Por: Harvey S. Kaplan, MD, FAAP
Me gradué de la Facultad de Medicina de Nueva York en 1963 y terminé una residencia en Pediatría en Stanford en 1968. Mi carrera entera en pediatría estaba en el Hospital del Condado de San Mateo. Durante ese tiempo, vi muchas enfermedades desaparecer de la práctica pediátrica debido a las vacunas.
Recuerdo una mañana, hace muchos años, cuando las puertas de entrada de la clínica pediatra rechinaron al abrirse para dar paso a una madre joven de procedencia hispana que había viajado sola en autobús y caminado cuatro cuadras para llegar al hospital; ella se acerco al área de recepción cargando a su silencioso bebé arropado en una manta. No se necesito más que una rápida mirada para confirmar que el bebé estaba muy enfermo.
El bebé tenía 6 meses y aunque sobrevivió después del tratamiento de la
meningitis bacteriana, desafortunadamente quedó con una
pérdida auditiva severa y con una
discapacidad del desarrollo. El bebé nació a principios de los años 70 antes de la introducción de la
vacuna contra el Hib que sucedió una década más tarde.
La Haemophilius influenzae tipo B (Hib) era una causa común de la enfermedad bacteriana invasiva.
Otra complicación de las infecciones por Hib además de la meningitis era la
epiglotitis, una obstrucción alarmante de las vías respiratorias. Los niños se mostraban extremadamente ansiosos, inclinándose hacia adelante, los hombros encorvados y literalmente jadeando por falta de aire. Era una de las más temidas emergencias que ponía en peligro la vida y que los pediatras y los padres tenían que enfrentar antes de la introducción de la vacuna contra el Hib.
Las complicaciones relacionadas con
la varicela resultaban a veces en hospitalizaciones en aquellos días antes de la introducción de la vacuna contra la
varicela en 1995. Un día, me llamaron a la sala de emergencias y me dijeron que tenían a un niño de 10 años con lesiones cutáneas extensas debido a la varicela, que tenía fiebre y que las lesiones eran de color "negro". Esta varicela "negra" se debía a complicaciones hemorrágicas que causaban que la piel sangrara.
Recuerdo a un niño hospitalizado con varicela severa con tantas manchas en la piel que era casi imposible encontrar un espacio limpio para empezar a aplicar líquidos y antibióticos por vía intravenosa. El niño tenía una infección bacteriana secundaria.
Los pediatras todavía deben pensar en cosas como estas, pero ya no son cosas que pasan todos los días como lo era cuando empecé mi carrera. Ahora, los médicos tienen que aconsejar a los padres que tiene dudas acerca de las vacunas; no recuerdo que eso pasara antes. El miedo a las vacunas es algo nuevo para mí. Me jubilé hace cinco años, pero
cuando estaba en la práctica, los padres no cuestionaban el hecho de que las vacunas protegerían a los niños de enfermedades potencialmente mortales. Estaban en lo correcto porque las vacunas son buenas para los niños.
Sobre el Dr. Kaplan:
Harvey S. Kaplan, MD, FAAP se graduó de la Facultad de Medicina de Nueva York en 1963, hizo su residencia en el Hospital Kaiser de San Francisco en 1963-64 y después se desempeñó con el rango de capitán en el Cuerpo Médico de la Fuerzas Armadas de los Estados Unidos de 1964-1966. En 1969, el Dr. Kaplan comenzó su trabajo como médico del personal del Centro Médico de San Mateo, como jefe de pediatría durante 35 años. Después de su jubilación, el Dr. Kaplan trabajó por 11 años como comisionado en la Primera Quinta Comisión de San Mateo y en la actualidad se desempeña en la Junta de Directores de San Mateo CASA, proporcionando voluntarios para ayudar a los niños en hogares de acogida. Él y su esposa, Gay, tienen un hijo y una hija y cinco nietos.
La medicina antes de las vacunas:
Este artículo es parte de una serie de experiencias personales contadas por pediatras veteranos sobre cómo era la práctica de pediatría antes de que se hicieran disponibles las vacunas contra enfermedades como la meningitis, el sarampión y la gripe o influenza. Estos artículos se están publicando en conmemoración del Mes Nacional de Concientización sobre las Vacunas que se lleva a cabo todos los años en el mes de agosto.