Mi bebé vomita mucho. ¿Es este el síntoma de algún problema?
Debido a que muchas enfermedades comunes en la infancia pueden ocasionar vómitos, debe esperar que su hijo tenga este problema varias veces durante los primeros años. Por lo general, termina rápidamente sin tratamiento, pero esto no significa que sea agradable de ver. Ese sentimiento de impotencia combinado con el miedo que algo grave podría estar sucediendo y el deseo de hacer algo para que mejore puede provocarle mucha tensión y ansiedad. Para ayudarle a aclarar la mente, aprenda todo lo que pueda sobre las causas del vómito y qué puede hacer para tratar a su hijo cuando esto ocurre.
Vómitos frente a regurgitar
Primero que todo, existe una diferencia entre el vómito real y solo regurgitar. Vomitar significa expulsar con fuerza el contenido del estómago a través de la boca. Regurgitar (se observa más comúnmente en infantes menores a un año de edad) es el flujo fácil de los contenidos del estómago fuera de la boca, frecuentemente con un eructo.
Los vómitos ocurren cuando los músculos abdominales y el diafragma se contraen vigorosamente mientras el estómago se relaja. Esta acción de reflejo se activa por medio del “centro de vómitos” en el cerebro después de que ha sido estimulado por:
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Los nervios del estómago e intestino cuando el tracto gastrointestinal están irritados o inflamados por una infección o bloqueo
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Químicos en la sangre (por ejemplo, drogas)
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Estímulo psicológico de vistas u olores molestos
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Estímulo del oído medio (como en los vómitos ocasionados por náuseas por movimiento)
Causas de los vómitos
Las causas comunes de regurgitar o vomitar varían de acuerdo a la edad. Durante los primeros pocos meses, por ejemplo, la mayoría de los infantes regurgitan pequeñas cantidades de leche de fórmula o leche materna, generalmente dentro de la primera hora después de haber sido alimentado. Este “queso”, como se le conoce con frecuencia, sencillamente el movimiento ocasional de los alimentos desde el estómago, a través del tubo (esófago) que lo lleva arriba y fuera de la boca. Esto ocurrirá con menos frecuencia si un niño eructa frecuentemente y sus juegos activos son limitados después de las comidas. Este regurgitar tiende a disminuir a medida que crece el bebé, pero puede persistir de una manera leve hasta los diez a doce meses de edad. Regurgitar no es grave y no interfiere con la ganancia normal del peso.
Los vómitos ocasionales pueden ocurrir durante el primer mes. Si aparece repetidamente o con una fuerza inusual, comuníquese con su pediatra. Posiblemente se debe solo a una leve dificultad en la alimentación, pero también podría ser síntoma de algo más grave.
Vómitos persistentes
Entre dos semanas y cuatro meses de edad, los vómitos con fuerza persistentes pueden ser ocasionados por un engrosamiento del músculo en la salida del estómago. Conocido como estenosis pilórica hipertrófica, este engrosamiento evita que la comida pase a los intestinos. Necesita de atención médica inmediata. Generalmente se requiere de cirugía para abrir el área estrecha. El síntoma importante de esta condición es el vómito con fuerza que ocurre aproximadamente quince a treinta minutos o menos después de cada comida. En cualquier momento que observe esto, comuníquese con su pediatra tan pronto como sea posible.
GERD
Ocasionalmente, la regurgitación en las primeras semanas de vida a meses empeora en lugar de mejorar, eso significa que incluso si no es forzado ocurre todo el tiempo. Esto sucede cuando los músculos en el extremo inferior del esófago se relajan demasiado y permiten que el contenido del estómago se regrese. Esta condición es conocida como enfermedad de reflujo gastroesofágico o GERD. Esta condición generalmente puede ser controlada al hacer lo siguiente:
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Espesar la leche con pequeñas cantidades de cereal para bebé según lo indique su médico.
- Evite sobre alimentar o proporcione porciones más pequeñas con más frecuencia.
- Haga eructar al bebé frecuentemente.
- Deje al infante en una posición segura, vertical y tranquila por lo menos treinta minutos luego de la alimentación.
Si estos pasos no tienen éxito, su pediatra puede referirlo a un especialista gastrointestinal (GI).
Infección
Después de los primeros pocos meses de vida, la causa más común de los vómitos es una infección estomacal o intestinal. Los virus son, en gran cantidad, los agentes de infección más frecuentes, pero ocasionalmente las bacterias e incluso los parásitos pueden ser la causa. La infección también puede producir fiebre, diarrea y algunas veces náuseas y dolor abdominal. La infección generalmente es contagiosa; si su hijo tiene una, es muy probable que los algunos de sus compañeros de juegos también están afectados.
Los rotavirus son una causa principal de vómitos en los infantes y niños pequeños, con síntomas que con frecuencia avanzan a diarrea y fiebre. Estos virus son muy contagiosos, pero son mucho menos comunes que en el pasado, debido a la disponibilidad de una vacuna que puede evitar las enfermedades. El rotavirus es una de las causas virales de gastroenteritis, pero otros tipos de virus, como los norovirus, enterovirus y adenovirus, también pueden ser causas virales.
Ocasionalmente las infecciones fuera del tracto gastrointestinal ocasionarán vómitos. Estas incluyen infecciones del sistema respiratorio, infecciones del tracto urinario, otitis media, meningitis y apendicitis. Algunas de estas condiciones necesitan de tratamiento médico inmediato, así que permanezca alerta por lo siguiente síntomas de problema, independientemente de la edad de su hijo y llame al pediatra si eso ocurre.
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Sangre o bilis (un material de color verde) en el vómito
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Grave dolor abdominal
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Vómito fuerte y repetido
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Abdomen hinchado o agrandado
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Letargo o irritabilidad grave
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Convulsiones
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Signos o síntomas de deshidratación, incluso boca seca, ausencia de lágrimas, depresión del «punto blando» y micción disminuida
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Incapacidad de tomar cantidades adecuadas de líquido
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Vómitos continuos que pasan de veinticuatro horas