Los niños, los adolescentes y sus familias enfrentan mucho estrés y otros desafíos para su bienestar mental. La buena noticia es que existen formas de promover la salud mental durante los momentos difíciles. De hecho, los padres y los cuidadores tienen herramientas poderosas que pueden ayudar a los niños a desarrollar resiliencia y prosperar sin importar lo que la vida les depare.
Las experiencias positivas y las relaciones seguras y estables ayudan a los niños a desarrollar las habilidades que necesitan para manejar sus emociones, resolver problemas, comunicarse y desarrollar vínculos estrechos con los demás. El proceso de adquirir estas y otras habilidades fundamentales se denomina desarrollo mental y emocional saludable.
Aquí encontrará 4 pilares fundamentales para un desarrollo mental y emocional sano en los niños, junto con consejos para reforzarlos en las rutinas diarias de su familia.
1. Relaciones seguras, estables y enriquecedoras en la familia
La salud relacional, es decir, la capacidad de establecer relaciones seguras, estables y enriquecedoras, juega un papel importante en el desarrollo mental y emocional. Cuando los niños se sienten seguros y bien conectados con sus cuidadores, aprenden a confiar en los demás, a hacer amigos y a manejar sus sentimientos. Esto es esencial para la salud mental.
Formas en que los padres pueden ayudar:
Crear rutinas predecibles
Las rutinas estructuradas dan a los niños una sensación de estabilidad y conexión.
Organice comidas en familia. Especialmente con niños mayores, las comidas en familia son un buen momento para conocerse. Quizás no siempre sea posible debido a las agendas ocupadas, pero planifíquelas cuando pueda.
Establezca un
ritual para la hora de dormir. Para los niños pequeños, la rutina de acostarse puede incluir bañarse, lavarse los dientes y
leer un libro juntos antes de dormir. Ventaja: dar prioridad al
sueño hace que sea más fácil abordar las presiones cotidianas.
Fomente una rutina para las tareas escolares. Planificar cuándo y dónde trabajar en las tareas escolares son habilidades de
gestión del tiempo que alivian el estrés. También ayuda a los niños a encontrar tiempo para el
cuidado personal y más tiempo para relacionarse con la familia y los amigos.
Cree una rutina para las tareas del hogar. Las
tareas del hogar apropiadas para la edad fomentan el sentido de la responsabilidad, la pertenencia y la contribución a la familia. Los niños adquieren confianza al completar las tareas, y esto refuerza su
autoestima.
Planificar tiempo para jugar
El
juego permite a los niños explorar sus
emociones incluso antes de tener las palabras para expresarse. También les da una sensación de control sobre su mundo. Para los niños mayores y los adolescentes, planificar momentos especiales de diversión en familia fortalece las relaciones.
Dedique de 10 a 15 minutos dos o tres veces por semana a jugar con los niños más pequeños. Póngale el nombre del niño a este momento especial, como "La hora de Roberto".
Establezca reglas para el tiempo a solas. Permita que su hijo elija la actividad. Guarde los
teléfonos. Deje tiempo sin estructurar con juguetes y actividades que fomenten el juego cooperativo y la
resolución de problemas.
Concéntrese en la diversión. El objetivo es divertirse y conectar. Juegue con regularidad, no solo como recompensa por un buen
comportamiento. Los lazos que se crean en esos momentos sientan las bases de relaciones sanas en la vida.
Programe tiempo para divertirse en familia. Marque en el calendario noches de juegos u otras actividades familiares para que todos puedan disfrutar juntos.
Utilizar técnicas de crianza positiva
Las
estrategias de disciplina positiva ayudan a enseñarles a los niños y adolescentes a controlar su comportamiento de forma saludable.
Establezca límites y consecuencias. Elabore reglas claras y coherentes. Describa estas reglas en términos adecuados para la edad de su hijo. Explique con calma las consecuencias que habrá si no se cumplen.
Ejemplifique el comportamiento que desea que muestre su hijo. Cuando se sienta frustrado, intente responder con calma. En lugar de decir, por ejemplo: "Me estás volviendo loco", exprese sus verdaderos sentimientos:
"Me siento muy frustrado en este momento". Esto enseña a los niños a decir lo que sienten en lugar de declaraciones críticas o hirientes.
Intente hacer una "narración deportiva". Describa detalladamente lo que ve que su hijo está haciendo. Hable en un tono neutro o positivo. Esto transmite al niño:
"Te veo, te escucho y me das alegría".
Señale los comportamientos positivos. Los niños y los adolescentes necesitan saber cuándo hacen algo mal y cuándo hacen algo bien. Elogie los éxitos y los buenos intentos, y sea específico. ("¡Vaya, me encanta que hayas compartido tu juguete favorito con tu amigo!" o
"Me gusta que hayas limpiado la cocina después de cenar; es muy útil que lo hagas").
