Su hijo de dos años de edad no solo entiende la mayoría de lo que usted le dice, sino que también habla con un vocabulario de cincuenta palabras o más que aumenta rápidamente. En el transcurso de este año, pasará de oraciones de dos o tres palabras ("Tomar jugo", "Mami, quiero galletas") a oraciones de cuatro, cinco o incluso seis palabras ("¿Papi, dónde está la pelota?", "Muñequita, siéntate en mi pierna"). También comienza a usar pronombres (yo, tú, a mí, nosotros, ellos) y entiende el concepto "mío" ("Quiero mi vaso", "Veo a mi mami"). Preste atención a cómo usa el lenguaje para describir ideas e información y para expresar sus necesidades o emociones físicas y anhelos.
Por naturaleza humana se miden las habilidades orales de su hijo pequeño contra las de otros niños de la misma edad, pero evite hacerlo. En este momento, hay más variación en el desarrollo del lenguaje que en cualquier otra área. Aunque algunos niños en edad preescolar desarrollan destrezas del lenguaje a un ritmo constante, otros parecen dominar las palabras de manera irregular. Y otros niños son naturalmente más comunicativos que otros. Esto no significa que los niños más verbales sean necesariamente más inteligentes o estén más avanzados que los más callados, ni que tengan un vocabulario más rico. De hecho, el niño callado puede saber igual número de palabras pero es más exigente para decirlas. Como regla general, los niños comienzan a hablar después que las niñas, pero esta variación, como otras mencionadas anteriormente, tiende a igualarse al llegar a la edad escolar.
Sin instrucción formal, solo al oír y practicar, su hijo dominará muchas reglas básicas de gramática cuando ingrese a la escuela. Puede ayudarle a enriquecer su vocabulario y destrezas del lenguaje al realizar lecturas como parte de su rutina diaria. A esta edad, podrá seguir la línea del cuento y entenderá y recordará muchas ideas e información que se presenta en los libros. Incluso así, debido a que se le dificultará permanecer sentado por un largo período de tiempo, los libros que le lea deberán ser cortos. Para mantener su atención, elija libros orientados a las actividades para estimular que toque, señale y nombre objetos o repita determinadas frases. Hacia finales de este año, mientras sus destrezas del lenguaje se vuelven más avanzadas, también disfrutará de poemas, chistes o juegos de palabras al repetir sonidos divertidos o usar frases sin sentido.
Para algunos niños, sin embargo, este proceso de desarrollo del lenguaje no pasa sin problemas. De hecho, aproximadamente uno de cada diez o quince niños tienen problemas con la comprensión del lenguaje o habla. Para algunos niños, los problemas son ocasionados por dificultad auditiva, menor inteligencia, falta de estimulación oral en casa o historial familiar de retraso en el habla. En muchos casos, sin embargo, la causa es desconocida. Si su pediatra sospecha que su hijo tiene dificultad con el lenguaje, realizará un examen físico completo y pruebas de audición y, si es necesario, lo remitirá a un especialista del lenguaje o habla o en infancia temprana para una evaluación más a fondo. La detección temprana e identificación del retraso en el lenguaje o discapacidad auditiva es considerablemente importante, para que el tratamiento pueda comenzar antes de que el problema interfiera con la adquisición de conocimientos en otras áreas. A menos que usted y el pediatra identifiquen la dificultad y hagan algo al respecto, su hijo podrá tener problemas continuos con la adquisición de conocimientos en el aula.