Realmente no debería sorprendernos que la experiencia del nacimiento, una cantidad significativa de pérdida de sueño y una estructura familiar radicalmente nueva puedan crear un gran distanciamiento en la relación de una pareja. Muchos padres se sorprenden por los cambios repentinos en los sentimientos hacia el otro y su deseo por contacto sexual. El hecho de que las experiencias de los padres difieren en formas tan importantes al principio, complica más las cosas; las madres se mantienen en constante contacto físico con sus bebés, mientras que las parejas, desean más cercanía. Al final del día, una nueva madre pudo haber tenido demasiado “contacto” y el sexo es la última cosa en sus pensamientos, mientras que la pareja que no está amamantando puede sentir una necesidad especial de alguna señal física de afecto.
Por supuesto, esto no siempre sucede. Algunas madres que están lactando (y sus parejas) experimentan menos deseos sexuales durante determinadas fases de la paternidad, mientras que otros experimentan más.
Si usted y su pareja consideran que la intimidad del período de lactancia mejora su vida sexual o, si se siente liberada por los beneficios del control natural de la natalidad exclusivo de la lactancia durante los primeros seis meses, aprovéchelo al máximo.
Por otro lado, si tiene conflicto con sus deseos, trate de recordar que esta etapa pasará y, mientras tanto, enfóquese en mantener las líneas de comunicación abiertas. Recuerde que la intimidad no se compara con tener relaciones sexuales; en su lugar, es importante que usted y su pareja sientan cercanía y unión entre sí. Los besos, una caricia ocasional o una palmadita en la espalda pueden comunicar esos sentimientos de mejor manera que un contacto físico más intenso. Los cumplidos sinceros pueden significar mucho para una nueva madre, quien puede sentir menos “entereza” de la que está acostumbrada y puede sentir un poco de vergüenza por su figura después del parto.
A pesar de que las parejas pueden sentir que su vida sexual ha cambiado con el nacimiento del bebé, estudios han demostrado que la mayoría de las parejas reanudan las relaciones sexuales aproximadamente siete semanas después del parto, aunque la actividad sexual de las parejas lactantes tiende a reanudarse de forma más gradual que la de las parejas que alimentan con un biberón durante el primer año. Al considerar este patrón normal de actividad sexual y comprender que es una parte normal de la transición del embarazo a la vida como familia, es posible que se pueda relajar lo suficiente durante este problema temporal en su vida sexual para disfrutar los maravillosos cambios que suceden en su familia.
Sus sentimientos acerca de la lactancia
En un estudio reciente, se le pidió a mujeres embarazadas que predijeran cuáles serían las actitudes de sus parejas hacia la lactancia. Sorprendentemente, sus respuestas fueron altamente inexactas (mucho mejor que si hubieran estado adivinando). La mayoría consideró que sus parejas estaban más negativas que ellas en cuanto a la lactancia.
Por este motivo, es importante compartir sus sentimientos acerca de la lactancia y la nueva maternidad con su pareja, cuando sea posible. Dichas conversaciones pueden ayudar a preservar la intimidad de su relación durante el desafío físico de los primeros meses, mientras que también apoya a su pareja en sus esfuerzos de la lactancia en un momento en el que cualquier palabra de estímulo ayuda.
Si ama verla amamantando a su bebé, dígale cómo le hace sentir. Si considera que su figura de madre lactante es igual de sexi, dígaselo. Comparta con ella que se siente orgulloso de ella por su compromiso con la lactancia mientras amamanta en lugares públicos y que siempre está dispuesta a satisfacer el hambre de su hijo en todo momento.
Dichas palabras de apoyo y fortalecimiento pueden actuar como un afrodisíaco altamente efectivo para muchas nuevas mamás (si no ahora, posteriormente) y puede mejorar su relación aún cuando se aseguran de proveer una buena salud para su hijo.