Sentirse seguros, conectados y apoyados también
hace que los niños tengan una base para desarrollar la resiliencia.
Las relaciones seguras, estables y enriquecedoras pueden actuar como un amortiguador poderoso y protector contra los daños biológicos del estrés tóxico en los niños, según la American Academy of Pediatrics (AAP). Estas relaciones también son clave para desarrollar la resiliencia: poder recuperarse de las experiencias adversas de la infancia. Cuando los niños se sienten conectados y apoyados en sus primeros años, según un informe de la AAP actualizado recientemente, es más probable que se conviertan en ciudadanos sanos, competentes y educados en el futuro.
La declaración de política titulada "Prevención del estrés tóxico en la infancia: colaboración con familias y comunidades para promover la salud de las relaciones", se publicó en el ejemplar de agosto de 2021 de Pediatrics. La declaración se enfoca en cuán importantes son las relaciones y las experiencias positivas de la infancia para prevenir y curar el estrés tóxico. Esta política se aparta de un modelo basado en los problemas y enfocado en las experiencias adversas pasadas de los niños. En cambio, presenta un enfoque positivo basado en las fortalezas y que promueve soluciones a nivel familiar, comunitario y social.
Una crisis de salud pública que avanza lentamente
La AAP les pide a los pediatras, padres y responsables de políticas que reconozcan el estrés tóxico como una amenaza para la salud pública que avanza lentamente y que puede atenuarse mediante un enfoque preventivo destinado a desarrollar y fortalecer las relaciones saludables.
"El concepto de usar las relaciones positivas como un escudo contra el estrés tóxico causado por las experiencias adversas nunca fue tan relevante", dijo Andrew Garner, MD, PhD, FAAP, uno de los autores de la declaración, generada por el Comité sobre aspectos psicosociales de la salud infantil y familiar, la Sección de pediatría del desarrollo conductual y el Consejo sobre la primera infancia.
Formar vínculos cercanos, saludables y enriquecedores
"En los últimos años, hemos experimentado una pandemia que provocó el aislamiento social y hemos tenido que lidiar con siglos de racismo estructural. Debemos tomar medidas para ayudar a los niños a formar vínculos cercanos, saludables y enriquecedores, ya sea dentro de la familia, la escuela o la comunidad".
La AAP recomienda que los pediatras prioricen las relaciones de confianza y respeto que comparten con los pacientes y sus familias. Pueden derivar a las familias con relaciones tensas para que reciban terapias basadas en evidencia, o trabajar dentro de sus comunidades para que esas terapias estén disponibles, si es que no se ofrecen.
Nuevas investigaciones también revelan que los cambios en el cerebro de los padres que experimentaron traumas en su propia infancia pueden hacer que les resulte difícil vincularse con sus hijos y criarlos. Estas familias pueden beneficiarse de la ayuda de la comunidad y de otras personas, especialmente después de la pandemia.
"Las familias pueden ayudar a los niños a adaptarse a las experiencias dañinas y la adversidad al modelar sus propias habilidades de resiliencia", dijo Michael Yogman, MD, FAAP, un autor del informe. "Esto puede implicar que les demuestren cómo pedir ayuda a familiares, amigos, vecinos u otras personas, o que les demuestren cómo manejar sus propias emociones intensas. Los padres y cuidadores no necesitan ser perfectos para ayudar a los niños a sentirse seguros, conectados y apoyados".
La AAP recomienda que los pediatras intenten detectar, examinen y aborden las posibles barreras para establecer relaciones seguras, estables y enriquecedoras. Las barreras incluyen determinantes sociales de la salud, como vivienda inadecuada, desigualdades en cuanto a la educación e inseguridad alimentaria, las propias experiencias adversas de los padres en su infancia, violencia en la pareja o en el vecindario, depresión o consumo de sustancias de los padres.
El pediatra no puede hacer este trabajo solo, según la declaración de política. La AAP les pide a los responsables de las políticas y los líderes comunitarios que aprendan cómo se influye en la salud de las relaciones en todos los niveles y que brinden su apoyo a programas y financiamientos que fortalezcan a las familias. Esto puede incluir ampliar las oportunidades de licencia médica por motivos familiares, aumentar los créditos fiscales por hijos, garantizar viviendas seguras y asequibles, apoyar la asistencia laboral y la capacitación laboral, promover el acceso universal a centros de cuidado infantil y escuelas de alta calidad, mejorar los servicios preventivos para la salud mental en la primera infancia, promover el aprendizaje emocional en las escuelas y ampliar las oportunidades de aprendizaje lúdico en vecindarios seguros.
La AAP también ofrece recomendaciones para familias, cuidadores, maestros, instructores y otras personas, que incluyen:
Aprender sobre técnicas de crianza positiva y formas de juego apropiadas
para el desarrollo, como la lectura compartida, ya que fomentan las relaciones
cálidas que mejoran la alfabetización, la función ejecutiva y otras habilidades
esenciales para la vida del siglo 21.
Aprender cómo manejar sus propias emociones intensas, para que puedan modelar esta habilidad y estar disponibles emocionalmente cuando sus hijos estén angustiados ("ponerse su propia máscara de oxígeno antes de ayudar a los demás").
Considerar la terapia para abordar el trauma no resuelto en la propia historia de los cuidadores. Los niños observan cómo los cuidadores se esfuerzan por convertirse en versiones ligeramente mejores de sí mismos cada día, y el desarrollo de una "mentalidad de crecimiento" es un predictor poderoso del éxito futuro.
Ayudar a los niños a comprender que sentir emociones intensas no tiene nada de malo: el desafío es ayudarlos a canalizar esa energía hacia una descarga constructiva como una pasión, un pasatiempo o una actividad que les dé alegría al tiempo que desarrollan habilidades generalizables.
Se alienta también a los legisladores a considerar de qué manera las experiencias adversas y el estrés tóxico en la infancia conducen a problemas de salud a largo plazo, desde depresión hasta diabetes y enfermedades cardíacas, que están llevando al sistema de salud a la quiebra.
"Los niños de nuestra nación están sufriendo tanto una crisis de salud mental como un desafío educativo en medio de la pandemia", dijo el Dr. Yogman. "Debemos aprovechar esta oportunidad y asegurarnos de que todos los niños tengan a alguien a quien puedan acudir, en quien puedan confiar dentro de una relación constante, positiva y enriquecedora. Esto beneficia a nuestros niños, nuestra sociedad y nuestro futuro".
Los recursos adicionales incluyen una declaración de política de la AAP y un informe clínico sobre "Atención informada sobre el trauma en el sistema de salud infantil", también publicados en el ejemplar de agosto de 2021 de Pediatrics.
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