Por Steven A. Abrams, MD, FAAP y Philip J. Landrigan, MD, FAAP
Con tanta cantidad de mensajes contradictorios sobre nutrición en el mundo actual, es posible que usted se pregunte cuál es la forma más saludable de alimentar a su hijo. Las etiquetas nutricionales están repletas de información, pero muchos padres y cuidadores se sienten confundidos acerca de qué es bueno para los niños y qué se debe evitar.
Una alimentación saludable es esencial para el crecimiento y el bienestar de su hijo. Por eso, en un nuevo informe, la American Academy of Pediatrics (AAP) analiza de cerca la evidencia que rodea a los organismos genéticamente modificados (OGM). Esto es lo que sabemos sobre cómo los alimentos y bebidas con OGM podrían afectar la salud de su hijo.
¿Qué son los OGM?
Un OGM, también conocido como
producto de bioingeniería, es cualquier ser vivo cuyo código genético (ADN) ha sido modificado para mejorar la forma en que crece, prospera, se ve o sabe.
En términos de lo que comemos los seres humanos, esto generalmente se refiere al maíz, la soja, la canola (un grano utilizado para hacer aceite de cocina) y la remolacha azucarera. Los OGM también pueden aplicarse a las fuentes de proteínas. Los ejemplos incluyen salmón o animales de granja genéticamente modificados, tales como ganado vacuno y pollos cuyos alimentos podrían contener maíz o soja genéticamente modificados.
¿Es seguro comer los OGM?
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Etiqueta requerida por el Departamento de Agricultura de EE. UU. (USDA, por sus siglas en inglés) para productos alimenticios de bioingeniería.
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No hay nada de malo en cambiar el código genético de una planta o un animal. De hecho, lo hemos hecho durante siglos.
Las plantas híbridas creadas a partir de dos o más variedades existentes forman parte desde hace mucho tiempo de nuestra cadena alimentaria. Las frutas y nueces a menudo se cultivan en árboles hibridados. Llevamos cientos de años cruzando ganado.
Sin embargo, los alimentos genéticamente modificados podrían presentar riesgos para la salud, especialmente para los niños. Esto se debe a que la mayor parte de la ingeniería genética se ha centrado en hacer que los cultivos sean resistentes a los herbicidas que los agricultores rocían en grandes cantidades sobre los alimentos que luego comemos.
La ingeniería genética permite que los cultivos como el maíz y la soja sobrevivan a dosis repetidas de herbicidas. (Si las plantas no fueran alteradas genéticamente, los herbicidas las matarían).
Por qué los herbicidas pueden suponer una amenaza para la salud
El ingrediente principal de los herbicidas utilizados en los Estados Unidos es el
glifosato, que también está presente en los herbicidas que quizás haya utilizado en su hogar.
Cuando se aprobó por primera vez el glifosato, se creía que no representaba una amenaza para la salud de los seres humanos. Sin embargo, existen investigaciones de todo el mundo que ahora demuestran que estas sustancias químicas pueden acumularse en nuestros cuerpos. Esto aumenta los riesgos de
cáncer de sangre (en inglés), incluidos tipos específicos de leucemia y linfoma.
Algunos estudios muestran que los agricultores que utilizan glifosato en sus cultivos enfrentan un mayor riesgo de desarrollar estos cánceres de sangre que las personas con menor exposición a herbicidas.
No es la comida en sí, sino cómo la cultivamos
Es esencial comprender que el problema son los herbicidas, no los cultivos en sí ni los animales que comen dichos cultivos. En el futuro, los estudios podrían vincular a los herbicidas con otros problemas de salud. Pero, mientras tanto, no debemos ignorar la evidencia que apunta a un posible aumento del riesgo de cáncer, especialmente en niños y adolescentes en crecimiento.
¿Cómo sabemos que los herbicidas están abriéndose camino hasta nuestros cuerpos?
En estudios recientes, se demuestra que el glifosato está presente en muchos alimentos, especialmente en los
ultraprocesados (en inglés) (puede encontrar más información a continuación). También aparece en el 80% de las muestras de orina tomadas a personas en los EE. UU., incluso en niños de tan solo 6 años. Esto sugiere que la mayoría de los niños y adultos consumen alimentos que podrían aumentar sus posibilidades de desarrollar cáncer.
