Por: Claire McCarthy, MD, FAAP
Si hay algo que a los padres les gusta hacer, es hablar de sus hijos y mostrar fotografías de ellos.
Esto es normal. Es bueno. Se trata de amar, sentirse orgullosos y formar parte de la comunidad. Pero con la explosión de las redes sociales, esas historias divertidas (o fotos y videos hermosos) que solía compartir sólo con su familia, sus compañeros de oficina u otros padres en el patio de recreo, ahora se pueden compartir literalmente con todo el mundo. Se comparten millones de historias todos los días.
La mayoría de las veces, no sucede nada malo. Pero a veces sí.
La reciente saga del "Padre de cinco" (en inglés) en la que una pareja compartió videos de "travesuras" de sus hijos que rayaban en el abuso infantil y terminaron provocando la pérdida de la custodia de dos de sus hijos es un ejemplo extremo de cómo la práctica de publicación masiva de información de menores (conocida en inglés como
sharenting) puede terminar en desastre. Si bien este es un ejemplo extremo, es un relato con moraleja sobre cómo lo que parece una buena idea en el momento puede terminar muy mal por muchas razones.
Estos son dos conceptos importantes que los padres deben tener en cuenta cuando se trata de compartir información sobre sus hijos en el internet:
En el internet nada es completamente privado y todo es permanente. Puede utilizar la configuración de privacidad, y de hecho debe hacerlo, pero siempre hay maneras de obtener material (como a través de capturas de pantalla). Incluso cuando usted elimina algo, eso no significa que desaparezca completamente.
En última instancia, no es su información: pertenece a sus hijos.
El segundo punto es particularmente importante en esta nueva era digital donde todos tenemos una "huella digital". Una búsqueda rápida en Google puede generar todo tipo de información sobre una persona. Una cosa es que, como adulto, usted decida publicar o compartir contenido personal o haya hecho cosas sabiendo que podrían compartirse en línea. Algo completamente distinto es si no pudo opinar al respecto, especialmente cuando el contenido podría ser vergonzoso o peor. Piénselo así: su hijo tiene derecho a tener privacidad.
He escrito mucho sobre mis hijos durante años en revistas y columnas en línea, y por eso he pensado mucho en esto. Fui cuidadosa de no escribir sobre cosas que avergonzaran a mis hijos, y tan pronto como tuvieron la edad suficiente, les di "derechos de edición" (a ellos y a sus hermanos menores). Quizá no lo haya logrado de manera perfecta (recuerdo a uno que se sintió mal por la referencia de una revista al hecho de que le llevó mucho tiempo aprender a ir al baño solo) pero siempre he sido consciente del derecho que ellos tienen de elegir lo que se hace público sobre ellos.
Es buena idea hablar con su pareja, para estar seguro de que están de acuerdo al respecto (mi esposo también tiene derechos de edición siempre que escribo sobre nuestros hijos). También es buena idea conversarlo en familia una vez que sus hijos tengan la edad suficiente para entender. Es una gran oportunidad no sólo para establecer las reglas de la familia, después de todo, sus hijos pueden compartir material sobre usted o sus hermanos, sino también para hablar sobre la necesidad de ser buenos ciudadanos digitales.
Al final, se trata de que seamos considerados, precavidos y buenas personas.
Información adicional:
Sobre la Dra. McCarthy:
La doctora Claire McCarthy, MD, FAAP es pediatra de medicina primaria en el Hospital Infantil de Boston, profesora auxiliar de atención pediátrica en la Universidad de Medicina de Harvard, editora veterana de las Publicaciones de Salud de Harvard, y portavoz oficial de la American Academy of Pediatrics. La doctora escribe sobre la salud y la crianza para el
Harvard
Health Blog, el
Huffington Post y muchas otras publicaciones en línea e impresas.