La muerte de un niño, ya sea por enfermedad o pérdida repentina, siempre es traumática y estresante, y los afectados podrían hacer el duelo de diferentes maneras.
El pediatra puede desempeñar un papel fundamental para ayudar a las familias, los cuidadores y la comunidad del niño a superar la pérdida del niño, de acuerdo con un informe clínico actualizado publicado por la American Academy of Pediatrics.
El informe, "Supporting the Family After the Death of a Child or Adolescent", publicado en inglés en Pediatrics en diciembre de 2023, se basa en la evidencia más reciente sobre el duelo, el luto y la pérdida y sobre formas de brindar apoyo e información práctica.
¿Cómo pueden ayudar los pediatras a una familia en duelo?
"Un pediatra puede brindar consuelo, compasión y un oído atento. También puede ofrecer información práctica, como dónde encontrar un programa comunitario para el duelo o asesoramiento para el duelo", afirmó Meaghann S. Weaver, MD, PhD, MPH, FAAP, autora principal del informe.
"Si hay hermanos, cada niño podía procesar el duelo a su manera, según su edad y nivel de madurez. No hay caminos fáciles a través del proceso de duelo. Sin embargo, contar con el apoyo de diversas personas, incluido el proveedor médico, es fundamental".
El Comité sobre Aspectos Psicosociales de la Salud Infantil y Familiar de la AAP y la Sección de Hospicio y Medicina Paliativa escribieron el informe clínico, que reemplaza un informe de 2016, señalan que no se puede esperar que las familias "sigan adelante" o "superen" la muerte de un niño.
"El proceso de duelo es impredecible. No se desarrolla en línea recta. Las emociones podrían aumentar o disminuir de un día para otro", afirmó Arwa Nasir, MBBS, MSc, MPH, FAAP.
"Una vez que las familias absorben el impacto inevitable de la muerte, pueden pasar a nuevas fases de su duelo", afirmó la Dra. Nasir. "Podemos alentar a los miembros de la familia a que sean amables unos con otros mientras se adaptan a su pérdida y al impacto en sus vidas".
Las causas más comunes de muerte en niños
El informe desglosa las causas más comunes de muerte en niños. Muestra cómo la pandemia de COVID-19 reveló la vulnerabilidad incluso de los pacientes pediátricos. Para marzo de 2022, aproximadamente 355 niños de 4 años o menores y 737 niños de 5 a 18 años murieron por una infección por COVID y causas relacionadas en los Estados Unidos.
Aunque los niños indígenas americanos/nativos de Alaska, de color e hispanos representan el 41% de la población estadounidense menor de 20 años, representaron el 78% de las muertes relacionadas con el COVID-19 en este grupo etario, según la investigación citada.
Las muertes infantiles súbitas e inesperadas, incluido el síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL), las muertes por asfixia accidental y las muertes mal definidas, representan 3,400 muertes por año en los Estados Unidos y son la categoría más grande de muertes repentinas e inesperadas en la niñez.
Los accidentes automovilísticos fueron citados como la principal causa de muerte pediátrica durante más de medio siglo. A partir de 2017, las armas de fuego representan ahora la principal causa de muerte entre personas de 1 a 19 años.
Las recomendaciones de la AAP para pediatras incluyen:
Respetar el hecho de que la compasión es un lenguaje universal de cuidado y se puede expresar al tomarse el tiempo para escuchar y brindar apoyo emocional a una familia.
Comprender cómo el conocimiento sobre la estructura de una familia y sus sistemas de apoyo puede ser importante para reconocer las necesidades únicas de cada familia.
Consultar con fuentes y familiares para conocer las tradiciones culturales y religiosas que rodean la muerte y el duelo para incluir roles parentales de duelo culturalmente apropiados.
Considerar visitar a sus pacientes gravemente enfermos o moribundos en el departamento de emergencias o en la unidad de cuidados intensivos pediátricos, según sea posible. Deben contemplar llamar por teléfono o tener una reunión presencial con el cuidador del niño.
Dar seguimiento y brindar orientación a los hermanos sobrevivientes que aún son pacientes.
"Es importante comprender que el duelo por la pérdida de un hijo es más prolongado de lo que muchos esperan", afirmó la Dra. Weaver. "Las familias a menudo mantienen una conexión preciada y eterna con el niño".
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