¿Qué alimentos y bebidas es probable que se elaboren con OGM?
Los OGM suelen estar presentes en alimentos ultraprocesados, tales como:
Nuggets de pollo
Alimentos congelados
Perros calientes
Sopas enlatadas o envasadas
Papas fritas y hojuelas de maíz
Cereales endulzados
Bebidas endulzadas con
jarabe de maíz de alta fructosa
Tenga en cuenta que los alimentos de esta lista
se pueden preparar sin OGM. Sin embargo, la mayoría de las marcas de alimentos ultraprocesados contienen maíz, soja, canola y otros ingredientes procedentes de cultivos genéticamente modificados.
¿Podemos cultivar alimentos sin herbicidas?
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El sello orgánico de USDA utilizado por granjas y empresas certificadas para identificar sus productos como orgánicos.
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Sí, podemos. Por ejemplo, los alimentos
certificados como orgánicos por USDA se cultivan sin herbicidas ni pesticidas (repelentes de insectos). Los alimentos orgánicos incluyen fuentes de proteínas (carne, lácteos, huevos y pescado) de animales que solo consumen alimentos libres de OGM.
Sin embargo, no se debe asumir que un alimento está libre de OGM solo porque esté etiquetado como "natural" o "saludable". Busque la etiqueta de alimento certificado como orgánico o, si está en el mercado de agricultores, pregunte si las frutas y verduras, el pescado, las carnes o los productos lácteos que está comprando contienen OGM.
También tenga en cuenta que
lavar y fregar los productos agrícolas con agua corriente, incluso si no son orgánicos, puede reducir los herbicidas.
¿Por qué no hay más alimentos orgánicos?
¿Se pregunta por qué no cultivamos más alimentos sin químicos dañinos? Probablemente haya notado que los productos orgánicos suelen ser más costosos. Esto se debe en parte a que los productores de alimentos tienen que encontrar otras formas de controlar las malezas y plagas que amenazan sus cultivos.
Estos métodos alternativos podrían implicar más mano de obra y gastos que rociar las plantas con productos químicos, ya que esto se puede hacer con equipos agrícolas a gran escala. Muchos cultivos genéticamente modificados están especialmente diseñados para sobrevivir a múltiples aplicaciones de herbicidas durante la temporada de crecimiento.
Consejos para limitar los OGM en el plato de su familia
Es posible que no pueda evitar que su niño o adolescente consuma algunos OGM. (Por ejemplo, un bocadillo que ingiere en la escuela o en la casa de un amigo podría no estar libre de OGM).
En lugar de preocuparse por cada bocado que comen sus hijos, comience por crear conciencia en la familia y reducir gradualmente el consumo de productos OGM.
Lea atentamente las
etiquetas de los alimentos (en inglés) y considere elegir alimentos y bebidas libres de OGM siempre que sea posible.
Llene el plato de su familia con alimentos integrales, incluidas las frutas y verduras frescas, los frutos secos, los cereales integrales y las legumbres (tales como frijoles, guisantes y lentejas).
Reduzca la cantidad de alimentos procesados en la dieta de su familia.
¿Las fórmulas y los alimentos envasados para bebés están libres de OGM?
Usted tiene la posibilidad de consultar las etiquetas para asegurarse de que las fórmulas y los alimentos para bebés estén libres de OGM. La etiqueta de no OGM significa que la leche de vaca u cabra utilizada para elaborar la fórmula proviene de animales que recibieron una dieta libre de OGM.
¿Por qué sigo escuchando que las inquietudes sobre los OGM no son reales?
En las publicaciones en las redes sociales y las noticias se podría restar importancia a los peligros de los OGM, pero esto no significa que los padres deban ignorar las advertencias sobre ellos. Es mejor leer la evidencia y tomar sus propias decisiones sobre los posibles riesgos.
Los expertos en salud están al día con las investigaciones sobre nutrición y otros temas de salud infantil. Cuando los estudios sugieren que algo no es seguro, ofrecemos orientación para ayudar a las familias a tomar decisiones saludables.
Las primeras investigaciones a menudo señalan peligros que amenazan la salud de nuestros niños. Por ejemplo, la iniciativa para eliminar el
plomo de la pintura para paredes, la gasolina y otras fuentes se inició a finales de 1970. Fue impulsada por la preocupación de un pediatra de que la exposición al plomo estaba dañando a los niños. Las investigaciones confirmaron que el plomo puede acumularse en el cuerpo de un niño, dañar el cerebro y el sistema nervioso y, en los peores casos, cobrarse vidas.
