La crisis de opioides en los Estados Unidos ha tenido un impacto profundo sobre las madres embarazadas y los bebés. Las madres y los bebés se enfrentan a obstáculos considerables para recibir un tratamiento y una asistencia basados en la evidencia, que varían sustancialmente según el lugar en donde vivan.
En un ensayo clínico publicado recientemente, la American Academy of Pediatrics proporciona una visión general de por qué es necesario contar con enfoques sistémicos, duraderos, coordinados e integrales para mejorar la asistencia a las madres y los hijos afectados por el consumo de opioides en el embarazo. El informe titulado, Síndrome de abstinencia neonatal por opioides (en inglés) se publicó en la edición de noviembre de 2020 de Pediatrics.
“El aumento del consumo de opioides en las últimas dos décadas ha devastado a familias y ha hecho que a más niños se les diagnostique abstinencia de opioides poco después de nacer", dice el Dr. Stephen W. Patrick, MD, MPH, MS, FAAP, autor principal del informe, que fue escrito por el Comité de Fetos y Recién Nacidos y el Comité de Uso de Sustancias y Prevención.
“Podemos adoptar medidas para mejorar la atención médica que se le brinda a la madre durante el embarazo, lo que conduce a mejores resultados tanto para la madre como para el hijo y, en última instancia, para la sociedad. Observamos un aumento de 10.000 niños en el sistema de hogares de acogida desde 2011 hasta 2017 debido, en gran parte, al consumo de sustancias por parte de los padres, por ejemplo. Debemos brindar apoyo a estas familias cuanto antes", dijo el Dr. Patrick.
La incidencia del síndrome neonatal de abstinencia de opioides (NOWS), antes llamado síndrome neonatal de abstinencia aumentó de 1,2 a 8,8 por cada 1.000 nacimientos en hospitales entre 2000 y 2016.
El informe clínico de la AAP ofrece recomendaciones detalladas para mejorar el tratamiento médico y el acceso a la medicina; la orientación y la detección prenatales; la observación de los bebés y su diagnóstico, el tratamiento y el alta de esos bebés. Entre las recomendaciones, se encuentran las siguientes:
Todas las mujeres embarazadas deben tener acceso a medicamentos para el trastorno por consumo de opioides, que se ha demostrado que reduce el riesgo de muerte por sobredosis y mejora los resultados del embarazo.
Los pediatras deben colaborar con los organismos estatales y locales a cargo del bienestar para abogar por la financiación para mejorar el acceso a tratamientos de calidad para el trastorno por consumo maternal de opioides.
Las mujeres embarazadas con trastorno por consumo de opioides deben recibir orientación para educarlas acerca de los signos clínicos de la abstinencia y para mejorar su entendimiento del tratamiento, incluidos la lactancia y los medicamentos.
Todos los hospitales deben contar con enfoques y protocolos estandarizados que orienten su manejo de bebés expuestos a los opioides para reducir la variabilidad en la asistencia que estos reciben.
Para los bebés de mujeres que estén en tratamiento entre 30 y 90 días sin recaídas, debería considerarse la lactancia materna.
Todos los bebés con exposición crónica deben observarse durante al menos 72 horas para monitorear los síntomas de abstinencia. Los bebés deben observarse nuevamente a los 3-7 días dependiendo de si el bebé estuvo expuesto a opioides de liberación inmediata, buprenorfina y opioides de liberación sostenida o metadona.
Para los hospitales debe ser una prioridad mantener a la madre y el bebé juntos durante la observación y el tratamiento. La internación conjunta es el modelo de asistencia que se prefiere.
Los hospitales deben estandarizar sus procesos de alta para garantizar que los bebés estén conectados a servicios posteriores al alta, incluidos los servicios de intervención temprana, visitas de enfermeras al hogar y Early Head Start.
“Las familias necesitarán un apoyo y una educación continuos sobre la abstinencia de opioides, el cuidado del recién nacido y las prácticas de sueño seguro", dijo Wanda D. Barfield, MD, MPH, FAAP, directora, División de Salud Reproductiva en los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y coautora del informe. “El pediatra está para ayudar y puede realizar un seguimiento para garantizar una transición segura y coordinada al hogar, así como otras formas de apoyo, como orientación y conexiones con los recursos de la comunidad".
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