Por Lanre Falusi, MD, MEd, FAAP
En la mayor parte de los Estados Unidos, el otoño marca el comienzo de la temporada de resfriado y gripe. Esto significa que los niños enfrentarán mayores riesgos de enfermarse. Los
virus respiratorios suelen ser los culpables, y los síntomas que causan pueden hacer que su hijo se sienta fatal.
¿Qué puede hacer para aliviar los dolores, los resfriados y la fiebre para que su hijo pueda mejorar? A continuación, le ofrecemos un análisis más detallado de los virus que causan los resfriados y la gripe y consejos útiles para tratar a su hijo en casa, en la mayoría de los casos sin medicamentos.
Virus que provocan los síntomas del resfriado
Los virus que causan resfriado y gripe prosperan en el
aire frío y seco. Esto podría explicar por qué hay una temporada distinta en la que somos más vulnerables a ellos. El otoño y el invierno con frecuencia se consideran las épocas más propicias para los resfriados y la gripe, pero algunas enfermedades virales también se disparan en la primavera.
La mayoría de los resfriados son causados por
rinovirus, que pueden provocar:
Los niños con infecciones desencadenadas por los
enterovirus no poliomielíticos o
adenovirus pueden tener algunos de estos síntomas, pero también pueden experimentar:
¿Es gripe?
La
influenza o simplemente "gripe" es desencadenada por un virus que infecta la nariz, la garganta y los pulmones. Cada año, dos tipos principales del virus de la gripe (A y B) causan brotes estacionales.
Si su hijo tiene gripe estacional, podría experimentar:
Fiebre o escalofríos (aunque no todos los casos de gripe desencadenan fiebre)
Tos
Dolor de garganta
Congestión o secreción nasal
Dolores musculares y corporales
Dolores de cabeza
Cansancio
Vómitos
Diarrea
Estos síntomas también pueden ser causados por el
virus de la parainfluenza humana, que puede desencadenar problemas adicionales como dolor de oído, irritabilidad y disminución del apetito.
Formas sencillas y seguras de ayudar a su hijo a sentirse mejor cuando está enfermo
Los resfriados y la gripe son comunes en la infancia, en parte porque el sistema inmunitario de su hijo aún se está desarrollando. En la mayoría de los casos, el tiempo es el mejor tratamiento. Mientras tanto, aquí hay algunas formas sencillas de mantener a su hijo cómodo mientras se recupera.
Considere un medicamento para bajar la fiebre. No todas las fiebres
deben tratarse, pero si su hijo no puede dormir, el
acetaminofén o el
ibuprofeno pueden ayudar. Tenga a mano la fórmula adecuada para la edad de su hijo en comprimidos masticables, líquido o gotas para bebés. Siga atentamente las instrucciones del envase para asegurarse de que le está administrando la dosis correcta. Si su hijo no puede retener alimentos ni líquidos, un
supositorio puede ayudar. (Nunca le dé a su hijo aspirina para la fiebre o el dolor, ya que puede dañar seriamente su salud).
Mantenga a su hijo hidratado. Los niños que enfrentan resfriado o gripe necesitan mucho líquido, especialmente si experimentan diarrea y vómitos. Las
bebidas con electrolitos pueden ayudar a restaurar los minerales que el cuerpo de su hijo necesita. Una vez que pueda retener los alimentos y los líquidos, usted puede cambiar a agua corriente. Los líquidos calientes como el agua caliente con limón, caldo y té sin cafeína son un doble remedio, ya que reponen los líquidos y alivian el dolor de garganta.
Alivie los resfriados sin fármacos. La nariz de los niños se sentirá mucho mejor después de que elimine suavemente la congestión con una
pera de goma o un aspirador nasal. Las
gotas salinas, los aerosoles y el agua nebulizada o los enjuagues suelen formar parte de esta terapia y pueden usarse por sí solos para ayudar a despejar las fosas nasales. Es seguro usar estos remedios varias veces al día. (Los pañuelos desechables, pañuelos de tela o las toallitas humedecidas solo con agua son excelentes para recoger las secreciones que pueden irritar la piel de su hijo).
Use miel en lugar de jarabe para la tos. Hay muchos medicamentos de venta libre para tratar la tos de un niño, pero los expertos en salud señalan los beneficios de la
miel para los niños mayores de 1 año. Este sencillo tratamiento funciona al calmar la garganta de su hijo y recubrir los receptores de la tos. Disuelva media cucharadita o una cucharadita entera de miel pasteurizada en un líquido tibio para que su pequeño la tome a sorbos. Los niños mayores pueden tomar miel directamente de una cucharadita cada 2 horas. Asegúrese de que su hijo se cepille los dientes después para evitar la caries dental, especialmente antes de acostarse.
