A los doce meses, su bebé recién se está acostumbrando a beber de una taza y a tomar los alimentos por sí solo con ayuda de una cuchara y los dedos. A los quince meses, tendrá mucho más control, se colocará los alimentos en la boca con relativa facilidad cuando lo desee y los dejará tirados por la sala cuando le parezca más divertido. Será capaz de llenar la cuchara y llevársela a la boca, aunque ocasionalmente la apuntará en dirección equivocada y la derramará en el último segundo.
Será esencial contar con platos, tazas y vasos irrompibles, debido a que también ellos saldrán volando cuando el niño se aburra de su contenido. Este compartamiento no debe ser permitido con una reprimenda firme y regresándo los utensilios a donde deben estar. Si el comportamiento persiste, considere la idea de sacarlo de la silla para bebés y esperar hasta la próxima comida.
A los dieciocho meses, su pequeño puede usar cuchara, tenedor y vaso o taza irrompible cuando lo desea, pero es posible que no siempre lo desee. Habrá veces en que utilice su pudín como pintura para dedos o que convierta su plato en un potente avión.
Algunos niños dejan este caótico comportamiento alimenticio hacia su segundo cumpleaños, momento en el cual pueden efectivamente convertirse en molestos cuando derraman o hasta se embadurnan un poco de comida en las manos. Otros, sin embargo, seguirán siendo desordenados para alimentarse aún bien entrados en su tercer año de edad.