Desde entonces, los legisladores y las autoridades sanitarias han tomado medidas firmes para mantener el plomo alejado de los niños (y de todos nosotros). Ser cautelosos con los OGM (y los herbicidas en nuestra cadena alimentaria) es otro ejemplo de decisiones basadas en hechos que respaldan la salud durante toda la vida.
Además de controlar los OGM en la dieta de mi familia, ¿qué más puedo hacer?
Evite el uso de herbicidas que contengan glifosato, 2,4-D y otras sustancias nocivas en su jardín. Busque productos orgánicos que ayuden a controlar el crecimiento de malezas cuando sea posible. Considere también plantar frutas y verduras en casa o en un jardín comunitario. Esto le brinda la oportunidad de enseñarles a sus hijos formas saludables de cultivar alimentos y cuidar la tierra.
¿Qué establece la nueva política de la AAP sobre los OGM?
Aquí se presentan algunas conclusiones clave de nuestro informe:
Los OGM se pueden encontrar en muchos alimentos que se consumen en los EE. UU. Sin embargo, en su mayoría provienen de 10 cultivos genéticamente modificados: alfalfa, manzanas, canola, maíz, semillas de algodón, papaya, patatas, soja, calabaza amarilla y calabacines.
La mayoría de los cultivos OGM se utilizan para elaborar alimentos ultraprocesados y alimento para animales.
A partir de enero de 2022, los alimentos OGM vendidos en EE. UU. deben estar etiquetados. Los alimentos y las bebidas elaborados por empresas más pequeñas, restaurantes y proveedores de alimentos relacionados con viajes (por ejemplo, tiendas de aeropuertos) podrían estar exentos de esta regla.
La tecnología OGM tiene potenciales beneficios como usarse para hacer que los alimentos sean más nutritivos, pero esto aún no ocurre en los Estados Unidos.
El glifosato, el principal herbicida utilizado en cultivos con OGM, ha sido clasificado como "probablemente cancerígeno" (vinculado con el cáncer) por la Organización Mundial de la Salud. En los Estados Unidos no se ha aplicado esta designación.
Se pueden encontrar cantidades mensurables de glifosato en los alimentos genéticamente modificados.
Los bebés pueden absorber los OGM a través del sistema de sus padres incluso antes de nacer. La exposición a los OGM se ha relacionado con mayores riesgos de sistemas hormonales alterados prematuros y anomalías de los órganos reproductivos.
Elegir alimentos integrales, sin procesar (o mínimamente procesados) es un paso útil para reducir la exposición de un niño a los OGM.
Las familias que quieran evitar por completo los OGM pueden comprar alimentos orgánicos certificados cuando les sea posible. Según la ley de los Estados Unidos, los alimentos orgánicos certificados no pueden producirse con cultivos o alimentos genéticamente modificados.
Recuerde
El pediatra de su hijo puede ayudarle a resolver preguntas sobre los OGM, como el costo y el posible impacto en la salud de la elección de alimentos. Investigaciones en curso que nos ayudarán a comprender más sobre los OGM, los herbicidas, los pesticidas y la salud de los niños, ahora y en el futuro.
Más información
Acerca del Dr. Abrams
Steven A. Abrams, MD, FAAP, es pediatra certificado y profesor de Pediatría en University of Texas en Austin. Dentro de la American Academy of Pediatrics, es el expresidente del Comité Nacional sobre Nutrición. El Dr. Abrams también formó parte del Comité Asesor de Nutrición del Departamento de Agricultura de los EE. UU.
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Acerca del Dr. Landigran
Philip J. Landrigan, MD, MSc, FAAP dirige el Programa para la Salud Pública Global y el Bienestar Común
(Program for Global Public Health and the Common Good) en Boston College. Dirigió un importante estudio sobre pesticidas y salud infantil en la Academia Nacional de Ciencias
(National Academy of Sciences) y fue presidente del Comité de Salud Ambiental de la AAP (ahora llamado COEHCC).
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Nota del editor:
Jaclyn Albin, MD, FACP, FAAP, DipABLM, también contribuyó a este artículo.