Entre los siete y los doce años de edad, muchos niños adoptados sienten más curiosidad acerca de su origen y sobre cómo llegaron a ser adoptados. Durante la adolescencia, ese interés generalmente se intensifica. Los adolescentes modelan su identidad mayoritariamente analizando a sus padres y hermanos. Se preguntan: ¿en qué me parezco a ellos? ¿en qué soy diferente? Es posible que los adolescentes adoptados no tengan información acerca de sus padres biológicos y este vacío puede contribuir a los típicos conflictos adolescentes.
¿Quién soy?
Los adolescentes adoptados se sienten muy intrigados acerca del aspecto físico de sus padres biológicos, así como también acerca de muchos otros detalles que los podrían ayudar a responder la pregunta de "¿quién soy?". Pero si son los típicos adolescentes reservados, es posible que no acudan directamente a sus padres adoptivos y les hagan estas y otras preguntas.
No querer herir sus sentimientos
Es posible que también deseen evitar herir sus sentimientos al mostrarse interesados. Lo mejor es comenzar este diálogo con su hijo adoptivo cuando tenga la edad suficiente para comprender (generalmente entre los dos y los cuatro años de edad). Cuánto más tiempo esperen los padres para hablar sobre la adopción con su hijo, más difícil será.
Estilos para afrontar la situación: saludables y no saludables
La mayoría de los hijos adoptados lidian bien con la incertidumbre de no conocer su origen biológico.
Sin embargo, otros niños pueden reaccionar de una de tres formas no saludables.
Al niño que es extremadamente obediente le preocupa que sus padres biológicos lo pudieron abandonar, ¿quién puede asegurar que su madre y padre adoptivos no harán lo mismo algún día? El niño trata de evitarlo mostrando una conducta obediente.
Ese mismo miedo puede hacer que otro niño se comporte mal, como una forma de poner a prueba el amor de sus padres adoptivos.
El tercer patrón también implica portarse mal, pero por otro motivo. Este adolescente asume un rol antisocial como algo innato, basándose en su fantasía sobre cómo podrían ser sus padres biológicos. Puede que sea una identidad negativa, pero es una identidad.
Buscar a los padres biológicos
Muchos hijos adoptados pueden cavilar en voz alta sobre buscar a su madre y padre biológicos. Sin embargo, pocos actuarán por impulso. Si su hijo adolescente expresa el deseo de localizar a su madre y padre biológicos, no malinterprete esto como un rechazo hacia usted. Sin duda usted puede entender la razón de sentir el impulso de encontrarlos. Si su hijo adolescente no plantea el tema por sí solo, puede ser bueno que los padres inicien la conversación. Esto le deja saber que lo comprende y que está dispuesto a ayudarlo a sortear sus sentimientos.
Consideraciones de confidencialidad
Lamentablemente, es mucho más fácil decirlo que hacerlo; salvo en el caso de que el niño haya sido dado en adopción abierta, en la cual los padres biológicos y los padres adoptivos están en contacto durante el proceso de adopción y tal vez incluso después. Sin embargo, muchas adopciones son confidenciales. En algunos estados no se permite que los adoptados vean su certificado de nacimiento original que contiene los nombres de su madre y padre biológicos. Ahora la mayoría de los estados tienen registros de consulta, lo cual permite que se transfiera información sobre la identidad si ambos padres biológicos y el adoptado dan su consentimiento, o les permite a los hijos adoptados el acceso completo a todos los registros de nacimiento. Es posible que sea más difícil para los hijos adoptados provenientes de otros países.
ALMA (Movimiento de Libertad para Adoptados)
Una organización privada llamada ALMA (Adoptees' Liberty Movement Association) tiene un Banco de datos de registro de reencuentro internacional. La computadora vincula los datos de registro civil de los adoptados y de los padres biológicos que desean ponerse en contacto. Habitualmente, el hijo adoptado puede saber poco más que su fecha y lugar de nacimiento, pero solo eso puede ser suficiente para encontrar una coincidencia. ALMA fue fundada en 1971 por una mujer que le tomó 20 años encontrar a su madre y padre biológicos. En sus primeros veinticinco años, la organización reunió a más de cien mil familias separadas por la adopción.