Por Samantha Ahdoot, MD, FAAP
Todos los días, los pediatras ven los efectos del cambio climático en la salud física y mental de los niños. Cuando hablamos con los padres sobre lo que es bueno para sus hijos, parte de nuestro trabajo es relacionar nuestro clima cambiante con la salud de sus hijos.
Relacionar el clima con la salud
Por ejemplo, los pediatras suelen hablar con los padres sobre cómo una dieta saludable y el ejercicio ayudan a los niños a convertirse en adultos sanos.
Cuando hablamos de nutrición, podemos sugerir comer menos alimentos procesados y considerar más dietas de origen vegetal, que son buenas para el planeta y saludables para los niños.
Cuando hablamos de formas en que las familias pueden hacer que los niños hagan ejercicio y jueguen al aire libre, también hablamos del aire limpio. Hablamos con los padres sobre qué hacer en los días en que la calidad del aire es mala debido a la contaminación o al humo de los incendios forestales, para que sus hijos puedan evitar ataques de asma, y cómo afrontar los niveles más altos de polen si sus hijos tienen alergias estacionales.
Y cuando los niños experimentan eventos estresantes o traumáticos relacionados con el clima, como huracanes e incendios forestales, hablamos sobre formas de afrontar la ansiedad. Esto significa cuidar su salud emocional además de su salud física.
Cuidar el planeta para cuidar la salud de los niños
Los pediatras y los padres comparten el mismo objetivo: proteger la salud de los niños hoy y garantizar que los niños puedan crecer y convertirse en adultos saludables y prósperos. Por eso los pediatras se preocupan por el vínculo entre la salud del planeta y la salud de los niños. Y es por eso que trabajamos para obtener
soluciones climáticas.
¿El cambio climático ya es una realidad?
La
temperatura de la tierra está aumentando. Los glaciares se están derritiendo. El nivel del mar está subiendo. Las olas de calor se han vuelto más largas y fuertes en muchos lugares, y las lluvias y sequías más extremas están afectando a diferentes partes del mundo.
El aumento de la temperatura de la Tierra y los grandes cambios que ha provocado son el resultado de las actividades humanas, especialmente la quema de combustibles fósiles como carbón, petróleo y gas para obtener energía y transporte.
¿Podemos arreglar el cambio climático?
Los científicos descubrieron la relación entre la contaminación por combustibles fósiles y la temperatura del planeta desde hace más de 100 años. Si las tendencias actuales de contaminación continúan, un mayor calentamiento empeorará los efectos en la salud, la economía y la naturaleza. Pero como entendemos la causa del problema, podemos solucionarlo.
Tenemos el conocimiento y los medios para actuar ahora con el objetivo de cambiar estas tendencias e invertir en un futuro más saludable para nuestros niños.
Las soluciones climáticas tienen beneficios inmediatos para la salud infantil
Energía limpia y renovable, como la eólica, la solar y la geotérmica
Sistemas de transporte saludables, incluido el transporte público y las comunidades transitables a pie y en bicicleta
Comunidades dinámicas e inclusivas que contienen lugares seguros para que todos los niños vivan, aprendan, caminen y jueguen
Sistemas alimentarios sostenibles y dietas
de origen vegetal basadas en alimentos integrales
Comunidades resilientes y sistemas de atención sanitaria preparados para los efectos del cambio climático
Estas soluciones dan como resultado un aire más limpio y un clima más estable, además de entornos más saludables y seguros para los niños de hoy y del futuro.
¿Cuáles son algunas de las cosas que podemos hacer para actuar sobre el clima?
La crisis climática puede parecer un tema abrumador y ser una fuente de ansiedad para los niños y las familias. Participar en la acción y la promoción puede ayudar. Puede hacer lo siguiente:
Ayude a su comunidad a adoptar soluciones climáticas. Únase a un grupo local para ayudar a llevar energía solar, eólica o geotérmica a su escuela, ciudad, estado o incluso país. Ayude a crear rutas seguras para que las familias caminen y anden en bicicleta en el lugar donde vive.
Hágales saber a los niños que sus acciones y lo que tengan para decir pueden ser herramientas poderosas. Los niños podrían inspirarse si saben que algunos de nuestros defensores del clima más eficaces y poderosos en la actualidad son niños y jóvenes. Apoye su participación en soluciones climáticas locales, estatales y nacionales.
Reduzca su propio consumo y desperdicio de energía. Caminar, andar en bicicleta, utilizar el transporte público, compartir el automóvil y adoptar una dieta con un mayor consumo de alimentos de origen vegetal son formas de ayudar a proteger el planeta.
Muéstreles que se preocupa. Hágales saber a los niños que sus cuidadores adultos (incluidos padres y pediatras) están comprometidos con soluciones de acción climática que protejan su salud y el mundo en el que viven.
¡Podemos ser honestos, estar orientados a la acción y tener esperanza al
hablar con nuestros hijos sobre el cambio climático!
Hable con su pediatra
Si le preocupan los efectos del cambio climático en la salud, hable con su pediatra. También puede encontrar respuestas sobre exposiciones ambientales comunicándose con la Unidad de Especialidad en Salud Ambiental Pediátrica de su región.
Más información
Acerca de la Dra. Ahdoot
Samantha Ahdoot, MD, FAAP, es pediatra practicante en Virginia y profesora asistente de educación médica en University of Virginia School of Medicine. La Dra. Ahdoot es miembro del Comité Ejecutivo del Consejo de Salud Ambiental y Cambio Climático de la American Academy of Pediatrics (AAP). Además, la Dra. Ahdoot se ha desempeñado como autora principal de las declaraciones de políticas e informes técnicos de la AAP y fue autora de un capítulo sobre el cambio climático en
Pediatric Environmental Health, 4.ª edición de la AAP. La Dra. Ahdoot es miembro de la junta directiva del grupo de Virginia de la AAP y presidente y fundadora de Virginia Clinicians for Climate Action.
Este documento recibió apoyo, en parte, a través del acuerdo de cooperación OT18-1802 otorgado a la American Academy of Pediatrics y fue financiado por el Centro Nacional de Salud del Medio Ambiente y la Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (Centers for Disease Control and Prevention, CDC). El contenido de esta publicación es responsabilidad exclusiva de los autores y no representa necesariamente las opiniones oficiales de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades o del Departamento de Salud y Servicios Sociales de los EE. UU.