Si un niño desarrollara diabetes, pocos padres rechazarían la recomendación de un médico de que necesita inyecciones de insulina para estabilizar su condición y permitirle vivir una vida normal. Pero cuando un trastorno psiquiátrico es el culpable, y los síntomas son mentales más que psicológicos, la idea de que le receten un medicamento psicoactivo probablemente se recibirá con resistencia.
“Al igual que con muchas cosas, esta área está rodeada mucho más por un mito que por hechos”, indica el Dr. Timothy Wilens. Como psicofarmacólogo pediátrico en Massachusetts General Hospital de Boston, él ha escuchado todas las reservas que los padres expresan sobre incorporar medicamentos al tratamiento de sus hijos. Pero como indica el Dr. Wilens, “La mayoría de trastornos emocionales y de la conducta en niños probablemente son biológicos siempre y cuando inicien con una experiencia adversa que conlleva a cambios bioquímicos en el cerebro. Por lo tanto, no es de sorprender que los medicamentos puedan controlar una variedad de diferentes síntomas”.
Los medicamentos no deben verse como un sustituto para la psicoterapia, ni tampoco se deben ver como una medida de último recurso. En casos apropiados, es un complemento para la psicoterapia, que tiene el propósito de perfeccionar la conciencia propia y enseñar destrezas de adaptación que ayudarán a los pacientes a funcionar en el mundo. Pero los resultados de la asesoría pueden ser lentos. Los medicamentos, recetados cuidadosamente por un psiquiatra o pediatra familiarizado con las condiciones psicológicas pediátricas, usualmente pueden aminorar los síntomas ahora y devolver su infancia a los niños y niñas.
Dos y medio millones de personas jóvenes en los Estados Unidos utilizan medicamentos psicotrópicos. Sin embargo, la acusación que escuchamos con frecuencia de que los médicos son muy rápidos para recetar medicamentos psicoactivos no está respaldada por hechos. Un estudio de 1999 de la Universidad de Yale sugiere que tantas como nueve de diez personas que sufren de depresión no reciben medicamentos.
La resistencia de los padres a la idea de la terapia con medicamentos con frecuencia se basa en información obsoleta e imágenes de efectos de letargo de los medicamentos psiquiátricos. “Somos mucho más selectivos sobre las medicinas que usamos ahora”, dice el Dr. Wilens, “y hay un repertorio mucho más amplio de medicamentos disponibles para nosotros”.
Sin duda, estos medicamentos no han sido evaluados extensamente en niños, y algunos no han sido evaluados ni siquiera, pero de acuerdo con el Dr. Wilens, los estudios realizados hasta la fecha y los años de experiencia recetando los medicamentos “sugieren enfáticamente que la nueva generación de medicamentos son seguros y eficaces, con mucho menos efectos secundarios que la generación anterior.
“El otro punto que los padres deben saber es que usualmente iniciamos el tratamiento con medicamentos psicotrópicos a dosis excesivamente bajas y los aumentamos con el tiempo, de manera que el cuerpo y el cerebro se acostumbren a ellos. Pero al hacer esto”, agrega, “toma más tiempo para que se vean los efectos terapéuticos totales. Los inhibidores selectivos de recaptación de serotonina (SSRI) algunas veces deben acumularse en el cerebro por dos a seis semanas antes de proporcionar alivio.
Debido que las condiciones cambian, después de un año aproximadamente el médico puede sugerir tomar un “descanso del medicamento” para tener una idea de cómo se encuentra el paciente joven sin el medicamento. Posiblemente estará bien. O posiblemente requiera una reducción o un aumento en la dosis, o un cambio a otro medicamento. Los pacientes nunca deben descontinuar un psicofármaco sin la supervisión del médico; varios de estos medicamentos requieren que la dosis se retire gradualmente para evitar efectos secundarios de abstinencia.