Salir a comer a un restaurante solía estar reservado para ocasiones especiales y, en general, implicaba una mesa para 2, un mantel blanco y dejar a los niños en el hogar con una niñera. Pero ya no. Si la suya es como la mayoría de las familias actuales,
salir a comer se ha convertido en un modo de vida. Últimamente, los estadounidenses salen mucho a cenar: gastan, aproximadamente, la mitad de los presupuestos totales de alimentación de sus familias y consumen casi un tercio de todas las calorías fuera del hogar.
Junto con este movimiento impulsado por la comodidad viene la presión adicional de hacer que nuestros hijos se comporten. En general, es más fácil manejar la tarea de enseñarle a los niños hábitos de alimentación saludables, seguros y socialmente aceptables como un trabajo en progreso, en la privacidad de nuestro propio hogar. Sin embargo, en un restaurante, los asuntos de su familia relacionados con la hora de comer estarán en exposición. Y es mucho más probable que se pongan a prueba la dieta y las destrezas para comer en desarrollo de su hijo
además de su paciencia.
Con esto en mente, nos hemos tomado la libertad de pedir para usted los 10 mejores consejos para ayudar a evitar que los hábitos de alimentación de su hijo se conviertan en una frustrante pataleta pública y hacer que las salidas a cenar de su familia sean más saludables y más agradables para todas las personas involucradas.
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Mantenga una actitud saludable. Salir a comer requiere de muchas destrezas sociales. No solo deben enseñarse estas destrezas a los niños, sino que también se les debe dar la oportunidad de que las practiquen. Cada vez que salga a un restaurante, asegúrese de recordarse a usted mismo que estar callado y sentarse quieto con una servilleta en el regazo durante toda una comida no es una capacidad innata.
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Elija un restaurante que ofrezca servicios para niños… al menos, al principio, a fin de quitar parte de la presión. ¿Cómo reconoce un restaurante para toda la familia cuando lo ve? Imagine una cena romántica para 2 personas a la luz de las velas y, luego, busque todo lo contrario. Si hay un cartel que dice “Los niños comen gratis” en la ventana, la maître está lista y esperando con una caja de crayones y el nivel de ruido de fondo es lo suficientemente alto como para ahogar cualquier arrebato fuerte e inesperado, es casi seguro que ese entorno será más adecuado para sus necesidades. Por supuesto, no se olvide de consultar el menú para asegurarse de no tener que sacrificar todas las esperanzas de nutrición a cambio de entornos para toda la familia. Recuerde que, a medida que su hijo desarrolle modales para comer, usted puede esperar cenar en restaurantes que ofrecen servicios para personas más maduras.
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BYOB. Aunque el estrés de salir a comer en un restaurante ciertamente puede hacer que algunos padres sientan que necesitan un trago, esta no es una recomendación de que traiga su propia bebida (bring your own beverage, BYOB) alcohólica. En cambio, es un recordatorio de que traiga su propio
equipo de refuerzo (bring your own backup, BYOB).Traiga con usted algunos accesorios para la hora de comer. Puede ser un vaso, un plato o cubiertos para niños o un libro para colorear y crayones. Simplemente, anticipar las necesidades de su hijo puede ser una gran ayuda para hacer que la comida no tenga complicaciones y para ayudar a su hijo a disfrutar el ambiente en vez de arruinarlo.
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Comida. Es perfectamente aceptable llevar algún alimento para su hijo. Pero no haga tanto hincapié en la práctica de traer su propia comida como para que se pierda una excelente oportunidad de que su hijo pruebe cosas nuevas. Esta opción es mejor reservarla para los momentos en que usted sabe que es poco probable que su hijo pueda tolerar la espera, para los
bebés que todavía no han comenzado a comer
alimentos sólidos y para los
niños pequeños particularmente quisquillosos.
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Juguetes para los niños. Cuando hay que esperar, algunos libros y uno o dos juguetes silenciosos pueden hacer maravillas para ayudar a pasar el tiempo en forma más tranquila, en especial, si su hijo no los ha visto antes. Para los bebés, puede alcanzar con darles un sonajero o cascabel o una cuchara con borde de caucho, mientras que, con frecuencia, todo lo que necesitan los niños mayores es una hoja de papel y algunos crayones para pintar un dibujo bonito.
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Accesorios. En particular, traiga baberos y biberones. Pero, si va a un restaurante que no ofrece vasos con tapa, también puede ser necesario traer un vaso para bebés. En forma similar, las cucharas con borde de caucho y los tenedores para niños pequeños pueden ayudar a pasar menos tiempo intentando mantener los cubiertos inseguros del restaurante fuera del alcance de su hijo pequeño.
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Tenga en mente que el problema es el tiempo. Muchos de los problemas que los niños tienen para comportarse en los restaurantes pueden atribuirse a que tienen mucho tiempo libre. El aburrimiento y la impaciencia no son amigos suyos. Cuanto más tiempo se espera que un niño se comporte bien, más probable es que se inquiete, en especial, si no tiene nada que lo mantenga ocupado. Como el reloj empieza a correr desde el minuto en que cruza la puerta, recomendamos lo siguiente:
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Llame por adelantado. Haga reservaciones o llame por adelantado para que le asignen una mesa, para aumentar sus posibilidades de que lo sienten en una mesa en lugar de la sala de espera cuando llega.
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Vaya temprano. Si va antes de la hora pico, es menos probable que tenga que esperar una mesa, con suerte el servicio será más rápido, su hijo probablemente estará menos cansado y malhumorado, y es más probable que las personas sentadas a su alrededor sean otras familias con niños pequeños que tengan exactamente la misma idea en mente.
