Independientemente de qué tan armoniosa quiere que sea su vida familiar, es inevitable que haya molestias y problemas. Cuando ocurren, puede ser muy estresante para todos los miembros de la familia. Aquí hay algunos de los eventos y circunstancias más comunes que pueden interferir con el curso normal de la vida familiar.
Enfermedades y lesiones
Ya sea un padre o un hijo el que se enferme o lastime, toda la familia resulta afectada. Aunque sea una enfermedad de corto plazo como la gripe, puede afectar las actividades normales de una familia, una enfermedad crónica (desde el cáncer hasta la epilepsia) puede crear molestias más duraderas e incluso permanentes en la manera en que funciona una familia.
Para un jovencito en la infancia media, las reacciones ante las enfermedades dependen de varios factores, incluso la naturaleza de la enfermedad (su gravedad, curso y tratamientos), sus experiencias anteriores con problemas médicos, su capacidad total para sobrellevar y el apoyo que reciba de la familia.
Es posible que necesite realizar algunas adaptaciones a la enfermedad también. Con una enfermedad de corto plazo puede sentir estrés y molestias hasta que desaparece la condición. Con una enfermedad crónica sus reacciones pueden ser más graves. Es posible que experimente culpa, miedo, enojo, impotencia y desesperanza. Es posible que necesite apartar tiempo para los tratamientos, así como también las conferencias con los médicos y otros profesionales de atención médica. Será necesario aprender todo lo que sea posible sobre la enfermedad y sus cuidados.
Además, con una enfermedad crónica o muy larga, es necesario que reconforte a su hijo. Explíquele la condición de la forma más honesta y completa que sea posible y lo que se puede esperar por medio del tratamiento y la cura. Sea realista; no haga promesas que no pueda mantener. Motive a su hijo a expresar sus sentimientos también, no solamente debe sentirse libre de hablar con usted sobre cualquier cosa que pase por su mente, sino también poder confiar en su médico. Discuta cómo comunicarse sobre la enfermedad con sus amigos, compañeros de clases y maestros. Si pareciera que su hijo tiene fuertes reacciones emocionales o problemas de comportamiento, es posible que se sienta beneficiado de algún tipo de asesoría.
Problemas de los padres sobre el abuso de sustancias o mentales
Si usted o su cónyuge están deprimidos o tienen otras enfermedades mentales o emocionales, su hijo crece de una manera diferente a la de sus compañeros. La depresión en un padre afecta a todos los miembros de la familia y distorsiona las relaciones entre sí y con personas fuera del hogar. Los padres deprimidos tienden a crear un tono emocional menos positivo en la manera en que interactúan sus familias. No responden tan rápido o tan apropiadamente a las necesidades emocionales de sus hijos. Además es mucho más probable que sean controladores y coercitivos en relación a sus hijos, en lugar de discutir y negociar los asuntos.
Muchos niños de padres deprimidos se sienten rechazados y desarrollan una baja autoestima. Es posible que tengan problemas en la relación con sus compañeros y, por lo tanto, es menos probable que estén involucrados en actividades sociales. Con frecuencia, estos niños pueden beneficiarse de las relaciones cercanas con adultos fuera de la familia y de consejería profesional que les ayudará a desarrollar maneras para superar el estrés dentro de sus familias.
Los hijos de alcohólicos y abusadores de otras drogas pueden tener problemas similares. Aunque las experiencias familiares varían, estos jóvenes crecen con frecuencia con experiencias de vida más negativas y un sentido disminuido de comunicación abierta y unión. Beber también está vinculado con una mayor incidencia de depresión de los padres, violencia familiar y problemas en el matrimonio. La participación activa en la escuela y actividades extracurriculares puede ser una manera de ayudar a estos niños a lograr el éxito y la felicidad. Mientras tanto, los padres afectados necesitan buscar ayuda profesional para sus problemas de abuso de drogas y alcohol.
Discusiones y conflictos
Las discusiones entre usted y sus hijos son inevitables en la vida familiar. Si su familia nunca discute, probablemente significa que están evitando los problemas. Para que se conviertan en adultos productivos, los niños necesitan tener la capacidad de expresar sus opiniones, aún si no están de acuerdo con la suya, y sentir que se les toma en serio Aún así, puede y debe mantener el impacto negativo de las discusiones al mínimo al adherirse a los siguientes lineamientos:
- Sea selectivo con los problemas por los que discute. Cuando surja un problema potencial, decida si realmente vale la pena la batalla; algunos problemas probablemente no lo valen. Por ejemplo, si su hijo desea usar un par de zapatos tenis viejos para ir a la escuela en lugar del par nuevo que le acaba de comprar o si desea llevar su cabello un poco más largo de lo que a usted le gustaría, puede decidir dejarlo que haga lo que prefiera e imponerse en asuntos más importantes. Elija sus batallas cuidadosamente.
- Siempre y cuando las discusiones permanezcan dentro de ciertos límites, son una forma aceptable y productiva de comunicación. Pueden continuar mientras que estén bajo control, sean respetuosas y lleven a una solución. Pero deje de discutir si esto lleva a insultos, si las voces calmadas se reemplazan con gritos o si usted y su hijo discuten el mismo tema sin llegar a una solución. Nunca se ría de su hijo, no importa lo ridículo que se escuchen sus argumentos; al reírse se está burlando en esencia de él y de lo que está diciendo.
