Durante su segundo año de vida, su hijo estará constantemente entre una independencia feroz y aferrarse a usted. Ahora que puede caminar y hacer cosas físicamente por sí mismo, tiene el poder de alejarse de usted y probar sus nuevas destrezas. Pero al mismo tiempo, todavía no se siente completamente cómodo con la idea de que es independiente, separado de usted y de todas las otras personas en el mundo. Especialmente cuando está cansado, enfermo o asustado, deseará que usted esté cerca para consolarlo y protegerlo de la soledad.
Es imposible predecir cuándo le dará la espalda y cuándo vendrá corriendo por refugio. Parece cambiar de un momento a otro, puede parecer maduro e independiente por varios días enteros antes de regresar repentinamente. De igual forma, puede sentir reacciones mezcladas a esto: Mientras que existen momentos en los que se siente maravilloso tener a su bebé de vuelta, también habrá otros momentos en los que su berrinche y lloriqueo es lo último que usted necesita. Algunas personas llaman a este período, la primera adolescencia. Refleja algunos de los sentimientos mezclados del niño sobre crecer y dejarla y es absolutamente normal. Recuerde que la mejor manera de ayudarlo a recuperar la compostura es darle atención y seguridad cuando lo necesite. Darle una palmada para que "actúe como un niño grande" solo hará que se sienta y actúe más inseguro y necesitado.
Las separaciones breves de usted pueden ayudar a su niño pequeño a ser más independiente. Todavía sufrirá ansiedad por la separación y posiblemente haga berrinche cuando la deje; aún si es solo por unos cuantos minutos. Pero la protesta será breve. Es posible que usted esté más triste por la separación que su bebé, pero trate de que él no sepa esto. Si su bebé cree que es posible que su berrinche la haga que se quede, continuará actuando así en ocasiones similares en el futuro. Por tentador que parezca "alejarse" silenciosamente, podría apegarse más porque luego nunca sabrá cuándo volverá a desaparecerse la próxima vez. En su lugar, déjelo con un beso y prometa regresar. Cuando regrese, salúdelo con entusiasmo y dedíquele toda su atención por un momento antes de continuar con otras tareas de la casa o del trabajo. Cuando su hijo comprende que usted siempre regresa y continúa amándolo, se sentirá más seguro.