunca le hará daño que le muestre cuánto le preocupa. De hecho, cuánto más rápido y constante atienda sus inquietudes en los primeros meses, probablemente será menos demandante cuando sea mayor. A esta edad, él necesita que constantemente le demuestre su amor para sentirse seguro con él mismo y de usted. Al ayudarle a establecer este sentido de seguridad ahora, está creando las bases de la confianza que le permitirán gradualmente separarse de usted y convertirse en una persona fuerte e independiente.
Última actualización
11/21/2015
Fuente
Caring for Your Baby and Young Child: Birth to Age 5 (Copyright © 2009 American Academy of Pediatrics)
La información contenida en este sitio web no debe usarse como sustituto al consejo y cuidado médico de su pediatra. Puede haber muchas variaciones en el tratamiento que su pediatra podría recomendar basado en hechos y circunstancias individuales.
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