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Haga el pedido en forma eficiente. Los días que tiene poco tiempo o poca paciencia, evite la formalidad de pedir primero las bebidas y haga el pedido completo en cuanto tenga la oportunidad. Si usted prevé la necesidad de irse rápido, podría incluso solicitar que le traigan la cuenta junto con la comida.
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Limpie su propia mesa. Nos damos cuenta de que uno de los beneficios claros de salir a cenar es no tener que limpiar después, pero en realidad hablamos de limpiar la mesa
antes de comer. Eso es porque muy pocas veces los restaurantes son a prueba de niños en el grado necesario para mantener su comida libre de accidentes. Como en este caso, se aplica perfectamente el principio de ojos que no ven corazón que no siente, le sugerimos que, en cuanto se siente a comer, busque en la mesa los artículos que pueden perturbar su comida y asegúrese de que no caigan en las manos equivocadas. Para comenzar, estos son algunos de nuestros favoritos.
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Velas. No hace falta ninguna explicación, excepto para señalar que los niños parecen sentirse atraídos por las velas como las polillas por la luz. Si deja que su hijo juegue con ellas, estará jugando con fuego.
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Cuchillos. Con frecuencia, se colocan en todos los lugares de la mesa sin importar la edad de la persona que se sentará allí. Conviene asegurarse de ser el primero que los tome. De hecho, si su bebé o su niño pequeño todavía no sabe usar los cubiertos en general y es más probable que use el cuchillo o la cuchara para dar golpes que para comer, será prudente tomarlos también. Simplemente haga que su hijo se interese por los cubiertos más apropiados para su edad que trajo con usted.
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Azúcar y especias. Mientras que muy pocas veces un niño se lastima mientras sacude la sal o juega con los paquetes de edulcorante, una cucharada de azúcar esparcida sobre la mesa no ayuda a digerir la comida.
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Bebidas. Aunque los derrames son de esperar, aún así tienden a estropear la experiencia de la comida. No es necesario dejar de pedir bebidas. Basta con asegurarse de que no estén cerca del codo de su hijo ni ubicadas en forma precaria, demasiado cerca del borde de la mesa y que tengan tapas, cuando estén disponibles.
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No diga solamente que no. Sin tener en cuenta qué tipo de espectáculo contrario a las normas sociales esté dando su hijo, sea consciente de que está comprobado que decir solamente que no, sin más enseñanzas ni ramificaciones, no es útil una vez que su hijo ha pasado la primera infancia. Incluso antes de salir, hable sobre lo que espera que su hijo haga y cuáles serán las consecuencias bien definidas si él no puede comportarse durante la comida. Sea cual fuera la consecuencia, asegúrese de poder cumplirla y de estar dispuesto a hacerlo, incluso si eso significa dejar el restaurante antes de que se sirva la comida.
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Tenga un enfoque saludable respecto de las comidas de los niños. Los restaurantes ofrecen una gran oportunidad de exponer a los niños a nuevos alimentos y sabores, pero también presentan el riesgo real de servir como excusa para abandonar sus objetivos nutricionales cuando cruza la puerta. De acuerdo con una encuesta desconcertante, los 5 alimentos más populares que los niños menores de 6 años pidieron en restaurantes fueron patatas fritas, daditos de pollo frito, pizza, hamburguesas y helado. Esto nos lleva directo al tema de los menús para niños. Sin duda alguna, pedir el menú para niños puede simplificar su experiencia general de la cena. El problema es que los niños gravitan hacia la comida con la que están familiarizados y en seguida aprenden a pedir
solo lo que está en el menú para los niños. Este es un patrón de pedidos que con frecuencia se afianza firmemente. También tiende a asegurar que casi el 100% de sus platos fuertes consistirán en una serie muy limitada de comidas no muy saludables. Cuando sea posible, le sugerimos
cambiar las patatas fritas por un acompañamiento más saludable, evitar la tentadora oferta de que vuelvan a servir gratis los refrescos y ordenar leche en su lugar. También puede incentivar a su hijo a ampliar sus horizontes más allá de los confines del menú para niños ofreciéndole probar alimentos de su propio plato y/o pidiendo platos más nutritivos del menú para adultos.
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Reduzca los costos. Parte de la tentación de dejar que los niños pidan el menú para niños surge del hecho de que, casi siempre, es más barato. Por menos del costo de un plato fuerte, con frecuencia puede pedir para su hijo un plato principal, un acompañamiento, una bebida y un postre. Dicho esto, el menú para niños pocas veces es un buen negocio en términos de
nutrición. Por consiguiente, sugerimos que también pruebe las siguientes medidas alternativas para reducir los costos.
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Comparta por igual. Para que su hijo tenga una serie de alimentos más amplia para escoger y darle un descanso a su billetera al mismo tiempo, considere la posibilidad de compartir un plato principal para adultos. Esto funciona particularmente bien si su hijo tiene poco apetito y usted no suele terminar sus platos principales o si tiene más de un hijo y pueden compartir entre ellos.
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Reduzca la porción. Pregunte si puede pedir para su hijo una porción reducida de un plato principal para adultos a precio reducido. Los aperitivos también pueden usarse como platos principales más económicos para niños. Solo asegúrese de revisar primero si la sección de aperitivos está dominada por alimentos fritos o grasos.
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Dos al precio de uno. Evite la tentación natural de enseñarle a su hijo que debe comer todo lo que está en el plato solo porque lo pagó. En especial, con las porciones más grandes de lo normal que típicamente se sirven en los restaurantes, incentive a su hijo a comer lo suficiente como para saciarse. Lleve el resto a su hogar para servirlo otro día. Dicho sea de paso, esta es una estrategia que funciona tan bien para los adultos como para los niños.