Muchos padres preguntan por qué no pueden alimentar a sus bebés con leche de vaca. La respuesta es simple: Los bebés pequeños no pueden digerir la leche de vaca de manera tan completa o fácil como digieren la leche de fórmula. Además, la leche de vaca contiene altas concentraciones de proteínas y minerales, lo cual puede causar estrés en los riñones inmaduros de un recién nacido y ocasionar enfermedades graves si se presenta deshidratación, fiebre o diarrea. Adicionalmente, la leche de vaca no cuenta con la cantidad apropiada de hierro, vitamina C y otros nutrientes que los bebés necesitan. Incluso, puede causar anemia por deficiencia de hierro en algunos bebés, debido a que las proteínas de la leche de vaca pueden irritar el revestimiento del estómago y los intestinos, lo que produce pérdida de sangre en la materia fecal. La leche de vaca no contiene los tipos más saludables de grasas para los bebés en crecimiento. Por estas razones, no debe alimentar a su bebé con ninguna leche de vaca regular durante los primeros doce meses de vida.
Una vez su bebé cumpla un año de edad, puede darle leche entera de vaca, siempre que tenga una dieta balanceada de alimentos sólidos (cereales, vegetales, frutas y carnes). Pero limite su ingesta de leche a un cuarto (32 onzas o 946 ml) por día. Más que nada porque la leche puede proporcionar demasiadas calorías y puede disminuir su apetito para otros alimentos que necesita. Si su bebé aún no está comiendo muchos alimentos sólidos, hable con su pediatra sobre la mejor nutrición para él.
A esta edad, los niños aún necesitan un alto contenido de grasas, por lo que se recomienda la leche entera enriquecida con vitamina D para la mayoría de bebés después de un año de edad. Si su hijo tiene sobrepeso o está en riesgo de sobrepeso, o si existe un historial familiar de obesidad, presión arterial alta o enfermedades del corazón, su pediatra puede recomendar leche de 2% (grasa reducida). No le dé a su bebé leche 1% (baja en grasa) o sin grasa (descremada) antes de que cumpla dos años de edad. Además de necesitar un alto contenido de grasa para mantener un peso normal, también es importante para que su cuerpo absorba las vitaminas A y D. Además, la leche sin grasa o descremada proporciona demasiada concentración de proteínas y minerales y no se recomienda para bebés y niños pequeños menores de dos años. Después de los dos años de edad, debe hablar con su pediatra sobre las necesidades nutricionales de su hijo, incluyendo la opción de productos de leche baja en grasa o descremada.