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Vida sana

Actividad física: mejor salud

Los pediatras continúan preocupados por las tendencias que observan en los niveles de actividad física de los niños, las cuales parecen estar orientadas en sentido contrario. Una encuesta reveló que menos del 25% de los niños del 4 al 12 grado participan en una actividad vigorosa por 20 minutos o en cualquier actividad física durante 30 minutos al día. Específicamente en lo relacionado al control del peso, estos números no son lo suficientemente buenos.

La práctica habitual de la actividad física no sólo ayudará a su hijo a bajar de peso y a mantener su nuevo peso, sino que tiene muchos otros beneficios. Por ejemplo, si su hijo hace ejercicios regularmente, tendrá:

  • Articulaciones y huesos más fuertes
  • Mayor fortaleza en los músculos
  • Menos grasa corporal
  • Mejor flexibilidad
  • Un sistema cardiovascular más saludable (reduciendo así el riesgo de contraer enfermedades cardíacas e hipertensión)
  • Menos probabilidad de sufrir de diabetes
  • Más energía
  • Una mayor capacidad de manejar el estrés
  • Mejor autoestima y seguridad en sí mismo
  • Mayor aceptación social por parte de sus compañeros activos físicamente
  • Oportunidades de hacer nuevos amigos
  • Mejor concentración en la escuela

Cómo empezar

Debe tener una imagen clara del nivel de actividad de su hijo y si debe cambiar el rumbo. ¿Está viendo demasiada televisión? ¿Pasa muy poco tiempo jugando al aire libre después de la escuela o los fines de semana?

Como padre, es necesario que ayude a su hijo con sobrepeso a ser activo. Para reiterar, debe hacer un poco de actividad física todos los días. En realidad, se debe volverse una parte de la rutina de  la vida como lo es lavarse los dientes y dormir.

Así que, ¿dónde debe empezar? ¿Cuánto tiempo debe pasar su hijo en una actividad física  y qué tan intensa necesita ser esta actividad?

Las respuestas a estas preguntas pueden ser diferentes para su hijo y para otros niños o niñas Si su jovencito con sobrepeso ha permanecido completamente sedentario, sin ninguna clase de educación física en la escuela, no juega al aire libre, no participa en actividades físicas extracurriculares y pasa horas viendo televisión todos los días, su punto de inicio debe ser diferente al de un joven bastante activo. Existen muchas actividades entre las que puede elegir y debe empezar a aumentar el paso lenta y gradualmente.

Digamos que su hijo decide intentar realizar su actividad física haciendo caminatas  o excursiones con un hermano mayor en un parque cercano. Si en realidad esta en mala forma o si tiene problemas para imaginarse caminando, motívelo para fijar una meta para caminar  1 minuto a la vez (“¿Puede caminar solo durante 60 segundos?”). Una vez que asimila que 1 minuto es una meta alcanzable, pídale que aumente sus caminatas progresivamente a 2 minutos y  después 3 minutos y así sucesivamente, hasta que camine durante 30 minutos o más. Si su jovencito ya está en mejor forma, es posible que desee iniciar con una caminata de 15 minutos y después aumentarla en incrementos de 5 minutos a 20 minutos, 25 minutos y más. El objetivo final es lograr que sea activo durante una hora todos los días.

Para la mayoría de nosotros, un minuto o dos de caminata no parece mucho. En realidad, muchos adolescentes y adultos piensan que el ejercicio en realidad no cuenta a menos que sea intenso e incluso duela (como lo dice el cliché, “Sin dolor, no hay beneficios”). Pero para un niño que intenta bajar de  peso, cualquier actividad ayuda, ya sea una caminata corta hacia la parada del bus de la escuela o subir un tramo de las gradas de la escuela. Finalmente, una vez que su hijo esté en mejor forma, puede motivarlo para que aumente la duración e intensidad de su actividad, pero lo más importante es que se mantenga en movimiento y que practique la actividad física de forma habitual.

Última actualización
5/12/2014
Fuente
A Parent's Guide to Childhood Obesity: A Road Map to Health (Copyright © 2006 American Academy of Pediatrics)
La información contenida en este sitio web no debe usarse como sustituto al consejo y cuidado médico de su pediatra. Puede haber muchas variaciones en el tratamiento que su pediatra podría recomendar basado en hechos y circunstancias individuales.
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