Los tranquilizantes abarcan varios grupos grandes de drogas que desaceleran el sistema nervioso central. En dosis pequeñas, afectan secciones del cerebro responsables de nuestras acciones voluntarias y conscientes, mientras que en dosis grandes actúan sobre las áreas que gobiernan las funciones automáticas como respirar y el ritmo cardíaco.
Hipnóticos se recetan como ayuda para dormir. Tranquilizantes se dividen en dos categorías. Los tranquilizantes “mayores” se usan para tratar enfermedades mentales. Puede haber escuchado que se refieren a ellos con el nombre de neurolépticoso anti psicóticos. Los tranquilizantes “menores” también denominados ansiolíticos, disminuyen la ansiedad sin desacelerar el organismo.
Sedantes ejercen un efecto calmante en la mente y el cuerpo. En dosis más altas, también pueden provocar sueño. Algunos tienen doble función como los anticonvulsivos, que sirven para controlar las convulsiones y como relajantes musculares.
El abuso de tranquilizantes en los adolescentes disminuyó en la década de 1980 y permaneció relativamente estable en la década de 1990. Solo aproximadamente uno entre dieciocho adolescentes ha experimentado con estas drogas, a pesar de su presencia en millones de botiquines en los hogares. Un estimado de cuatro millones de recetas médicas se extienden para comprar tranquilizantes cada año. Pero ese número está eclipsado por el número de sedantes. Un tipo de sedante, las benzodiacepinas, representan el 30 por ciento de sustancias controladas recetadas por los médicos en Estados Unidos.
El potencial de adicción es alto. Los barbitúricos, los precursores de las benzodiacepinas provocan la tolerancia rápidamente. Cuando eso sucede, el margen de seguridad entre una dosis efectiva y una dosis letal disminuye peligrosamente. Es comparable a conducir un vehículo al borde de un precipicio y tener una vista sobrecogedora en un lado y una caída aparatosa en el otro. Una persona joven bajo la influencia puede estar demasiado sedada para recordar cuánta droga tomó o si la tomó y sobredosificarse por accidente.
Los barbitúricos aún constituyen un quinto de todas las recetas médicas de tranquilizantes, pero los severos efectos secundarios y la alta incidencia de muertes llevó eventualmente al desarrollo de las benzodiacepinas en la década de 1960. Aunque estos medicamentos son seguros en general, su uso crónico puede avanzar a dependencia e ingerirlos con alcohol puede provocar la muerte.
Una benzodiacepina denominada flunitrazepam (nombre de marca: Rohypnol) comenzó a infiltrarse en los clubes nocturnos de Estados Unidos en la década de 1990. Aunque en el país es ilegal, los “roofies” se contrabandean desde docenas de países extranjeros en donde se recetan habitualmente para tratar trastornos severos psiquiátricos y de insomnio. Tan solo una de las baratas pastillas blancas induce una intoxicación equivalente a dos paquetes de seis cervezas y es diez veces más poderoso que otro sedante, el Valium. Tomar Rohypnol y alcohol juntos intensifica sus efectos.
Como respuesta a este problema creciente, el Congreso aprobó la Ley de prevención y sanción para la violación inducida por drogas de 1996. Ahora, cualquier persona que utilice Rohypnol u otro medicamento para cometer un ataque sexual puede recibir una sentencia hasta de veinte años en prisión. Es más, aunque el flunitrazepam sigue siendo una sustancia controlada de clasificación IV, las sanciones por fabricarla, contrabandearla o distribuirla son las mismas que las de los depresivos de clasificación I.
El fabricante del medicamento también tomó medidas para hacerlo más detectable en las bebidas y de este modo detener a los posibles violadores. Primero cambió el color de las pastillas a verde y las reformuló de manera que tardan más en disolverse. Después la compañía graduó un nuevo Rohypnol que contiene la mitad de la dosis del ahora descontinuado original. Sin embargo, pueden transcurrir varios años antes de que los roofies más potentes reciban la aprobación en muchos de los países en que se venden.
No solo eso, sino que el Rohypnol es solo una de varias drogas denominadas “drogas de violación en citas”. Las demás, GHB (hidroxibutirato gamma), GBL (butirolactone gamma, un precursor del GHB) y el alucinógeno ketamina (un tranquilizante para animales) también se utilizan para agregarlos en las bebidas de las muchachas con el propósito de atacarlas sexualmente. En dosis muy altas, estos químicos pueden provocar que una mujer joven caiga en un estado parecido a un coma que dura de una a ocho horas.
Señales de uso de tranquilizantes
- Respiración y ritmo cardíacos lentos
- Aletargamiento y mareos
- Pupilas dilatadas
- Mareos, confusión, desorientación
- Mala concentración
- Mala coordinación
- Desmayos
- Períodos muy largos de sueño
- Amnesia
- Náusea
- Vómitos
- Irritaciones en la piel
- Áreas grandes inflamadas en la piel, algunas veces úlceras abiertas en los sitios de la inyección
- Convulsiones
- Ataques
- Desinhibición
- Alucinaciones
- Alucinaciones, especialmente cuando se toma con alcohol
Posibles efectos a largo plazo
- Comportamiento agresivo
- Depresión profunda
- Menstruación irregular