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Vida familiar

Los hijos varones

Ese lindo bebé que acunó en sus brazos poco después de su nacimiento ha cambiado radicalmente desde entonces. Ahora, durante su edad escolar, estas son algunas de las características que puede ver en él.

Juego

Todos los niños participan en juegos simulados. Sin embargo, los temas de este juego tienden a diferir entre los sexos. Los varones pueden asumir el papel de un superhéroe (quizás uno que haya visto en la televisión), y participar en actividades de fantasía relacionadas con combates o peligros justicieros. Es posible que deseen usar una capa de Superman, ponerse un disfraz de Batman, jugar con espadas o luchar con sus compañeros de juego. Podrían jugar a ser vaqueros, soldados o policías. Los varones de 6 a 8 años también les atraen los juguetes que se mueven; es por eso que les gusta jugar con camiones y pelotas.

En general, los varones necesitan oportunidades para expresarse físicamente. Son más propensos a participar en juegos bruscos que las niñas. En casi todas las culturas que se han estudiado, los varones son más agresivos que las niñas en el patio de juegos.

Un estudio determinó que los varones pasan gran parte de su tiempo lúdico participando en juegos, la mayoría de los cuales son competitivos; de hecho, durante el juego, los varones de cuarto y quinto grado participan en juegos competitivos cerca de un 50 por ciento del tiempo, en comparación con el 1 por ciento de las niñas. Los niños también se centran mucho en las reglas de los juegos que están jugando y, con frecuencia, discuten con sus compañeros de juego sobre ellas ("¡hiciste trampa!"). Por lo general, a los varones se les permite, y a veces se los alienta, a ser enérgicos, francos y ruidosos, y sus excesos son ignorados con la explicación: "así son los varones". Sin embargo, debe guiar a su hijo para que canalice su agresividad de manera constructiva, como quemar energía en un juego físico en lugar de hacerlo en una pelea. Los juegos bruscos y las peleas, si bien son comunes entre los varones de esta edad, tienden a disminuir durante los últimos años de la niñez mediana.

Recuerde que aunque estos patrones específicos de cada sexo son comunes, las diferencias individuales pueden ser fuertes y suelen sustituir a las identidades grupales.

Los amigos y las relaciones sociales

Existen similitudes y diferencias en la forma en que los niños y niñas establecen y cultivan sus amistades. Entre los 6 y los 8 años, los compañeros de juego del mismo sexo son más la regla que la excepción para niños y niñas (como lo fue durante los años preescolares). Incluso en el ámbito escolar, donde los varones tienen muchos amigos con quienes jugar, es diez veces más probable que jueguen con niños del mismo sexo. En el patio de juegos, los niños y las niñas tienden a jugar separados. En las cafeterías escolares, parecen existir "mesas de niños" y "mesas de niñas" no oficiales.

Los varones necesitan un grupo de compañeros del cual puedan ser parte, donde puedan relajarse, sin dejar de sentirse poderosos. Tienden a elegir amigos con intereses similares a los suyos, quizás un amor compartido por el fútbol o por coleccionar estampas de béisbol, mientras que es posible que las niñas busquen amigas con personalidades compatibles. Los varones tienden a jugar al aire libre con amigos y a hacer lo mismo que hacen los demás varones. En comparación con las niñas, los varones tienen menos a tener un "mejor amigo".

Ámbito escolar

Incluso en la escuela primaria, los maestros tratan a los varones y a las niñas de manera diferente. Las expectativas académicas tienden a ser más altas para los varones; los maestros y, con frecuencia, los propios padres esperan que les vaya mejor en la escuela. Los varones son llamados al frente de la clase con más frecuencia. También obtienen más de los maestros en todo sentido: tiempo, elogios y críticas.

Los varones tienen un mejor desempeño que las niñas en las tareas visuales, y esa es una de las razones por las que los varones se sienten atraídos por los videojuegos. Sin embargo, es más probable que los varones tengan problemas de aprendizaje y con el lenguaje. Aun así, el fracaso escolar de los varones suele atribuirse a influencias externas, mientras que su éxito se atribuye a sus aptitudes.