Agregue un humidificador de vapor frío. Mantener húmedo el aire de la habitación de su hijo puede aliviar la congestión nasal y la tos seca. El aire fresco y húmedo también puede reducir la congestión y facilitar la expectoración. Asegúrese de
limpiar el humidificador o vaporizador con frecuencia para evitar el crecimiento de moho y bacterias o la acumulación de minerales.
Pruebe con un ungüento mentolado para aliviar los síntomas nocturnos. Esta es una forma segura y comprobada para aliviar los dolores y las molestias, así como la tos, especialmente durante la noche. El
mentol , el ingrediente perfumado y refrescante del ungüento, ayuda a abrir los conductos nasales para que su hijo pueda respirar con mayor facilidad. Aplique el ungüento en el pecho de su hijo, dejando la ropa suelta para que los vapores lleguen a la nariz y la garganta mientras duerme. Como con cualquier medicamento, lea y siga las instrucciones cuidadosamente.
¿Cuánto tiempo deben permanecer en casa los niños con resfrío o gripe?
La mayoría de los niños se recuperan de los resfriados en un plazo de 7 a 10 días. La gripe puede pasar más rápido, generalmente en 5 días. Pero dado que estas enfermedades son muy contagiosas, los niños no deben asistir a la escuela, eventos comunitarios o citas de juego hasta que los vómitos y la diarrea hayan desaparecido, la tos haya mejorado durante al menos 24 horas y hayan estado sin fiebre durante al menos 24 horas.
¿Cuándo debo llamar al médico de mi hijo?
Vigile de cerca a su hijo cuando aparezcan síntomas de resfrío o gripe, especialmente si su hijo tiene
asma o antecedentes de problemas respiratorios como
bronquitis o
neumonía. Los niños con sistemas inmunitarios debilitados o aquellos que toman
esteroides orales también deben ser vigilados más de cerca.
Vaya al departamento de emergencias más cercano si su hijo:
No puede permanecer despierto
Está demasiado débil para moverse o pararse
Jadea con cada respiración o tiene sibilancias graves
Le cuesta llorar o hablar
Comuníquese con su pediatra o médico de familia de inmediato si el niño tiene:
Vómitos o diarrea graves durante más de 8 horas
No orina durante al menos 8 horas o presenta orina oscura junto con boca seca y ausencia de lágrimas
Dolor de estómago cuando no vomita
Fiebre de 104 °F (40° C) o más (o fiebre de 100.4 (38° C) o más en un niño menor de 3 meses)
Fiebre durante 5 o más días
Sonidos fuertes o sibilancias al respirar
Respiración mucho más rápido de lo normal
Los labios o la cara se ponen azules al toser
Los bebés menores de 12 meses
pueden necesitar atención médica si vomitan después de 2 o más tomas (aparte de la regurgitación normal), tienen dificultades para respirar o su materia fecal es blanda y dura más de un día. Si está preocupado, no espere: llame a su pediatra para obtener ayuda.
Unas palabras sobre el COVID-19, el VRS y el parvovirus
Los síntomas del resfriado y la gripe también pueden ser signos de enfermedades más graves, tales como:
Virus respiratorio sincitial (VRS), frecuente en bebés e infantes
COVID-19, que suele ser más leve en los niños, pero puede provocar enfermedades graves
Parovirus humano B19, que puede causar sarpullido de color rojo brillante en las mejillas, "mejilla abofeteada" con síntomas de resfrío o gripe y dolor en las articulaciones
Como siempre, su pediatra está listo para ayudar cuando su hijo se enferma. Siga sus instintos y consulte al médico de su hijo cada vez que sienta que su hijo puede necesitar algo más que los consejos de cuidado para el resfriado y la gripe que se comparten aquí.
Más información
Acerca de la Dra. Falusi
Lanre Omojokun Falusi, MD, MEd, FAAP, es pediatra en Washington, DC. Es miembro de los Consejos de Pediatría Comunitaria, Comunicaciones y Medios de Comunicación, y Salud de Niños y Familias Inmigrantes de la American Academy of Pediatrics. La Dra. Falusi también fue presidente de la delegación del Distrito de Columbia de la AAP y forma parte del Comité de Asuntos Gubernamentales Federales de la AAP.
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