Las causas emocionales de los problemas relacionados con el baño, están entre las más difíciles de tratar ya que los niños pequeños rara vez son capaces de expresar con palabras su confusión, ansiedad o temor. Comportamientos tales como defecar en una esquina de la habitación, tener accidentes diarios en la escuela después de muchos meses de sequedad completa o pedir regresar a los pañales, son inquietantes e incluso aterradores para muchos padres, más que todo cuando no comprenden la causa. Sin embargo, una vez que se descartan las causas físicas, las razones detrás de muchos de estos comportamientos se pueden descubrir al tomar en cuenta cualquier cambio en la vida o salud emocional de su hijo, observar su comportamiento y escuchar con atención lo que dice.
Un cambio importante en la vida de un niño puede causar su regresión durante el entrenamiento para el baño. La regresión puede deberse a razones similares, mucho después de completar el entrenamiento para el baño. Un nuevo bebé en la familia, mudarse a una nueva casa, conflictos familiares o cualquier otra situación estresante puede ocasionar que su hijo regrese a un nivel previo de dominio del baño, incluyendo posiblemente mojar la cama, la enuresis, retener los excrementos e incluso defecar en lugares incorrectos. La tensión interna provocada por el desarrollo normal de su hijo puede afectar también el comportamiento en relación al baño.
Por ejemplo, aproximadamente a los tres años de edad, los niños empiezan a desarrollar la capacidad de experimentar la incomodidad o vergüenza cuando hacen algo que saben que es incorrecto, aunque muchos niños de esta edad no saben qué hacer con estos sentimientos. Un niño que desee la aprobación de los padres podría repentinamente empezar a sentirse avergonzado o apenado cuando ocurre un accidente del baño, sin importar qué tan comprensivos sean realmente sus padres. Como resultado, él podría afirmar que usó el baño cuando en realidad orinó en el piso de la sala. Podría esconder su ropa interior mojada o tratar de limpiar la suciedad antes que usted la vea.
Ciertamente no hay razón para criticar o castigar a un niño que se comporta de esta manera. Por el contrario, él ha demostrado que sabe cuál es el comportamiento adecuado en relación al baño y está haciendo su mejor esfuerzo por que "sea realidad". La mejor respuesta cuando se dé cuenta de que su hijo esconde de usted estos accidentes, es decirle suavemente que usted sabe que tuvo un accidente, que está bien, y que usted sabe que la próxima vez él lo hará mejor. Luego pídale ayuda para limpiar y hable con él acerca de maneras específicas en que los dos pueden ayudar para regresar al camino.
Otros sentimientos y situaciones emocionales pueden abrumar a su hijo pequeño y ocasionar que se comporte de formas confusas al inicio. Un deseo por más atención puede ocasionar que tenga más accidentes solo para entablar una conversación o interacción emocional. Si siente que usted ha sido demasiado controlador sobre el uso del baño, preguntándole constantemente si necesita ir en lugar de dejarlo dirigir su propio comportamiento, él podría resistir ir hasta que sea demasiado tarde y en cambio tener un accidente. Una imaginación más activa y una tendencia al pensamiento mágico podrían causar que él tenga miedo del inodoro y empiece a evitarlo. Incluso el deseo de ser amigo de otro niño mediante la imitación, lo puede llevar a prácticas regresivas del uso del baño si el otro niño no ha sido entrenado para el inodoro. Finalmente, un deseo temporal de regresar a la infancia mimada, que casi todos los niños pequeños experimentan en algún momento, podría impulsar a su hijo a pedirle si puede empezar a usar pañales otra vez.
Para los niños entrenados para el inodoro, así como para los que están siendo entrenados, la regresión en el uso del baño usualmente no se prolonga si los padres responden con calma y lo usan como una oportunidad de apoyar y comunicarse con su hijo.
Puede ayudar a su hijo a identificar el problema, comprendiendo sus sentimientos, ayudándole a encontrar soluciones prácticas y aclarando sus expectativas acerca del uso del inodoro. Tal evidencia de apoyo y comprensión le ayudará a él a relajarse y finalmente a avanzar.
Mientras tanto, trate de evitar privilegios mayores y concretos, como regresar al uso de pañales, pero ofrézcale pantaloncitos de entrenamiento debajo de la ropa interior por un tiempo, ponga el inodoro de entrenamiento en su cuarto, acompáñelo al baño del preescolar antes de que empiece el día escolar o comprométase de otra manera hasta que él se sienta más seguro.