Desarrollo emocional y autoestima

Los varones de 6 a 8 años tienden a estar rezagados con respecto a las niñas en muchas áreas del desarrollo emocional. Dado que es probable que se los haya alentado a ser "fuertes", muchos varones tienen dificultades para expresar sus sentimientos y, por lo tanto, son propensos a expresarse físicamente. A los nueve años, de hecho, muchos varones han aprendido a reprimir sus sentimientos, excepto el enojo. Por ejemplo, la investigación ha demostrado que en el primer año o dos después del divorcio de sus padres, los varones tienden a ser más agresivos, un fenómeno que no se ve comúnmente entre las niñas de familias divorciadas. Sin embargo, al sentirse presionado, un varón obviamente preocupado puede decir algo como "no sé cómo me siento". ¡Y honestamente no lo saben! Los varones de esta edad son aventureros y bravucones, y generalmente no son propensos a la introspección ni a hablar sobre sus sentimientos.

Si bien los varones y las niñas de 6 a 8 años tienen índices muy similares de problemas mentales, es más probable que sean los varones quienes reciban servicios de salud mental. Por lo general, esto sucede porque sus síntomas, incluido el comportamiento agresivo e hiperactivo, suelen ser más visibles para sus padres y otros adultos.

Los varones necesitan mucho más apoyo emocional y orientación que las niñas. Necesitan tener oportunidades emocionales para promover la percepción de los sentimientos y su capacidad para expresar sus necesidades. Una de sus tareas como padres es asegurarse de que su hijo esté preparado para afrontar los retos de la infancia y la adultez, con una perspectiva más completa que "sólo puedo reaccionar siendo fuerte y reprimiendo mis sentimientos". Dígale que, a veces, es correcto decir cosas como, "esto me asusta", y que no tiene que ocultar esta clase de sentimientos.

Al criar un hijo varón, demuéstrele respeto, tenga sentido del humor y haga un esfuerzo por mantenerse cerca y conectado con él. Con frecuencia, es necesario que un varón de más edad, un padre, un tío o algún otro ejemplo masculino, apoye la maduración emocional de un varón y lo ayude a crecer hasta convertirse en un adulto sensible y socialmente responsable.

Los deportes y la actividad física

Tanto los niños como las niñas necesitan muchas oportunidades para realizar actividad física. Nunca ha habido tantos niños de ambos sexos que estén participando en deportes organizados como ahora. Estas actividades son una oportunidad para que puedan dominar sus aptitudes físicas. Pero quizás lo más importante es que los deportes son un medio para que niños y niñas puedan desarrollar su autoestima y disciplina, y adquirir habilidades sociales como el trabajo en equipo y el espíritu deportivo.

Las actividades físicas competitivas les ofrecen a los niños de 6 a 8 años oportunidades para desarrollar su personalidad y confianza en sí mismos. Los varones, especialmente, tienden a juzgarse a sí mismos según sean iguales o superiores a sus compañeros en la liga infantil o en los campos de fútbol infantil. La competencia es también una manera para que niños y niñas aprendan a afrontar la presión y el estrés correctamente. Anime a su hijo para que mantenga su condición física, lo que puede mejorar su autoestima y sensación de bienestar.

En general, los niños están más interesados en los deportes que las niñas, incluso como espectadores. Son más propensos a ver partidos en televisión, visten camisetas con los nombres de sus equipos favoritos estampados en ellas y coleccionan estampas o tarjetas de estrellas de béisbol u otros deportes.

Última actualización
7/14/2016
Fuente
Caring for Your School-Age Child: Ages 5 to 12 (Copyright © 2004 American Academy of Pediatrics)
La información contenida en este sitio web no debe usarse como sustituto al consejo y cuidado médico de su pediatra. Puede haber muchas variaciones en el tratamiento que su pediatra podría recomendar basado en hechos y circunstancias individuales.
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