El cambio climático puede ser aterrador y abrumador para los niños y las familias. Provoca daños que van desde tormentas,
incendios forestales, enfermedades emergentes,
calor y contaminación del aire. Muchos de estos daños se acumulan y empeoran la salud de los niños.
Si el problema le resulta abrumador, no está solo. Recientemente, se encuestó a 10,000 personas de entre 16 y 25 años de 10 países acerca del cambio climático y las respuestas de los gobiernos al cambio climático. Más de la mitad dijeron sentirse tristes,
ansiosas, enojadas, impotentes, indefensas y culpables, y e 83 % estuvo de acuerdo en que las personas no han logrado cuidar el planeta.
El cambio climático es real
La temperatura de la tierra está aumentando. Los glaciares se están encogiendo. El nivel del mar está subiendo. El clima se ha vuelto más extremo. Estos grandes cambios son el resultado de las actividades humanas, especialmente, de nuestra quema de combustibles fósiles para energía y transporte. Ahora sabemos qué debemos hacer para que los niños puedan tener un futuro más saludable.
La buena noticia es que algunas acciones necesarias para reducir el cambio climático mejorarán la salud de los niños. Se necesitarán grandes cambios para hacer un traspaso a una energía limpia y alejarse de las fuentes y actividades de energía que son contaminantes. Pero incluso las pequeñas
elecciones que los padres e hijos hacen todos los días pueden tener un gran impacto, ¡y son mejores para nuestra salud! Esta es la manera de hacerlo:
Algunas acciones o actividades que son buenas para nosotros también son buenas para el medio ambiente.
Estas elecciones, a su vez, mantienen el planeta limpio, saludable y verde para nuestros hijos y las generaciones futuras.
Por ejemplo, elegir pasar tiempo en la naturaleza y los espacios verdes es bueno para la salud física y mental de los niños. Y agregar más espacios verdes con árboles que den sombra reduce el calor extremo en las ciudades.
¿Qué son los gases de efecto invernadero?
El dióxido de carbono, el metano, los óxidos nitrosos y el vapor de agua son gases de efecto invernadero. Estos gases son una parte natural de la atmósfera de la tierra y atrapan el calor para mantener caliente nuestro planeta. Pero las actividades humanas, especialmente la quema de combustibles fósiles como la gasolina para obtener energía, han emitido más gases de efecto invernadero. Se ha formado una capa gruesa de gases de efecto invernadero. Esto ha hecho que la temperatura de la tierra aumente constantemente durante el último siglo.
Elecciones energéticas para el clima y la salud
En los Estados Unidos, dos fuentes—la electricidad y el transporte—causan la mayor cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero. Los
gases de efecto invernadero (NASA en inglés) provenientes de la quema de combustibles fósiles para la electricidad y el transporte se acumulan en la atmósfera de la tierra. El uso de combustibles fósiles para obtener energía también genera contaminación en el suelo y en nuestros vecindarios, donde respiran los niños.
El cambio a energías renovables, como la energía solar y la eólica, mejora la calidad del aire. Este cambio ayudará a los niños a respirar un aire más limpio y menos contaminado y mejorará la salud de los niños ahora y en el futuro.
Un aire más limpio puede mejorar los resultados de los nacimientos y la salud cardiovascular, respiratoria y neurológica de los niños.
Andar en bicicleta, caminar y usar el transporte público también ayudan a mantener el aire limpio y a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
Elegir un transporte activo y alternativo conectará a las personas dentro de sus comunidades y mejorará su estado físico.
Elecciones alimentarias para el clima y la salud
Algunos tipos de alimentos, como la carne roja, contribuyen más al cambio climático y son menos saludables para los niños. El desperdicio de alimentos (como en los vertederos) también libera un potente gas de efecto invernadero llamado metano en el aire, que empeora el cambio climático.
Centrarse en
opciones de alimentos saludables ricos en una nutrición basada en plantas ayuda a reducir el riesgo de su hijo de padecer enfermedades crónicas y apoya la salud infantil, hoy y en el futuro.
Sirva una variedad de alimentos nutritivos:
Incorpore alimentos locales, frescos y
a base de plantas
Coma menos
carne roja (en inglés)
Evite los alimentos como los azúcares y las carnes procesados
Para reducir el desperdicio de alimentos, planifique las comidas, reduzca la cantidad de alimentos que compra y coma las sobras o los alimentos que se echarán a perder primero para no tener que tirarlos.
Intente realizar más acciones para mejorar la salud que ayuden al clima:
Inicie un generador de abono en el jardín o participe en el programa de generación de abono de su comunidad cuando haya uno disponible
Elija el transporte activo (caminar y andar en bicicleta) y el transporte público cuando sea posible y seguro
Apoye los programas de "rutas seguras para ir a la escuela" (en inglés)
Hable sobre los beneficios de los autobuses escolares eléctricos o que utilizan combustibles alternativos y otros cambios para que haya aire más limpio en su comunidad
Proteja a su hogar del clima para consumir menos energía y ahorrar dinero
Considere poner paneles solares en el techo o apoyar la energía ecológica a través de su compañía de servicios públicos
Abogue por el diseño de edificios ecológicos para proyectos comunitarios, escuelas y construcciones nuevas
Fomente
los juegos al aire libre y los programas que apoyen el acceso de los niños a la naturaleza
Apoye la ordenanza local de preservación de árboles y la planificación medioambiental de su comunidad
Considere usar un vehículo o una bicicleta eléctricos
Apoye a su hijo si quiere participar en una organización juvenil local
Cada compra y elección tiene un impacto en el medio ambiente. Cuando sea posible, elija la opción más amigable con el medio ambiente: eso marca una diferencia para su hijo y para los demás. Muchas de estas acciones de promoción de la salud no son asequibles ni están disponibles para todos los niños y todas las familias. Los niños de comunidades minoritarias y de bajos ingresos tienen menos probabilidades de tener acceso a estos recursos. También están más expuestos a los cambios climáticos que empeoran su salud.
Recuerde
Los pediatras y los padres comparten el mismo objetivo: proteger la salud de los niños hoy y garantizar que los niños puedan crecer y convertirse en adultos saludables y prósperos. Es por eso que los pediatras se preocupan por el cambio climático y la salud de los niños, y abogan por soluciones climáticas. Si le preocupan los efectos del cambio climático en la salud, consulte a su pediatra. Todos podemos trabajar con los líderes de las comunidades para asegurarnos de que las opiniones y las necesidades de todos los niños se tomen en cuenta en las acciones para abordar el cambio climático, y que abordar el cambio climático se considere una prioridad para la salud infantil.
Más información
Rebecca Philipsborn, MD, MPA, FAAP, es una pediatra en Emory University y Children's Healthcare de Atlanta y trabaja en la Unidad de Especialidad en Salud Ambiental Pediátrica del Sudeste (Southeast Pediatric Environmental Health Specialty Unit, PEHSU). Es miembro del comité ejecutivo del Consejo de Salud Ambiental y Cambio Climático de la AAP y es editora adjunta de la quinta edición de Pediatric Environmental Health, con las Dras. Ruth Etzel y Sophie Balk.
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Este documento recibió apoyo, en parte, a través del acuerdo de cooperación OT18-1802 otorgado a la American Academy of Pediatrics y fue financiado por el Centro Nacional para la Salud del Medio Ambiente y la Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés). El contenido de esta publicación es responsabilidad exclusiva de los autores y no representa necesariamente las opiniones oficiales de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades o del Departamento de Salud y Servicios Sociales de los EE. UU.