- Por ejemplo, si no está feliz con el ensayo que su hijo escribió sobre la Guerra Civil para la escuela, los dos pueden discutir qué es lo que usted percibió como sus fallas. Pero recuerde, es su tarea de la escuela y su responsabilidad. Su maestro es el juez final. Si el diálogo entre usted y su hijo empieza a hacerse personal (“¡no sabes de qué estás hablando!”); entonces, es el momento de un receso. Dígale a su hijo: “Esta discusión no va a ningún lado. Debemos detenernos, tranquilizarnos y seguiremos después”. Reinicie el diálogo posteriormente ese mismo día, cuando uno o los dos tengan un nuevo enfoque del problema.
- Algunas de las familias programan estas discusiones de seguimiento. Un padre podría decir, “regresa con cinco puntos para apoyar tu argumento y yo tendré cinco para apoyar el mío”. Las familias pueden hasta crear un formato de estos diálogos: El niño habla ininterrumpidamente durante cinco minutos y luego, el padre responde durante los siguientes cinco minutos; después, otra ronda de cinco minutos cada uno, puede encontrar áreas en las que estará de acuerdo o en las que llegarán a un compromiso.
- Deje que su hijo gane algunas veces. Cuando usted y su hijo adolescente discuten, debe hacer algo más que escuchar su punto de vista; cuando presenta un caso persuasivo, tenga la disposición de decir: “me convenciste. Lo haremos a tu manera”. Permita que su hijo adolescente sepa que valora su punto de vista y que a través de la comunicación se pueden resolver los conflictos y que algunas veces puede ganar.
- Si los conflictos sobre algunos asuntos en particular vuelven a aparecer una y otra vez, analice las causas fundamentales. Piense detenidamente por qué usted y su hijo están discutiendo sobre estos asuntos y trate de tomar alguna acción correctiva. Por ejemplo, si su hijo adolescente todas las noches se rebela contra ir a dormir, puede usar sus arrebatos como una manera de estar despierto más tiempo u obtener más atención. O bien, si discute repetidamente sobre hacer su tarea, intente poner fin a estos conflictos redactando un contrato que estipule las expectativas, responsabilidades, recompensas y castigos por hacer y no hacer la tarea. Recuerde que la tarea la asigna el maestro y es responsabilidad de su hijo. Puede ser que no lo haga a su manera, pero cumple con los requisitos de la escuela, así que no debe convertirlo en un problema de la casa. Usted y su hijo deberán firmar el contrato, aceptar acatarlo y (posiblemente) terminar los desacuerdos sobre el tema.
- No olvide que los niños aprenden a manejar los desacuerdos al ver el ejemplo de sus padres. ¿Con cuánta facilidad usted y su pareja tienen “buenas" discusiones, que terminan en una reconciliación exitosa? O bien, ¿se queda enojado o evita las peleas del todo? Sus hijos toman el ejemplo de usted.
Partidas y regresos
¿Usted o su cónyuge viajan frecuentemente por negocios? Esto puede ser molesto para su hijo y para la familia como ente. Para reducir los problemas, prepare a sus jóvenes para estos viajes fuera de la ciudad. Invierta todo el tiempo que sea necesario para explicarles a dónde va y la razón por la que se va.
Es posible que su hijo esté triste, ansioso, enojado o todo junto antes y durante sus viajes. Es necesario que conozca y sepa sus sentimientos: "Sé que me vas a extrañar. Comprendo que te sientas así. Yo también te voy a extrañar». Además de extrañarle, su hijo puede sentirse incómodo, inseguro, expuesto o preocupado sobre cómo usted y él estarán durante su ausencia.
Recuerde a su hijo que regresará pronto. Y mientras esté lejos, mantenga contacto con llamadas telefónicas (todos los días, si es posible), así como también postales y cartas. Una vez que regrese a casa, haga su regreso especial; pase algún tiempo adicional con su hijo y hagan algo juntos que el disfrute.
Contratiempos inesperados
¿Qué sucede cuando se queda sin trabajo? O bien, ¿cuándo la familia tiene problemas financieros? Estas desavenencias pueden desestabilizar mucho a su hijo, particularmente si usted no es honesto y no le ayuda a tratar la situación directamente.
Si la familia tiene dificultades financieras, por ejemplo, su hijo no necesita saber todas las especificaciones; sin embargo, merece una explicación sobre la razón por la cual no puede regresar al mismo campamento de verano al que asistió el año pasado, o la razón por la cual no puede comprarle exactamente el par de zapatos tenis que quiere. Los niños necesitan saber: "Mami se quedó sin trabajo, así que tendremos que reducir nuestros gastos hasta que encuentre un trabajo nuevo".
Los niños pueden estar preocupados sobre las desavenencias en la familia cercana, por ejemplo, las noticias de que su tío y su tía se van a divorciar. No se sorprenda si pregunta sobre lo que realmente está sucediendo y cómo podría afectar la relación con sus primos. También podría preguntarle: "¿Tu y papi se van a divorciar también?"
Es poco aconsejable proteger a sus hijos de estos tipos de problemas familiares. Recuerde que si se da cuenta que está ansioso sin una razón obvia, puede malinterpretar la situación ("Oh, no, ¿está enojada mi mami conmigo?"). Mantenga abiertos los canales de comunicación, motive a sus hijos a expresar sus propios sentimientos y explíqueles cómo usted y su cónyuge intentan encarrilar la situación. Y reafirme la importancia y la estabilidad de su familia: "Aunque papi se haya quedado sin trabajo, vamos a estar juntos como familia y todo va a estar bien".