2. Comunicación abierta
Sentirse libre para expresar sus pensamientos y sentimientos ayuda a los niños a procesar las emociones de forma saludable. La comunicación abierta también refuerza los
lazos entre padres e hijos.
Formas en que los padres pueden ayudar:
Iniciar las "conversaciones" desde pequeños
"Hablar" con su bebé sienta las bases del desarrollo del lenguaje, así como de la expresión de sentimientos.
Narre sus acciones, describa objetos y cante canciones. Oírlo hablar (los sonidos y ritmos del habla, la expresión de su cara y el modo en que los sostiene) les enseña a los bebés la expresión emocional.
Mantenga las interacciones recíprocas. Cuando su bebé balbucee, gorjee o le muestre una
sonrisa, ¡no dude en responderle! Haga contacto visual y responda con sonrisas, asentimientos y otras expresiones faciales. Esto hace que su bebé se sienta conectado y comprendido.
Dedicar tiempo a escuchar
Esté disponible siempre que su hijo quiera hablar. Recuerde que, por grandes que parezcan sus problemas, lo que más desean los niños y adolescentes es amor y
apoyo.
3. Comprensión y control de las emociones
Al aprender a comprender sus emociones, los niños y adolescentes pueden gestionarlas mejor y evitar sentirse abrumados por ellas.
Formas en que los padres pueden ayudar:
Probar el entrenamiento emocional
Estos pasos ayudan a los niños a aprender estrategias de
autorregulación.
Reconozca la emoción. (Podría decir:
"Vaya, veo que tienes sentimientos intensos ahora", o
"Sé que te sientes mal por haber tenido que interrumpir el juego que querías terminar").
Nombre la emoción. Exprese con palabras la emoción de su hijo.
("Pareces enfadado/enojado/temeroso/desilusionado/frustrado"). Para los niños más pequeños, las
zonas de color pueden ayudarlos a etiquetar las emociones.
Valide la emoción. Hágale saber que las emociones están bien, aunque el comportamiento sea incorrecto. ("Tiene sentido que sientas [EMOCIÓN] por [MOTIVO]").
Responda a la necesidad de la emoción.
Si su hijo pequeño o
adolescente está triste, consuélelo
Si tiene miedo, ofrézcale seguridad
Si está enfadado, proporciónele amabilidad y límites
Compartir técnicas tranquilizantes y de afrontamiento
Estas son algunas herramientas que pueden
calmar el cuerpo y la mente en momentos de estrés:
Respiración profunda
Relajación muscular
4. Relaciones sociales en la escuela o en la comunidad
El desarrollo de relaciones sociales fuertes y sanas puede proporcionar un sistema de apoyo para el desarrollo mental y emocional de su hijo.
Formas en que los padres pueden ayudar:
Fomentar las amistades
Desarrollar amistades ayuda a los niños a aprender a comprender a los demás y a conectar con ellos de forma positiva.
Cuando su hijo tenga 2 o 3 años, considere la posibilidad de invitar a otro niño a jugar. Es una forma estupenda de que los niños desarrollen y construyan amistades. También puede dar lugar a conexiones de confianza con otros padres, lo que facilita la crianza de nuestros hijos.
Anime a su hijo mayor o adolescente a invitar a sus amigos a casa o a encontrarse con sus compañeros en el parque o en el cine.
Animar a su hijo a involucrarse
Por lo general, los niños que participan activamente en su comunidad obtienen mejores resultados en la escuela, no se meten en líos tan fácilmente y tienen menos probabilidades de sufrir
depresión o
pensamientos suicidas.
Anime a su hijo a probar actividades extracurriculares, clubes o equipos
deportivos, por ejemplo. Esto les ayuda a descubrir lo que les gusta, conocer a compañeros con intereses similares y desarrollar amistades.
Pregunte por oportunidades de voluntariado en la escuela o en el lugar de culto de su familia, por ejemplo. Al ayudar a los demás en la comunidad, los niños y adolescentes aprenden a confiar en sí mismos y a trabajar con los demás.
Ayudar a su hijo a desarrollar la empatía, el respeto y la aceptación
Reconocer los puntos de vista y los sentimientos de los demás ayuda a los niños a aprender a controlar sus propias emociones. Respetar las diferencias también anima a los niños a abrazar su propia identidad y a sentirse valorados por lo que son.
Presente a su hijo diversas culturas y orígenes a través de
libros, películas, música y actos comunitarios. Hablen sobre diferentes perspectivas y sentimientos en diversas situaciones.
Permítale ver que hay que tratar a todos con
amabilidad, independientemente de las diferencias.
Conectarse con maestros y líderes de la comunidad
Esto puede ayudarlo a mantenerse informado sobre el desarrollo mental saludable de su hijo y los desafíos que pueda estar afrontando.
Manténgase en contacto con maestros, asesores escolares y otros adultos en la vida de su hijo. Trabajen juntos para resolver los problemas.
Hable con el pediatra de su hijo para saber si necesita
más apoyo.
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