Refinar y perfeccionar las habilidades motrices, desarrollar la precisión visual y mejorar la agudeza mental son tan solo algunos de los muchos logros que alcanzan los cuerpos jóvenes y en crecimiento que colaboran de gran manera con una experiencia deportiva real disfrutable y exitosa para su joven.
Piense en cuando agita una lata de refresco y no la abre: hay muchos cambios rápidos esperando suceder en estos niños. A veces pueden sentir que están cerca de adquirir una nueva habilidad y prácticamente explotan intentándolo. De repente sucede y festejan, no solo con emoción sino con alivio. Con suerte, usted podrá ver que cada etapa del desarrollo varía en cuanto al tiempo que se tarda en lograr determinada habilidad y también en lo completo de las habilidades en efecto desarrolladas.
Algunos jóvenes adquirirán una habilidad con bastante rapidez, mientras que otros tardarán más tiempo. Algunos jóvenes desarrollarán muy bien una determinada habilidad, mientras que a otros les costará. Es por eso por lo que los niños tienden a preferir determinadas actividades: esa es la belleza de la versatilidad de los seres humanos.
Piense en su infancia por un momento. ¿Se destacaba atrapando y batiendo pelotas de béisbol o tenía dificultades de coordinación entre manos y ojos y evitaba ese tipo de actividad? ¿Era buen lanzador u odiaba el dodgeball en clase de educación física cuando tenía que mostrar frente a toda la clase que no tenía habilidad para hacerlo? Ah, ¡ahora lo recuerda! Puede que vea esa imagen reflejada en su hijo, o tal vez se pregunte cómo es posible que haya heredado habilidades que usted no tiene.
Recuerde no perder la paciencia y robarle a su jovencito la posibilidad de adquirir una destreza en particular en la que haya estado trabajando con diligencia. Claro está que de vez en cuando su hijo podría estar probando aspectos más avanzados de un deporte, pero no hay que apresurarlo para que se exponga antes de que domine las habilidades actuales. Cuando éramos niños e íbamos a la escuela, las clases del año siguiente por lo general se basaban en el conocimiento adquirido el año anterior. No hubiera tenido mucho sentido cursar cálculo antes de cursar álgebra y geometría (aunque para un estudiante con pocas habilidades para matemáticas no creo que cálculo hubiera tenido sentido nunca). Lo mismo pasa con la adquisición de distintos niveles de avance en técnicas deportivas, movimientos, estrategias y entrenamiento. Un paso a la vez. Un lanzamiento a la vez. Un saque a la vez. Un salto a la vez. Una patada a la vez.
Las habilidades motrices, visuales y mentales, junto con el crecimiento físico, son solo parte del panorama general. Cada una contribuye lo suyo y juntas hacen el todo. ¿Alguna vez buscó la pieza que faltaba para que pudiera empezar a armar la siguiente parte grande de un rompecabezas complicado? El avance de la madurez del cuerpo y del cerebro permiten a su hijo obtener los beneficios del avance del crecimiento físico. Por supuesto, estos cambios físicos del crecimiento son evidentes. Nadie ignora el hecho de que, cuando sus amigos reciben la foto familiar de las fiestas tradicionales del año, Johnny mide 6 pulgadas más que en la foto del año anterior (que todavía luce en el refrigerador). ¡Por lo general tienen que mirar dos veces para comprobar que no se haya salteado un año!
Los cuerpos de las niñas cambian de forma y ellas empiezan a mirar a los chicos; los varones empiezan a afeitarse, adquieren más masa muscular y miran a las chicas. Estos cambios físicos sin duda afectan su desempeño ante los oponentes ya que se vuelven más fuertes, más rápidos y más habilidosos. Sin embargo, crecer no es la única respuesta en el juego de preguntas y respuestas del deporte. Otro factor fundamental que atraviesa un proceso de desarrollo se encuentra en el invisible ámbito de lo químico: la fisiología, en términos médicos elegantes.
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