La palabra neumonía significa "infección del pulmón". La neumonía era muy peligrosa en generaciones pasadas. Afortunadamente, hoy en día la mayoría de los niños pueden recuperarse fácilmente con asistencia médica.
Siga leyendo para conocer las causas de la neumonía, los síntomas comunes, cómo se trata y cómo ayudar a prevenir la enfermedad.
Infecciones por Mycoplasma pneumoniae
Ha habido un
aumento reciente en las infecciones por Mycoplasma pneumoniae (M. pneumoniae), especialmente en niños. M. pneumoniae es una causa común de enfermedad respiratoria leve. También puede provocar una forma menos grave de neumonía conocida como "neumonía ambulatoria".
¿Qué causa la neumonía?
La mayoría de los casos de neumonía surgen después de una infección viral de las vías respiratorias altas. La neumonía también es causada por infecciones bacterianas. Además, si una infección viral ha irritado las vías respiratorias lo suficiente o ha debilitado el sistema inmunitario de un niño, las bacterias pueden comenzar a crecer en el pulmón, lo que agrega una segunda infección a la infección original.
La mayoría de las formas de neumonía están relacionadas con infecciones virales o bacterianas que se propagan de una persona a otra. Son comunes durante el otoño, el invierno y el principio de la primavera, cuando los niños pasan más tiempo en espacios cerrados en contacto estrecho con otras personas.
Signos y síntomas de neumonía en los niños
La neumonía suele producir
fiebre, que puede provocar sudoración, escalofríos, enrojecimiento de la piel y molestias. Un niño también puede perder el apetito y parecer menos enérgico de lo normal. Los bebés y los niños pequeños pueden lucir pálidos y sin fuerzas, y llorar más de lo habitual.
Debido a que la neumonía puede causar dificultades para respirar, también puede notar estos otros síntomas más específicos:
Tos
Respiración acelerada y dificultosa
Hundimiento de la piel entre las costillas y el esternón y alrededor de ellos
Expansión (ensanchamiento) de las fosas nasales
Dolor en el pecho, especialmente al toser o respirar profundamente
Sibilancias
Labios o lechos ungueales de color pálido, gris o azulado, según el tono de la piel, causados por la disminución de oxígeno en el torrente sanguíneo
El médico generalmente diagnostica neumonía después de observar los signos y síntomas y examinar a su hijo. Sin embargo, a veces se necesita una
radiografía de tórax para confirmar el diagnóstico y determinar el alcance de la afectación pulmonar.
¿Algunos niños corren mayor riesgo de contraer neumonía?
Los niños cuyas defensas inmunitarias o cuyos pulmones están debilitados por otras enfermedades, como la
fibrosis quística, el
asma, o el
cáncer pueden tener más posibilidades de desarrollar neumonía. Aquellos niños cuyas vías respiratorias o cuyos pulmones son anormales de otras maneras también pueden tener un mayor riesgo.
Tratamiento para la neumonía
Cuando la neumonía es causada por un virus, por lo general, no hay un tratamiento específico más que el descanso y las medidas habituales para controlar la fiebre. No se deben usar antitusivos que contienen codeína o dextrometorfano. Toser ayuda a eliminar las secreciones excesivas causadas por la infección. La neumonía viral generalmente mejora después de unos días, aunque la tos puede durar varias semanas.
Debido a que muchas veces es difícil determinar si la causa de la neumonía es un virus o una bacteria, es posible que su pediatra le recete un antibiótico. Todos los antibióticos deben tomarse durante el período recetado completo y según la dosis recomendada. Su hijo se sentirá mejor después de unos días. No suspenda el antibiótico antes de tiempo porque la infección podría reaparecer.
Vuelva a consultar con el médico si su hijo muestra alguno de los siguientes signos de que la infección está empeorando o propagándose.
Fiebre durante más de unos días a pesar de tomar antibióticos
Fiebre que desaparece y luego regresa después de algunos días
Problemas para respirar
Letargo y somnolencia aumentados
Signos de infección en otras partes del cuerpo: articulaciones enrojecidas e hinchadas, dolor de huesos, rigidez del cuello, vómitos u otros síntomas o signos nuevos.
Prevención: la vacuna contra la neumonía
Su hijo puede vacunarse contra
infecciones neumocócicas, una causa bacteriana de la neumonía. La American Academy of Pediatrics recomienda que todos los niños, a partir de los 2 meses, reciban esta vacuna (llamada
vacuna antineumocócica conjugada). Se administra una serie de dosis a los 2, 4, 6 y de los 12 a los 15 meses de edad, al mismo tiempo que los niños reciben otras
vacunas de la infancia.
Si su hijo no recibe las primeras dosis en los momentos recomendados, hable con su pediatra sobre un programa para ponerse al día. Se debe administrar una dosis de la vacuna antineumocócica conjugada a:
todos los niños sanos de 2 a 5 años que no hayan recibido previamente las dosis recomendadas antes de los 2 años, y a
los niños de 2 a 18 años con ciertas afecciones médicas subyacentes que no hayan recibido previamente una dosis.
También se recomienda otra vacuna antineumocócica (vacuna antineumocócica polisacárida) para niños más grandes (de entre 2 y 5 años) que tengan un alto riesgo de desarrollar una infección neumocócica. Esto incluye a niños con:
También se recomienda para los niños que toman medicamentos o que tienen enfermedades que debilitan su sistema inmunitario. Algunos niños con ciertas afecciones médicas pueden necesitar una segunda dosis de la vacuna.
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