La maduración de las vías entre el globo ocular y el cerebro mejora rápidamente para dar lugar a patrones de acción más complejos. Ahora el cerebro puede ver un objeto, juzgar hacia dónde va y a qué velocidad y decirle al cuerpo qué hacer para llegar ahí al mismo tiempo.
¿No es maravilloso cómo funciona el cuerpo humano? Esa capacidad no ocurre porque Johnny coma más cereales, tenga un entrenador personal o haya practicado 4 horas por día desde que tenía 2 años. Los cambios de ese tipo ocurren conforme a un reloj de tiempo genético que funciona en el ADN sumado a una buena exposición al deporte.
La mejoría de la precisión visual tiene un efecto evidente en todos los deportes. Ser capaz de ver al nadador del carril contiguo a la vez que se juzga la distancia hasta la pared puede significar la diferencia en la ejecución de la mejor llegada posible a la meta. Ver a dónde dirigir la pelota de tenis, vóleibol o básquetbol puede llevar a anotar un cesto o hacer un lanzamiento libre.
La madurez visual ayudará a los luchadores y artistas marciales a ejecutar movimientos más difíciles a medida que su visión periférica se torna mas eficaz. Las implicaciones de la madurez visual son evidentes en todos los deportes con pelota, así como también en deportes tales como clavados, gimnasia y patinaje, que dependen en marcadores visuales para ejecutar determinadas maniobras.