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Vida sana

Cuando las cosas no van a la perfección: cómo cuidar de sí mismo y de los hijos

​​Los niños son resilientes…

Escuchamos mucho esta frase: "Los niños son resilientes". Generalmente la escuchamos cuando suceden cosas que nos afectan:

Estos incidentes pueden provocar mucho estrés en algunos niños, y cuando los niños no tienen el apoyo suficiente, estos pueden causar daño. A medida que obtenemos más información sobre el desarrollo del cerebro del niño, comprendemos que las experiencias estresantes constantes pueden provocar un daño real al cerebro y a la salud y al bienestar físico y mental general del niño; incluso en la edad adulta. El Estudio sobre Experiencias Adversas en la Niñez (Adverse Childhood Experiences, ACE), nos muestra que enfermedades como la diabetes, la presión arterial alta, la obesidad, el abuso de sustancias y otras son mucho más comunes en los adultos que sufrieron graves adversidades cuando eran niños. Cuanto mayor es la cantidad de experiencias adversas en la niñez, más probable es que se desarrollen complicaciones de salud en la adultez. Hay diferentes factores que desempeñan un papel importante en la manera en que los niños reaccionarán frente al estrés.

El estrés y el cuerpo

El cuerpo humano está diseñado para manejar un cierto grado de estrés. De hecho, un poco de estrés, como el del primer día de escuela o al trabajar en un gran proyecto escolar, puede ser positivo y ayudar a los niños a desarrollar resiliencia. La resiliencia es la capacidad de adaptarse y lidiar con el estrés de una manera que lo ayude a manejar mejor las situaciones estresantes en el futuro.

Algunas veces las reacciones de los niños al estrés pueden ser muy perjudiciales, especialmente si no cuentan en sus vidas con adultos que se preocupen por ellos y les brinden apoyo. Cuando los niños sufren una situación muy estresante una vez o están expuestos a un entorno de estrés crónico, la manera natural del cuerpo de manejar el estrés (las respuestas de lucha, huida o parálisis) puede ser perjudicial. Cuando esto sucede, se convierte en algo que llamamos estrés tóxico y que puede derivar en conductas desafiantes, enfermedad y problemas de salud mental.

Los niños pueden estar protegidos contra este estrés tóxico si tienen el cariño y el apoyo de los adultos que los rodean, especialmente los padres o cuidadores, que pueden consolarlos y ayudarlos a recuperarse después de haber tenido una experiencia traumática. Las relaciones seguras, estables y enriquecedoras contrarrestan los efectos del estrés tóxico.

¡Los padres también fueron niños!

Lo que les sucedió a los padres cuando eran niños puede afectar su salud ahora como adultos. Los recuerdos que los padres tienen del modo en que fueron criados pueden influenciar el modo en que crían a sus hijos. Algunas veces los padres que han sufrido experiencias adversas tienen problemas cuando se presentan situaciones estresantes. Pueden perder la calma con mayor rapidez o tener más problemas de salud o pueden tener problemas de depresión. Muchas personas, incluidos los padres, pueden recurrir a maneras poco saludables para calmarse: gritarles a sus parejas o a sus hijos, fumarbeber alcoholconsumir drogas. En lugar de esto, los padres pueden aprender maneras saludables para enfrentar estas situaciones. Los tratamientos para la salud mental, la actividad física, los ejercicios para mejorar la autorregulación emocional y tener una actitud mental positiva, la meditación y la conversación con pares pueden ayudar a los padres a proteger a sus hijos para que no sufran de experiencias adversas en la niñez.

Cómo ayudar a los niños: Padres fuertes y sanos

Los padres y otros adultos queridos son muy importantes para ayudar a los niños a practicar la resiliencia. Los padres necesitan cuidarse a sí mismos antes de poder ayudar a sus hijos, del mismo modo que las instrucciones que escuchamos en un avión: "colóquense su máscara de oxígeno antes de ayudar a otros".

¿Qué significa esto?

  • Identifique el entorno que le brindará apoyo. La crianza de los hijos es difícil, especialmente cuando las familias han atravesado momentos difíciles. Nadie debería tratar de hacerlo solo. ¿A quién puede recurrir para recibir consejo o ayuda, o simplemente para hablar sobre cómo le está yendo con la crianza de sus hijos? Busque el apoyo de consejeros, médicos, familiares y amigos, comunidades religiosas y otras personas que puedan ayudarlo a ver lo que está haciendo bien y a obtener más apoyo cuando sea necesario.
  • Cuídese físicamente. Coma sano, duerma lo suficiente, practique una rutina de ejercicios, atienda sus necesidades médicas y regálese un tiempo sin hijos para relajarse.
  • Identifique las cosas que le gusta hacer y saque tiempo para ellas.
  • Identifique maneras que lo ayuden a reducir o manejar el estrés cuando se presente. Salga a caminar, practique respiración profunda, hable con amigos, medite o rece.
  • Dedique un momento para pensar qué sucedió en su niñez y cómo eso podría estar afectándolo ahora. Si es difícil o doloroso, considere buscar el apoyo de un consejero o simplemente pídale ayuda a alguien en quien confía.

Una vez que los padres hayan encontrado maneras de mantenerse sanos incluso en momentos estresantes, pueden brindar apoyo a sus hijos. ¿En qué consiste este apoyo?

  • Sea una influencia positiva en la vida de sus hijos. Sus hijos necesitan saber que usted los ama y cree en ellos. Las cosas simples, como jugar juntos y pasar tiempo juntos, pueden servir de ayuda para reafirmar estos sentimientos.
  • Aprenda lo que puede y lo que no puede esperar de sus hijos en diferentes edades. Use este conocimiento para planificar sus actividades. Por ejemplo, un niño de 2 años de edad no podrá permanecer sentado quieto por mucho tiempo. Cuando deba llevar a sus hijos a la tienda de comestibles, involúcrelos en la situación:
    • "¿Ves algo de color rojo?" "Ayúdame a poner las latas en el carrito". O, si es posible, vaya a la tienda de comestibles solo, sin sus hijos, o vaya con un amigo que pueda ayudarlo.
  • Sea un buen ejemplo de comportamiento para sus hijos. Ellos lo admiran e intentarán hacer lo que usted hace.
  • Una buena práctica de crianza de los hijos es ser lo más positivo posible. Por ejemplo, elogie a sus hijos; trate de reparar en las cosas buenas que hacen cada día.
  • Sepa lo que las experiencias traumáticas y otros momentos difíciles pueden provocar en el desarrollo del cerebro y en la salud general de sus hijos. Si algo traumático les sucede a sus hijos o a su familia, comuníquele esa información a su pediatra. Los profesionales médicos pueden ayudarlo a usted y a sus hijos a recibir el apoyo que necesitan. Cuanto antes reciba apoyo para sus hijos, más fácil será para ellos recuperarse con rapidez y continuar viviendo vidas saludables y menos estresantes.

Última actualización
4/17/2018
Fuente
Trauma Tool Box for Primary Care (Copyright © 2014 American Academy of Pediatrics). Project funded through a grant (UC4MC21534) from the Health Resources and Services Administration, Maternal and Child Health Bureau.
La información contenida en este sitio web no debe usarse como sustituto al consejo y cuidado médico de su pediatra. Puede haber muchas variaciones en el tratamiento que su pediatra podría recomendar basado en hechos y circunstancias individuales.
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