El enfoque
punitivo no ha demostrado ser eficaz y puede disuadir a las mujeres que están
buscando ayuda.
La cantidad de
mujeres embarazadas que usan opioides ha aumentado en la última década y más
bebés han nacido con síntomas de abstinencia, una tendencia nacional que
requiere una repuesta por parte de la sanidad pública en lugar de una acción
punitiva, de acuerdo con la nueva declaración de política de la American
Academy of Pediatrics (AAP).
Aunque algunos
gobiernos estatales han sancionado (enjuiciado) y encarcelado a mujeres debido
al abuso de sustancias, las medidas punitivas no incluyen beneficios
comprobados para la salud de las madres o el niño —y pueden conducir a que las
madres no busquen el cuidado prenatal ni tratamiento para el abuso de
sustancias, de acuerdo con el informe. La declaración de política: "Salud
sanitaria pública para tratar el uso de opioides durante el embarazo" será
publicada en el número de marzo de 2017 de Pediatrics (en línea el 20 de
febrero).
"En las
últimas dos décadas, el uso de opioides ha resurgido en todos los Estados
Unidos y mientras lo hacía, hemos visto un aumento en complicaciones
relacionadas con el uso de los opioides en casi todos los grupos de la
población, incluyendo a las mujeres embarazadas y a sus bebés", dijo
Stephen Patrick, MD, MPH, MS, FAAP, y un coautor del informe.
“Nuestra respuesta
debe estar cimentada en la salud pública. Debemos impulsar los esfuerzos
enfocados en la prevención primaria, tales como programas para monitorear los
medicamentos de prescripción y expandir el tratamiento diseñados a ciertas
necesidades de las mujeres embarazadas y sus familias”.
El índice de
bebés nacidos con síntomas de abstinencia, una afección conocida como síndrome
de abstinencia neonatal, casi se ha quintuplicado en la última década, y para
el 2012, representó gastos hospitalarios de casi $1,5 mil millones, de acuerdo
con la investigación. En el 2012, en toda la nación, nacía un bebé cada 25
minutes con esta afección —lo que avivó el interés del público, los proveedores
y los legisladores.
Además de
mejorar el acceso a los anticonceptivos, el cuidado prenatal y el tratamiento
para los trastornos por abuso de sustancias, la Academia recomienda:
Pruebas universales para detectar
consumo de alcohol
y cualquier otra droga en las mujeres en edad de concebir.
Ofrecer información y obtener
consentimiento informado para pruebas de drogas de las madres y para
informar sus prácticas.
Mejorar el acceso a la atención
obstétrica integral, incluyendo la terapia de sustitución de opiáceos.
Programas para el tratamiento de
abuso de sustancias específicamente diseñados para las mujeres
embarazadas.
Mejorar el financiamiento de
servicios sociales y sistemas de bienestar social infantil.
El acceso a
cuidado prenatal integral y al tratamiento para mujeres con trastornos por
abuso de sustancias está asociado con menos partos prematuros, menos bebés
pequeños para la edad gestacional y bebés que nacen con bajo peso corporal. Los
estudios indican que el embarazo puede motivar a las mujeres con trastornos por
abuso de sustancias a buscar tratamiento; sin embargo, hay escasez de programas
de tratamiento integral orientados a las mujeres embarazadas y criando.
La AAP publicó
por primera vez en 1990 recomendaciones para los bebés expuestos a las
sustancias, haciendo un llamado a un acceso no punitivo al cuidado integral
para mujeres embarazadas y sus bebés. Desde entonces, más de 20 organizaciones
de la nación han publicado declaraciones similares. A pesar de haberse logrado
un consenso sólido de las comunidades médicas y de la salud sanitaria, ha
habido un aumento en el número de estados que han aprobado y están considerando
la persecución criminal para mujeres embarazadas con trastornos por abuso de
sustancias.
"Las mujeres embarazadas se les debe permitir hablar con honestidad
sobre su uso de sustancias con su proveedor de salud sin temer ser
penalizadas", dijo el coautor Davida M. Sciff, MD, FAAP. "Las
políticas punitivas dirigidas a las mujeres embarazadas con trastornos por
abuso de sustancias son perjudiciales para la madre y el bebé.