El abuso y la negligencia infantiles, también conocidos como maltrato, pueden derivarse del estrés familiar, la presión económica, el consumo de sustancias o diversos factores. Sin embargo, al igual que otros riesgos para la salud, la American Academy of Pediatrics establece que se pueden prevenir.
La AAP ha actualizado un informe clínico en el que se exponen las formas en que los pediatras pueden reducir el maltrato infantil. Los esfuerzos para reducir el maltrato infantil incluyen ofrecer orientación anticipatoria a las familias y los cuidadores, identificar los factores de estrés familiar y proporcionar intervenciones basadas en la evidencia para reducir el maltrato infantil.
La resiliencia se fortalece con las relaciones sociales positivas
"Las familias resilientes suelen tener relaciones sociales positivas", afirmó John Stirling, MD, FAAP, autor principal del informe clínico. "Tienen acceso a vivienda, alimentos y servicios vitales, lo que disminuye el estrés y hace más llevadera la vida cotidiana.
Cuando las familias tienen esta base sólida, están en mejores condiciones de fomentar relaciones seguras, estables y enriquecedoras con sus hijos. Estas fuertes conexiones ayudan a los niños a aprender a regular sus propias emociones, mantener sus relaciones y hacer frente a la
adversidad", expresó el Dr. Stirling.
Tipos de maltrato infantil
El maltrato infantil incluye el abuso infantil, la negligencia infantil, el abuso sexual y el abuso psicológico. Cada tipo se analiza en el informe clínico, escrito por el Consejo sobre Abuso y Negligencia Infantil de la AAP. El informe también aborda lo que los pediatras pueden hacer si ya hubo maltrato, ofreciendo intervenciones para prevenir nuevas victimizaciones y aliviar los daños a largo plazo luego del
trauma infantil.
Las investigaciones sobre salud pública demuestran que el maltrato infantil suele estar asociado al estrés económico o ambiental y que la resiliencia del niño se ve comprometida por la falta de relaciones sanas.
El poder de las experiencias positivas
Las experiencias positivas también cuentan. "Más importante que saber qué va mal en una familia es saber qué va bien", afirmó Amy Gavril, MD, MSCI, FAAP, coautora del informe. "Los pediatras pueden trabajar más eficazmente con las familias cuando ven relaciones positivas o fortalezas en las que apoyarse. Tal vez haya un maestro o un mentor familiar que se ofrezca a proporcionar al niño tiempo y atención adicionales, por ejemplo".
La AAP recomienda que los pediatras hagan lo siguiente:
Obtener los antecedentes sociales del niño y de los miembros de su familia al inicio y a lo largo del tiempo. La anamnesis, la observación y la vigilancia pueden identificar los factores estresantes de la familia, incluidas las características particulares del niño que suponen un reto para los padres. Las variaciones normales en el
llanto infantil, las dificultades para alimentarse, el
aprendizaje para ir al baño y el comportamiento desafiante han sido factores desencadenantes de abuso físico o emocional.
Reconocer y abordar las preocupaciones de los padres, reforzando al mismo tiempo una crianza eficaz.
Orientar a los padres para que apliquen una
disciplina eficaz y no física.
Al atender a niños con discapacidades o enfermedades crónicas, tener en cuenta su mayor vulnerabilidad. Estar atento a los indicadores de
violencia por parte de la pareja íntima, consumo nocivo de sustancias y depresión por parte de los padres y saber cómo responder si un cuidador informa tales problemas.
Informarse sobre los recursos comunitarios y ofrecer remisiones cuando corresponda.
Preparar al equipo dirigido por el médico para adaptarse a las complejas presentaciones de las familias sometidas a estrés.
Ofrecer orientación práctica a los cuidadores sobre cómo apoyar al niño o adolescente que ha sido víctima para prevenir nuevos maltratos.
Controlar con frecuencia los signos y síntomas de estrés tóxico y maltrato continuado y recomendar intervenciones terapéuticas y servicios de salud mental.
La AAP analiza otros recursos (tales como los programas para padres, las visitas a domicilio y la educación en la primera infancia) que han demostrado promover las relaciones seguras, estables y enriquecedoras y ayudar a prevenir el maltrato infantil. El informe clínico incluye información sobre cómo prevenir los abusos sexuales ayudando a las familias a educar a sus hijos en torno a relaciones sexuales sanas y respetuosas, mejorando la
autoestima y las habilidades de comunicación del niño y proporcionando a niños y padres una educación sobre el desarrollo sexual adecuada para la edad.
"Al prestar atención a las relaciones familiares sanas y ayudar a los cuidadores a afrontar las situaciones de riesgo, los pediatras pueden dar un gran paso para reducir el maltrato infantil antes de que se produzca", afirmó el Dr. Stirling. "Tenemos las habilidades y una oportunidad única para ayudar".
Los informes clínicos creados por la AAP están escritos por expertos médicos, reflejan la evidencia más reciente en el campo y pasan por varias rondas de revisión de pares antes de ser aprobados por la Junta Directiva de la AAP y publicados en
Pediatrics.
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