No importa lo fuerte que sea la determinación de su hijo para tener un mejor control de sus elecciones de alimentos y actividades, posiblemente tendrá algún retroceso de vez en cuando. Tal vez coma en exceso durante varios días seguidos. Podría consumir algunos alimentos poco saludables en la cafetería de la escuela, cuando se siente nervioso por los próximos exámenes finales.
Tal vez asistirá a una fiesta de cumpleaños y se servirá más de una rebanada de pastel, con helado adicional. Tan desalentado como se puedan sentir usted y su hijo en esos momentos, debe mantener esos lapsos en perspectiva. No tiene que verlos como el inicio de una pendiente resbaladiza de la que no hay vuelta atrás. En su lugar, piense en ellos como pequeñas piedras en el camino, que es exactamente lo que son. Aún si su hijo aumenta una o dos libras de peso, ciertamente no es una razón para que renuncie y abandone los éxitos que ha tenido hasta el momento. Recuerde que está ayudando a su hijo a desarrollar hábitos de por vida para una alimentación y actividad sanas. Aprender a tomar decisiones acertadas acerca de la nutrición y la actividad física es lo que importa. Ayude a su hijo a aprender que el pensamiento de “todo o nada” se interpone en la realización de cambios y puede dar lugar a un patrón de restricción y exceso que no solo se siente bien, sino que refuerza los patrones negativos de alimentación y actividad. Recuerde también que cuando deja participar a su hijo en la planificación, compra y preparación de la comida, y en la planificación de las actividades familiares, aprenderá a tomar buenas decisiones a partir de su ejemplo.
De hecho, la reincidencia es una parte normal de hacer cualquier tipo de cambio. La clave es no dejarse abatir. En su lugar, usted y su hijo necesitan volver a pensar en lo que pudieron haber hecho mal y cómo se puede minimizar el riesgo de que vuelva a suceder.
El primer paso en este proceso es reconocer que un revés ha ocurrido en realidad o que está en curso. ¿Ha dejado su hijo de jugar afuera? ¿Pasa más tiempo frente a la televisión? ¿Toda la familia ha comenzado a comer en restaurantes de comida rápida con más frecuencia de la normal?
Una vez que haya reflexionado sobre lo que está mal, las mejores correcciones para su curso pueden llegar a ser bastante obvias. Aún así, se sorprenderá de la frecuencia con la que los padres y los niños saben que algo no está bien, pero nunca se toman el tiempo para evaluar qué está sucediendo realmente. Es por ello que puede ser útil escribir lo que su hijo come y cuál es su nivel de actividad. El hecho de escribir esta información en papel puede ayudar a identificar las áreas problemáticas específicas y en qué momento y por qué ocurren.
¿Ocurren los contratiempos cuando la abuela viene de visita, por ejemplo? ¿Trae consigo algunos dulces que normalmente no están disponibles en su hogar? ¿Salió su hijo a comer pizza o comida rápida 3 veces a la semana, aún cuando la familia está tratando de hacerlo solo una vez a la semana? En los últimos días, ¿se detuvo dos veces en el supermercado camino a casa cuando venía del trabajo para comprar refrescos para toda la familia? ¿Ocurre esto después de períodos de abstinencia o en los que se evitan alimentos?
No importa cuáles son los problemas, están en el pasado. En lugar de sentirse frustrado o incluso regañar a su hijo u otros familiares por estos desvíos inevitables, reconozca el hecho de que ninguno de nosotros es perfecto. Manténgase optimista. Dirija su atención a la promoción de estrategias que promueven la salud. Si su hijo tiene edad suficiente, déjelo participar en este proceso de averiguar lo que salió mal y cómo se puede evitar que suceda de nuevo.
Si la abuela siempre trae una bolsa de caramelos cuando los visita, ¿puede hablarle y sugerirle que a partir de ahora le traiga a sus nietos regalos que no sean alimentos? Si dio marcha atrás en su compromiso de reducir las visitas al restaurante de pollo frito, ¿puede dar la vuelta y volver a una alimentación más saludable?
Una vez que revierta el curso y empiece a hacer cambios positivos, no baje la guardia y simplemente asuma que las cosas avanzarán sin más problemas. Aunque algunas personas piensan que pueden hacer cambios y luego olvidarse, no puede contar con que todo será tan fácil. No debe bajar la guardia. Siga supervisando el progreso de su hijo en las semanas y meses venideros. Asegúrese de que no vuelva a caer en viejos hábitos que podrían socavar todos los esfuerzos positivos que ha realizado hasta la fecha.